Niños Mutantes

Escribir solamente de tu culo en tiempos como los que corren, sería la postura de alguien viviendo en una burbuja impermeable a lo que sucede en el exterior

 
Primera advertencia: esta no fue una entrevista al uso, más bien una charla con unos viejos conocidos. O unos amigos, si nos apuráis, porque a la gente que hace canciones que te llegan tan adentro, y además las muestran con tanto cariño y meticulosidad, uno les otorga la difícil corona de la amistad. Más cercanos que nunca, en la antesala de una prueba de sonido que les supondría el reencuentro con su público más íntimo en la ciudad que les vio nacer como personas y como banda, Juan Alberto Martínez (voz y guitarras), Migue Haro (bajo, guitarras y coros), Nani Castañeda (batería y percusiones) y Andrés López (guitarras y coros) nos recibieron amables y cómplices, haciéndonos creer que dedicarse a esto de hablar de música con los músicos no es tan mala idea.
 
Segunda advertencia: las veladas organizadas por la sala Boogaclub no presentan a los grupos en su formato habitual, sino que intentan limitar el aforo para que los asistentes se sientan lo suficientemente cómodos como para compartir coctel y momentos previos a las actuaciones con los propios protagonistas, en una de las iniciativas más loables de las que hemos sido testigos últimamente en Granada. Esta era una ocasión especial, un bolo especial y una banda especial, y no podíamos dejarla escapar sin que nuestros amigos, los Niños Mutantes para más señas, compartieran camerino y palabras con nosotros durante unos minutos. Al final, las conclusiones fueron jugosas, las declaraciones sinceras y el ambiente antes, durante y después del concierto, digno de nuestros mejores recuerdos.
 
Las noches del Boogaclub en Granada están siendo un verdadero éxito. Gran idea y gran cartel el que se han currado: Christina Rosenvinge, Jero Romero, Enric Montefusco (de Standstill), Sidonie y ahora vosotros. Por cierto, complicado superar el magnífico directo, y eso que era supuestamente un acústico, del trío catalán.
Nani: Superar a Sidonie en directo es una cosa muy complicada que solo lo logran los Niños Mutantes normalmente. Los queremos mucho y ellos como show son muy espectaculares, tienen un techo en su show que es muy complicado superarlo, y tampoco es que lo intentemos, nosotros tenemos nuestro show y ellos tienen el suyo. Ellos la verdad es que hicieron, porque yo estuve aquí, las canciones muy parecidas a como son en directo habitualmente y a mí me dijeron que querían hacerlo más a menos igual, y así fue. Nosotros sí hemos trabajado mucho este concierto, hemos hecho adaptaciones reales de prácticamente todas las canciones y llevamos como dos meses preparándolo, o sea que ahora lo único que tiene que pasar es que os guste, lo mismo las hemos destrozado.
Juan Alberto: Hemos trabajado mucho este concierto porque Niños Mutantes están muy basados en la energía normalmente en los conciertos, y dadas las características del ciclo y de este sitio, queríamos darle un enfoque más acústico, lo que pasa es que somos incapaces de hacer un acústico total porque el cuerpo nos pide siempre algo más de nervio, pero hemos hecho un esfuerzo. Por ejemplo, en la sección rítmica Nani hace una percusión totalmente diferente en prácticamente todas las canciones, yo voy en todo el concierto con guitarra acústica, Migue y Andrés también hacen arreglos diferentes a los que hacen habitualmente, vamos a cantar todos, en fin… Este ciclo está siendo genial, y no solo Sidonie. Al concierto de Christina Rosenvinge vinimos Migue y yo y nos encantó del de Jero Romero la gente salió encantada. Está teniendo un nivel artístico importante y yo creo que la gente agradece ver a los grupos ofrecer una faceta diferente y nosotros hemos intentado hacer eso, currarnos un concierto con un planteamiento totalmente distinto. Hemos tomado ideas de cosas que habíamos trabajado anteriormente pero va a ser un concierto distinto, así que tenemos hasta un poco de tensión.
Nani: A veces yo creo que los semiacústicos estos tienen como más riqueza musical.
 
