Mogwai – Sala Jam (Bergara)

Ambiente perfecto para recibir a los escoceses Mogwai en su visita al País Vasco. Una densa niebla cubría el cielo de Bergara dándole un aire fantasmagórico que le iba que ni pintado a la música que íbamos a escuchar.

Poca expectación en los aledaños de la magnífica Sala Jam minutos antes del concierto, en realidad el recinto estaba prácticamente vacío, y por unos momentos temimos lo peor, sin embargo, a medida que se acercaba el momento en que los norteamericanos Kid 606, que hacían las veces de teloneros, tomaran el escenario, el público comenzó a aparecer.

Durante esos momentos de espera aproveché para acercarme al pequeño chiringuito que se había montado cerca de la entrada y adquirí el Ep que Mogwai ha sacado a la venta de manera excepcional en los conciertos de esta gira. Ep, que recomiendo encarecidamente y que contiene cinco canciones, dos de ellas en directo.

A las nueve en punto los Kid 606 salen al escenario, o mejor dicho, sale al escenario, ya que el grupo está compuesto por un solo tipo, que a los mandos de dos ordenadores nos ofreció cuarenta minutos ininterrumpidos de extrañísimas mezclas que, salvo pequeños instantes más melódicos, resultaron duros de pelar. Fue despedido con un cínico aplauso y él ni siquiera se despidió, consciente tal vez de que no había cosechado el éxito esperado.

A las once menos cuarto en punto, con puntualidad escocesa, salen al escenario Mogwai. Con un look de lo más austero y un saludo parco, » good night «, van tomando posiciones en el escenario y el órgano de iglesia de » Sine Wave «, pieza que también abre su extraordinario Rock Action rompe el silencio expectante de la sala. A ese órgano se le van añadiendo instrumentos hasta conseguir crear un ambiente impresionante que acaba en una catársis de ruido y belleza indescriptible.
Si Mogwai ha tratado de suavizar su sonido, sobre todo en Rock Action, en sus trabajos en estudio, lo que ofrecen en directo es una versión salvaje y descarnada que funciona a las mil maravillas.

Sin concesiones, ni para el aplauso, van desgranando pequeñas dósis de melodía embriagadora que se alternan con tempestades sónicas de fuerza diez que te obligan a pellizcarte en los brazos para saber si es verdad lo que estás oyendo.

Poco a poco van cayendo temas representativos de todas y cada una de sus etapas, desde la maravillosa » Summer » del ya lejano Ten Rapid hasta la emocionante » Cody » del, a veces, auto-olvidado Come on Die Young, por cierto, ésta es la única pieza del concierto en la que aparece la voz, tímida y acongojante.

El ambiente va subiendo de temperatura con la aparición de » You dont know Jesus «, tema que gana muchísimos enteros en su versión en directo y al que añaden un final nuclear en el que los acoples y los pedales sacan chispas, y sobre todo con la maravillosa » 2 Rights make 1 Wrong » una canción que les perseguirá para siempre.

Mogwai consiguen una comunión especial con su público a pesar de contar con el handicap de la ausencia de voz, y de una, nada estudiada, frialdad sobre el escenario. Daba la impresión de que la Sala Jam se había convertido en una enorme nave espacial que viajaba por la galaxia de Andrómeda a los mandos del capitán Cummings y sus secuaces.

Despues de hora y media de actuación, de los cuales los últimos quince minutos fueron una nueva explosión de belleza y decibelios, el grupo se retiró. Pero por poco tiempo, ya que los alaridos enfervorizados reclamando el postre de todos los que estábamos allí les obligó a aparecer de nuevo y regalarnos el de la casa. » Mogwai fear Satán » nos llevó al cénit de un concierto glorioso, de los que ya no quedan.

Al final del evento traté de entrevistarles, pero su amable manager nos indicó que no son amigos de las entrevistas y que casi mejor que nos fuésemos a escaldar cebollinos. No importó, como tampoco importó que se dejasen en el tintero maravillas como » Take me Somewhere Nice » o » Helicón «. Yo a estos tíos se lo perdono todo, ademas, ! qué diablos ! ya les entrevistaré la próxima vez, porque seguro que habra una próxima vez y yo estaré allí. Ni dudarlo.
Enormes.

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