Nacho Vegas + Aaron Thomas – Circo Price (Madrid)

Aaron Thomas abrió la noche en un Circo Price semivacío, desarrollando canciones cercanas, mundanas pero no del montón, acompañadas de una bonita voz femenina. No era el sitio más idóneo para un concierto tan “íntimo”, pero cumplió con su papel de telonero.

La banda de Nacho Vegas (Xel Pereda, Abraham Boba, Manu Molina y Luis Rodríguez) apareció primero, el de Asturias a continuación. Desde hace tiempo hablar de Nacho Vegas es hablar de historia de la música en España, con una trayectoria de más de 15 años desde que comenzara a andar con aquellos Eliminator Jr. en los 90. Y los años se notan, para bien. La profesionalidad y templanza que ejerce sobre el escenario son ya seña de identidad (de paso disimulan la timidez), y el repertorio acumulado en sus años en “solitario” da para unos cuantos conciertos bien diferentes.

El del pasado jueves fue, quizá, uno de los más acertados en mucho tiempo, sabiendo elegir el momento, sabiendo elegir la canción, haciendo un pequeño recorrido por todos sus discos, llegando incluso a estrenar tema. Inevitablemente sonaron los hits (ya) de siempre, como “Que te vaya bien, Miss Carrusel” o “El hombre que casi conoció a Michi Panero” (última canción del bis), pero también temas enormes como “8 y medio” (único momento en solitario, finalizado con la banda), “Nuevos Planes, Idénticas Estrategias”, “La canción de la duermevela”, “Perdimos el control”, “Días Extraños” o “Secretos y Mentiras”, que se fueron mezclando con lo mejor del último disco (El Manifiesto Desastre), de donde destacaron, por su ejecución, “Crujidos” y “Morir o Matar”, dos de las mejores letras, de paso, que este superviviente de la música indie ha escrito en mucho tiempo.

Precisamente en “Crujidos” se puede atisbar buena parte del espíritu sarcástico de Nacho Vegas, que comienza narrando algo “doloroso y triste” para terminar declarando “Que es jodido ya lo sé, pero no es dramático, esto no es tan trágico, esto no es un drama, no, te diré mil cosas por las que llorar …”.

Pese a no acercarse al lleno ni de lejos (quizá el precio de la entrada tuvo que ver) el concierto se vivió intensamente, la banda lo clavó, las canciones envolvieron el Circo Price, sonaron palmas y la gente disfrutó, que para eso están los directos. Muy lejos del desastre, vamos.

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