Otra cosa que pensamos antes de asistir a uno de estos conciertos es si los grupos rescatarán algunas de sus canciones más antiguas, de las que no forman parte habitualmente del set-list. ¿Es vuestro caso?
Migue: Hacemos un repaso histórico de todos los discos, prácticamente en todos los conciertos hay al menos una canción de cada uno, a lo mejor alguno se queda fuera pero prácticamente hay como poco un tema, y yo creo que en esta ocasión hay de todos.
Juan Alberto: Es quizás el repertorio más pensado que hemos tenido. De hecho el otro día estaba contando las canciones y, por ejemplo, «Todo es el momento» lleva casi más canciones que ninguno. Hay un poco de todo, y sobre todo las canciones, salvo dos o tres de las que hacemos en este formato, prácticamente todas son lecturas diferentes.
Nani: No es un concierto tipo de la gira «Náufragos», aunque tiene cuatro o cinco canciones, claro, pero en la gira de este año del nuevo disco tocábamos ocho y ahora tocaremos menos.
 
Además parece que la temática en «Náufragos» se ha enriquecido, o aumentado, como lo queráis llamar, porque a las habituales temáticas relativas al amor o el desamor, o al ramalazo existencialista que siempre habeis arrastrado al escribir las letras, se unen ahora esos rasgos sociales o incluso políticos, os convertís en un grupo mucho más implicado con su tiempo.
Juan Alberto: El tema es que escribir solamente de tu culo en tiempos como los que corren pues sería la postura de alguien viviendo en una burbuja impermeable a lo que sucede en el exterior. Yo creo que ahora casi todos hemos dejado un poco de lado nuestros sentimientos y cuestiones más íntimas porque nos han envidado en nuestra vida real y cotidiana otras más colectivas, y no hablar de ellas es prácticamente imposible, salen en todas las conversaciones del día a día. No pretendíamos, y nunca lo hemos hecho, hacer letras buscando conectar con quien las oye, siempre hemos pretendido contar de la forma más sincera lo que nos está pasando en cada momento, y este disco refleja las vivencias de estos últimos años.
 
Es imposible abstraerse de ellas, y de todo lo que está pasando, sobre todo en la música y más específicamente cuando hablamos de tocar en directo. La industria está muerta, no se venden discos, etc… Frases hechas tópicos que se han convertido en la triste realidad.
Migue: A nivel de ventas los discos ya se acabaron, sobre todo con el tema de Internet. Personalmente la crisis claro que nos afecta, como a todo el mundo, pero tampoco ha sido una cosa muy grave.
Andrés:  Yo creo que sí se nota, no solo en el tema de las ventas de discos, sino en el medio año que llevamos hasta ahora sobre todo con el tema del IVA, que se ha acrecentado con que la crisis va a más, porque no se ha estabilizado nada ni hay brotes verdes ni pollas. Notas que hay muchas inquietudes culturales y musicales en todos lados, hay mucho público para eso, pero la gente se controla un poco más, quiero decir que no puedes hacer una programación de conciertos jueves, viernes y sábado porque la gente se reparte y ven uno solo. Eso se nota, la gente sigue yendo y nosotros lo agradecemos, es un esfuerzo brutal que hace mucha gente por ir, porque el ocio no es una necesidad primordial pero es necesario,  y la gente controla más lo que gasta y cómo lo gasta, son un poco más selectivos. Aparte de eso, que a nosotros nos vaya de puta madre es doblemente satisfactorio.
Migue: Eso es, nosotros hemos llegado a triunfar o a tener una dimensión más grande justo en la época de mayor crisis y estamos super contentos de que en muchas ciudades vendamos todo el aforo. En cuanto a lo que la crisis supone a nivel artístico, hace que la gente se coma mucho más la olla a la hora de hacer una canción, de pintar un cuadro o de hacer una obra de teatro, me parece que es un momento bonito para expresarse artísticamente. De hecho, cuando estudias historia, todos los movimientos van asociados a situaciones sociales.
 



