Mark Knopfler – Las Ventas (Madrid)

Sí, con 61 años, pero un fenómeno al fin y al cabo. Y es que el ex- Dire Straits Mark Knopfler no dejó a ninguno impasible  en su concierto del pasado jueves en Las Ventas. El sol se había puesto en la capital, cuando veinte minutos mas tarde de la hora prevista, aparecián en el escenario Mark Knopfler y su banda, compuesta por otro ex-Dire Straits a la batería, y por un tropel de veteranos músicos que harían de las canciones de la estrella, auténtico arte.

Tras ser recibidos con un caluroso aplauso, el guitarrista tomo asiento, y comenzó a deleitarnos con una de las canciones estrellas de su último albúm, Border Reiver, y tras ésta, otros tesoros que su discografía en solitario acoge y que pese a ser graciosísimas canciones, no son tan ovacionadas como las que el de Glasgow creó para la banda disuelta hace ya 15 años.

Y es que Dire Straits va donde quiera que vaya Mark, pues pese a haber lanzado al mercado más discos en solitario que son los «sultanes del swing», es una huella que jamás se podrá quitar de encima. A muchos nos dolió el corazón cuándo nos enteramos de la separación de Dire Straits, y somos todos aquellos los que cuando acudimos a una cita con Knopfler, no sólo queremos escuchar el punteo de su guitarra, sino que deseamos volver a disfrutar las canciones que nos trasladan a esa juventud, o como a mí, a esa infancia.

Así que siguiendo las recomendaciones de su médico, Knopfler (sentado en la silla que lleva usando en todos los conciertos de la gira española) y los suyos, continuaron el pistoletazo de salida con «Sailing to Philadelphia», «What it is» o «Prairie Wedding». En todo momento el escocés parecía a gusto, pero más lo estuvo el respetable después de lo que se le vino encima. Y es que como caídas del cielo, llegaron a cada rincón de Las Ventas «Romeo and Juliet» y «Sultans of Swing», que consiguieron humedecer los ojos de no pocos de los nueve mil asistentes a la velada.

Quiso recuperar de sus comienzos de Golden Heart «Done with Bonaparte» y de su tercer disco en solitario extrajo «Marbletown» con un notable toque country, tan alejado de su anterior música. Y es que lo mejor de Mark Knopfler es que ha sabido triunfar con discos excepcionales, realizando una musica totalmente diferente a la de su antigua banda, una música viva, versátil, en movimiento y cambiante en todo momento, muy cercana a sonidos folk(lóricos) de muchas partes del mundo,fruto del genio que lleva dentro, y de sus ansias imparables por descubrir nuevos sonidos.

Ya se intuía el final después de casi hora y media de concierto, cuando tras «Telegraph road», realizaron un primer bis logrando mantener levantado al personal que se puso en pie para vitorear la magnifica interpretación de la legendaria «Brothers in arms» y que acompañó de bailes a lo que parecía ser el fin de una noche inolvidable con «So far away», sin duda indispensable en una cita como ésta, y que atrajo hacía las vallas de protección situadas delante del foso a todos aquellos amantes del «finguerstyle» de su ídolo .

La gente parecía haberse quedado más que satisfecha después de un concierto tan entrañable, en el que conseguimos estar como en casa, y comenzaba a abandonar el coso antes de que apareciesen de nuevo en el escenario, tras un segundo bis, para cerrar la noche con «Piper to the end». Última canción de su último disco, muy bien interpretada, pero que dejó un regusto agrio a los asiduos de los conciertos de Mark Knopfler que echaron en falta la mítica despedida con «Going Home».
 
En fin, lo que nos quedó en claro esa noche, es que hay músicos que saben envejecer, y otros que no. Knopfler sin duda es de los primeros, y es que el escocés además de un guitarrista excepcional, al que no parece afectarle el paso del tiempo, más allá de que ahora toque sentado y de haberse desprendido de la cinta de cabeza y la muñequera (con la que tan buenos resultados cosechó, y con las que tanto público acudió), sigue sobradamente capacitado para seguir componiendo y emocionando con sus creaciones. Cada canción es una joya, al igual que lo son sus dedos, que toquen lo que toquen, bien tocado estará.

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