Negua: The Prodigy + Idles + Vitalic + Rex The Dog (Wizink Center) Madrid

El Bilbao BBK Live llevaba ya tiempo anunciando que el festival no termina en verano y que su intención es expandirse en el tiempo con este encuentro musical llamado Negua. Este festival, con visos de durabilidad, coincide con el BIME de Bilbao y en realidad sus artistas son parte del festival del norte. Fácilmente explicable si nos damos cuenta de que tanto Negua como BIME comparten promotora.

Cartel mayoritariamente electrónico para esta primera edición, con la salvedad de Idles de Brixton, amigos y protegidos de The Prodigy. Una propuesta altamente rockera y punk para comenzar la tarde del pasado viernes, que no atrajo la suficiente atención de los fans del sonido más “techno”. Una pena, ya que el directo de esta suerte de cruce entre Sleaford Mods, (inevitable no acordarse del dúo al oír recitar al líder; Joe Talbot) Sex Pistols y The Fall, no logró congregar ni a doscientas personas.

Aun así, desplegaron toda la artillería, tocando prácticamente por completo su primer álbum, Brutalism (Balley Records) con inapelables hits como: “Well Done”, “Mother” o “Divide & Conquer”, final apoteósico incluido con los dos guitarristas por los suelos y con sendos instrumentos en serio peligro de padecer daños irreparables.

El último en sumarse al cartel de este nuevo encuentro había sido Rex the Dog, o lo que es lo mismo, el musico y productor británico Jake Williams que al frente de una mesa repleta de sintes, cacharros varios y un ordenador, dio una actuación sin sorpresas y con temas conocidos por sus fans.

No faltaron: “Do you Feel What I Feel”, “Sicko” o “Teufelsberg”, y el público tan contento, como el propio musico, que en más de una ocasión sacó su teléfono móvil para fotografiar el ambiente del recinto. Uno de los momentos más celebrados del set del británico fue la versión que hizo en directo de su remix de Moby “Go”, que a su vez contiene samplers de “Laura Palmer´s Theme” de la serie Twin Peaks, el sampler dentro del sampler. Avisadme cuando alguien haga el remix del remix de “Go”.

La antesala del concierto de las auténticas estrellas de la noche le pertenecía al DJ y productor francés, Pascal Arbez bajo su alter ego Vitalic, que saltó al escenario del Wizink Center con una puesta en escena más trabajada que su anterior compañero de escenario, en cuanto a iluminación y efectos lumínicos. Recordemos que Vitalic se autodefine como un artista de música electrónica que une géneros como el Pop, Thecno o Rock, puede que sea así en sus discos, pero no en sus “lives”, al menos no en este, en el que se decantó por su lado más “dance”; convirtiendo el antiguo palacio de los deportes en una pista de baile gigante. Ideal para ir calentando todo para los supervivientes del breakbeat británico de los noventa.

Puede que The Prodigy ya no tengan mucho nuevo que ofrecer, si lo comparamos con el impacto que causaron en sus años dorados con discos como: Music for the Jilted Generation (1994 XL Recordings) o The Fat of the Land (1997 XL Recordings), pero sería injusto no reconocer que sus trabajos posteriores no están exentos de interés y de algún que otro tema incontestable. También es necesario abundar en que en directo no solo han conservado la energía de sus años más salvajes, sino que además han ido mejorando sin bajar ni un ápice en la intensidad de los mismos.

Para esta gira se están decantando por los comentados éxitos y así lo hicieron saber en el Negua, comenzando con toda una declaración de intenciones en forma de tres temas incendiarios: “Breathe”, “Nasty” y “Wild Frontier”. “Omen”, de su penúltimo álbum en estudio Invaders Must Die (2009), serviría de puente para uno de los momentos álgidos de la actuación protagonizado por “Firestarter”, para enlazar posteriormente con uno de sus últimos hits del disco del mismo título, “The Day is my Enemy”, toda una declaración de principios.

Entremezclándose con: “Invaders must Die” o “Smack my Bitch Up”, no faltaron temas para los seguidores más acérrimos como “Voodoo People” o “Their Law”, esta última casi al final del concierto. Tema por cierto, que en su día sirviera para protestar contra la ley que prohibía las raves en UK y que paradójicamente casi ha acabado convirtiéndose en un himno de estadio. Nadie está a salvo del mercantilismo, amigos.

Keith y Maxim no parecen tener fecha de caducidad y a pesar de estar en la cincuentena, siguen saltando y bailando como auténticos histriones. Esperemos que por muchos años y que no acaben convirtiéndose en una versión geriátrica de las Spice Girls, eso si no lo son ya y no nos hemos dado cuenta; cegados por los salvajes breakbeats que imprime en la sombra Liam Howlett.

 

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