Tal vez por eso, por la influencia de la situación social en vuestra música, a algunos «mutantes» que os siguen desde el principio les puede sorprender que hayáis «mutado» de forma tan evidente en este último trabajo. ¿El público siempre quiere oír los grandes éxitos, las canciones que ha escuchado siempre, o agradece en general que un grupo que carece prácticamente de ellos les siga contando las cosas a su manera?
Nani: Sabemos que hay mucha gente que estaría contentísima si siguiéramos siendo un grupo para veinte personas, pero no es justo que se nos exija eso. Como artistas, queremos que nuestro trabajo y nuestra creación le guste o se sienta vinculada a ella el mayor número de público posible, y no por el hecho de triunfar. Un artista que va diciendo por ahí que él no quiere que la gente reconozca su arte o es imbécil o no es artista, o es un mentiroso.
 
Al hilo de ese tema, no hace mucho Morrissey, al que supongo que admiráis igual que nosotros, hizo público un comunicado en el que instaba a sus fans a no comprar su último disco porque le parecía que la compañía discográfica no había hecho un buen trabajo de promoción y además era demasiado caro. ¿Se puede permitir eso alguien que está ya por encima del bien y del mal y que no tiene que demostrar nada?
Juan Alberto: ¿Pero Morrissey no se había retirado de la música?
Nani: A un tío millonario como él ya le da igual.
Juan Alberto: Creo que iba a salir de gira con Johnny Marr, ¿no? Para volver como los Smiths.
Migue: Él dijo que se había retirado de los escenarios.
Juan Alberto: Conectando con la pregunta que hacías, creo que lo más bonito que nos ha pasado es cuando presentamos «Las noches de insomnio», el primer concierto, que recordaremos siempre. Fue en Madrid, en Galileo, y de repente todo el mundo cantaba todas las canciones y el disco llevaba quince días en la calle. Para nosotros fue una experiencia nueva y cuando no conoces eso es muy fácil despreciarlo, pero una vez que conoces la sensación de que la gente entre en  comunión con tus canciones, es muy grande.
Migue: Yo creo que también hay una gran farsa en eso. La gente cree que la dimensión de pasárselo bien no pasa por cantar o bailar, y sin embargo tú cantando y bailando te lo puedes pasar fenomenal. También te lo puedes pasar muy bien sin hacerlo y estando superatento a algo, y nosotros mismos lo creíamos porque no habíamos experimentado esa dimensión, pero el hecho de ir ganando público no está confrontado con perder calidad.
Juan Alberto: Lo que está claro además es que eso pasa cuando alguien conecta por lo que sea con la gente, pero buscarlo adrede no funciona. Nunca hemos intentado hacer una canción diciendo «esto va a ser un melocotonazo, todo el mundo gritando y cantando». Si lo buscas lo más probable es que no salga nunca, nosotros siempre nos guiamos por intentar hacer las mejores canciones posibles, y unas veces conectan y otras veces no conectan. Por eso nos parece absurdo y muy gracioso cuando oyes a alguien diciendo «estos se han vendido al mainstream» o no sé qué… Yo lo único que hago es escuchar música e intentar hacer canciones chulas. ¿Dónde está el tío del talonario que ha dicho «cambia este acorde de mayor a menor inmediatamente»? Bueno, yo no entiendo eso de mayor o menor.
Nani: La gente se hace sus paranoias, pero nosotros somos cuatro tipos de barrio que trabajan en un local de ensayo pequeñito, con pocos medios e intentando hacer las canciones que nos gusten más y ya está. No hay más.
 
