Oasis – Palacio de los Deportes (Madrid)

La gira presentación de Dig Out Your Soul (2008), séptimo trabajo de estudio de los Gallagher, dejó dos fechas en nuestro país. La primera de ellas, en la capital y con todas las entradas vendidas desde hace semanas, demostró que la popularidad de los hermanísimos británicos se mantiene intacta tras casi quince años de carrera.
A la hora prevista las luces se apagaban y “Fuckin´ in the Bushes” tronaba en el Palacio de Deportes, con miles de brazos en alto y algunos litros de cerveza volando, mientras la banda ocupaba el escenario y Liam repartía botellines de agua entre las primeras filas.
Estrenando batería –buena nota para Chris Sharrock– y con el acostumbrado teclista adicional, los mancunianos se estrenaban con “Rock´n Roll Star”, reivindicando su grandeza tiempo atrás. En ese momento se echaba en falta un mayor volumen, mientras que un sonido grumoso echaba por tierra el gran single “The Shock Of The Lightning”. Ciertas correcciones se hicieron efectivas con la firmeza de “Cigarretes & Alcohol”, mientras una fugaz “The Meaning of Soul” daba paso a las discretas “To Be Where There´s Life” y “Waiting for the Rapture”, donde Noel se hacía con el protagonismo. “The Masterplan” fue el primer gran instante real, sorprendiendo aún hoy la calidad del tema, justo antes de que Liam recuperase el puesto como cantante principal con “Songbird”, su mejor composición hasta la fecha.
El pequeño de los hermanos ha cambiado la magnética arrogancia de sus primera giras por pasotismo común (subirse los cuellos del abrigo y poco más), con  una falta de intensidad que incluye acortar irritantemente sus frases tras el micro. “Morning Glory” y “Slide Away” supieron a gloria, pero terminaron de evidenciar que el mejor momento vocal del frontman forma parte del pasado. “The Importance Of Being Idle” –presentada como “Live Forever” (¿!)- marcaba el inicio (sin fin) de la parte más disfrutada de la noche. Ahora sí, Liam parecía entonarse con otra composición propia, “I´m Outta Time”, y ofrecía su mejor registro en “Wonderwall” –coreadísima como era de esperar- y una enorme “Supersonic” cerrando la parte central del espectáculo.
Los extras comenzaron con una deliciosa lectura prácticamente acústica de “Don´t Look Back in Anger”, que un público eufórico apenas permitió a Noel terminar. A estas alturas del partido, “Falling Down” resultó inapropiada por poco implicante, antecediendo a una emocionantísima “Champagne Supernova”. Ésta y la enorme revisión del “I am the Warlus” de The Beatles con la que la banda finalizaba sus primeras giras, fueron sólo dos de los grandes destellos de un concierto que por momentos también dejó la agria sensación de mero trámite.

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