MGMT + Smith Westerns – La Riviera (Madrid)

MGMT han sacado la vertiente más psicodélica de nuevo a la calle. Influenciados por los genios de los setenta, han sabido aprovechar el tirón de la radiofórmula para sacar a relucir su universo musical alucinógeno. Un universo lleno de imaginación, fantasía y talento, pero al que algunas veces le falta algo de chispa a fin de dar una nota más de emotividad como la que consiguen protagonizar con “Time to Pretend”.

Desde su lanzamiento en 2005, el tema fetiche de los otrora The Management, se ha visto envuelto en mil batallas, pero puede que ninguna tan trascendental como la de su cita en Madrid. En una noche muy fría y en la que la mitad del público acudió directamente a ver al dúo norteamericano, (la actuación de Smith Westerns quedó un poco desangelada) “Time to Pretend” se extendió por las venas de los presentes con una sencillez tan pasmosa, que la temperatura de La Riviera subió en cuestión de segundos hasta alcanzar el punto de ebullición exacto, para que las primeras propuestas de Congratulations fuesen desfilando apaciblemente.

Es curiosa la diferencia que existe entre “Kids”, “Time to Pretend” y el resto. El resultado en general de Congratulations es notable. Canciones como “Flash Delirium” o “I Found a Whistle”, por nombrar algunas, suenan preciosistas, heredan detalles de Leonard Cohen o Bob Dylan y juegan, como el mejor de los pintores, con una paleta amplia de sonidos, pero la brecha que existe con los grandes éxitos de la banda es tanta que les cuesta bastante mantener la atención del oyente. En su versión en directo, además, sufren para seguir el ritmo marcado por el comienzo fulgurante de la velada y compiten en interés con la anécdota de la noche: el cumpleaños de Ben Goldwasser. Una falta de sintonía quizá debida al exceso de liderazgo de las primeras y que desvirtúa injustamente la puesta en escena de melodías como “It’s Working”, de entre las nuevas, la más temperamental.

“Siberian Breaks”, por su parte, realza esta postura. Definida por sus creadores como su canción preferida del disco, el balance musical que engloba es impecable, armonioso y apaciguador, a veces tanto que su papel en directo resulta difícil de entender lejos de un festival al aire libre y, por mal que pese, puede incluso llegar hasta a aburrir. Todo lo contrario que “Kids”, que con un patrón más simplón, pero extremadamente contagioso, logra meterse a los espectadores en el bolsillo y consigue que la cita alcance, merecidamente, su punto cumbre. De ahí al final, la fiesta fue gradualmente volviéndose más sentimental gracias a los tonos de “The Handshake” y, sobretodo, de “Congratulations”, un sincero gracias a todos los seguidores que han hecho posible el sueño en que se ha convertido la experiencia MGMT.

Quizá Ben y Andrew no puedan escapar de la etiqueta de sus dos grandes estandartes tan fácilmente; incluso es probable que sea necesario que compongan algún corte que consiga llegar a su nivel para conseguir envolver el conjunto de su trabajo. Sea como fuere, lo que sí es seguro es que gracias a conciertos como el de esta noche, su objetivo de ir promoviendo poco a poco los días más psicodélicos de Woodstock, cada vez está más cerca.

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