También nos confesaba algo parecido otro artista como Sr. Chinarro cuando se quejaba de que el público le pedía que volviera a tocar las canciones de los primeros discos, donde el sonido era más oscuro, no se entendían las letras y a sus conciertos iban diez o doce personas. Decía algo así como «sí, todo eso es muy bonito pero antes no me escuchaba nadie».
Juan Alberto: Además pasa otra cosa con Chinarro o con nosotros, que somos más o menos de la misma generación. A principios de los noventa, con la explosión indie, se volvió a producir un poco el fenómeno del punk de que cualquiera podía subirse a un escenario y hacer un grupo aunque no supiera tocar un instrumento. Había muchas cosas que eran indies porque forzosamente no podían gustarle a más de veinte o treinta personas, porque eran muy malas y estaban muy mal hechas, lo que pasa es que con unos egos grandiosos muchos de los autores de esas canciones, entre otros nosotros mismos también, pensábamos todos que éramos los más alternativos del mundo y que cagábamos oro con lo que hacíamos, y no es así. Tanto Chinarro como nosotros como más gente de nuestra generación hemos ido aprendiendo a hacer canciones, a tocar los instrumentos, a cantar, a escribir, y ahora se notan los frutos. Hombre, siempre llegará algún talibán que prefiera las canciones de cuando no sabías tocar porque eran más espontáneas.
Migue: Tendrían su gracia en aquel momento, pero también hay que ver las cosas desde otro punto de vista, y no es lo mismo ir a un concierto cuando tienes dieciocho años que cuando tienes treinta. Cuando piensas en los buenos recuerdos de cuando tenías veinte años está bien, pero yo ahora estoy viviendo en el presente, y esa gente echa la vista atrás y piensa en los conciertos de los Mutantes en aquella época. Coño, ¡que tenías veinte años!
Nani: A mí hace veinte años hubiera sido absolutamente imposible que me gustara un tío como Andrew Bird, y ahora mismo es mi artista favorito. Eso engancha con lo que dice Migue, es que hace veinte años solo podíamos hacer canciones como las de «Veneno-polen», y ahora pues nos gusta que el público las cante pero, hostia, es que hay ahí un universo de música tremendo, que lo has aprendido durante veinte años, y tú lo que quieres es hacer las canciones más redondas posibles. Al final seguramente lo que ha pasado es que esas canciones son cada vez más redondas y no creo que se pueda negar que hacemos canciones cada vez mejores, eso sería absurdo, y en un país como Inglaterra lo sería más aún. Las canciones tienen que ser lo mejor posible.
 
Quizás por eso que apuntáis y por la comparación con otros países, ¿creéis que ha faltado algo de espíritu crítico en muchas bandas en ese supuesto trasvase del indie al pop más masivo?
Juan Alberto: No lo sé, yo creo que cada grupo es libre de tomar el camino cualquiera. Si sus motivaciones son totalmente artísticas, perfecto, y si son que necesitan comer y llevar un sueldo a casa pues también son respetables. Llevamos mucho tiempo en esto, hemos visto a tanta gente que ha subido y que ha bajado que a mí cualquiera que se suba a un escenario suele tener mis respetos, pero no me resisto a decir una cosa en relación con lo que ha comentado Migue antes de la gente que reivindica más tus primeros discos por la memoria sentimental. Probablemente no es que le gustaran más los Niños Mutantes de hace quince años, es que se gustaba más él a si mismo hace quince años.
 
Es cierto que ahora tocáis mejor, pero precisamente por eso y porque la música que os gusta hoy no es la misma que os gustaba hace unos años, ¿no intentáis incorporar eso, algo de esos artistas o de esa música que tanto os interesa?
Nani: Los dos últimos discos están más cercanos al primero que a los otros cuatro.
Juan Alberto: Quizás son mucho más sencillos en los planteamientos.
Migue: También hemos aprendido que el silencio forma parte de la música y que no tocar también funciona a veces.
Nani: Hubo un punto de inflexión nuestro que fue «Todo es el momento», que yo considero el disco más barroco. Ahí llegamos a un punto de barroquismo en que el disco tiene una condensación brutal en los arreglos y en las canciones.
 
Me alegra que lo reivindiquéis, porque para la gran mayoría de la crítica musical ese disco pasa por ser vuestro punto más bajo creativamente hablando. Se habló incluso de falta de inspiración cuando, y esto es una opinión personal, ahí estaban algunas de vuestras canciones clave y trabajasteis el sonido más que nunca.
Migue: «Todo es el momento» nos abrió muchísimas puertas.
 Juan Alberto:  Fue un cambio, y además fue la nueva etapa en la que Andrés entró en el grupo y trajo la música, que es lo que digo yo siempre sobre su incorporación.
Nani: Es verdad que luego tiramos para atrás, hacia sonidos más naturales. Sinceramente, en ese disco hicimos una superproducción en todo momento, por eso estuvo Fino Oyonarte involucrado y hubo muchos otros factores que se dieron para que Niños Mutantes hiciera ese último disco, porque en aquel momento era como todo o nada, si servía pues bien  y si no a tomar por culo. Luego ni nos fuimos a tomar por culo ni nada, pero esa fue la intención, la de hacer un disco a lo grande. Por eso digo yo que me parece como más barroco.
Migue: En «Las noches de insomnio» volvimos al espíritu de «Mano, parque, paseo», a aquella inmediatez.
Juan Alberto: Lo que estamos diciendo es que con nuestra música siempre nos hemos movido entre dos polos que nos atraen y que nos llaman: por una parte, que las canciones tengan cierta tensión, cierta oscuridad, y ahí por ejemplo habría muchas de la época de «Canciones para el primer día en la tierra», como «Oso polar» o «Ejército de brutos mecánicos»;  y luego tenemos otro polo más luminoso, y en este último disco quizá le hemos perdido miedo a la parte luminosa de nuestra música. Siempre la hemos respetado menos, hemos respetado menos a canciones que a la gente le gustaban mucho de los primeros discos como «La fuerza», «El sonido de mi corazón», «No quiero bailar» o «Tu perro». Las canciones luminosas nos parecían más inmediatas y quizás nos llamaban menos la atención.
Nani: «Capitán cobarde», que en aquel momento la tocábamos mucho, podría ser perfectamente hoy en día «Hundir la flota», y ahora estamos super orgullosos de esta última. En aquel momento nos costaba hacer esas canciones, renegábamos mucho de esa parte.
 
Hablando de «Hundir la flota», menudo regalo el que os (y nos) hizo Alexis Morante con la realización del vídeo de la canción. Sin duda es el mejor que habéis rodado hasta ahora, con chapuzón en el mar a horas intempestivas incluido.
Nani: Tenemos la suerte de que Alexis quiera hacernos los vídeos, porque los tres que ha hecho son magníficos y en «Náufragos» se sale.
Juan Alberto: Si lo que hay en Almuñécar puede llamarse mar, sí, fue un chapuzón en el mar.
Andrés: Yo conocía a Alexis y él estaba en Cuba, después se fue a Los Angeles y me dijo que le apetecía hacernos un videoclip. Yo les tenía que hablar del tema a esta gente, y ahora lo adoran, es como de la familia. El choque inicial fue gracioso, ahora resulta anecdótico, porque la primera escena que rodamos con Alexis fue la parte secundaria de «Errante», e incluso nos presentó un proyecto en el que iba a venir un extraterrestre y tal… Bueno, nosotros pensamos que se le iba la olla y tal, pero la realidad es que cuando vimos lo que había hecho se nos cayó la baba y a partir de ahí ya nos tiene en la palma de la mano.
Juan Alberto: Lo mejor es que no tiene ningún prejuicio.
Migue: Eso está de puta madre, el tío solo quiere entretener pero entretiene bien, no se moja tampoco ni se tira al barro, pero lo hace sin prejuicios como dice Juan.
Juan Alberto: No hace el vídeo desde la perspectiva de «soy un superartista y quiero hacer un vídeo que pase a la historia, soy de Barcelona o de Berlín», no.
Andrés: O «voy a superar la canción, yo voy a ser más que la canción». Cuando tú haces un videoclip estás al servicio de la canción. Es un tío muy creativo, y tíos creativos hay muchos pero él te dice «yo te voy a hacer esto así». Nosotros hubo momentos que nos lo pasamos muy bien en Almuñécar.
 

Deja una respuesta

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien