Ocellot + Súper Gegant (Concerts Caràcter) – Institut D´Arts Santa Mònica (Barcelona)

Un sitio como el Arts Santa Mònica no puede ser tratado como escenario desde el cual se da un concierto al público, en sentido vertical: los años de compromiso con el nuevo talento y el arte moderno no lo permiten así. Hay una única manera de sintonizar con un espacio de estas características y es tratarlo como un espectador más, como alguien a quien agradar. Y así, deleitando el espacio, actuaron Ocellot y Súper Gegant -ambos debutando en largo despues de un EP, los primeros de la mano de Famèlic; los segundos, de The Indian Runners– en el marco de la noche de los museos barcelonina. De la mano de Caràcter, programa este que se está convirtiendo en un inesperado termómetro de la escena indie barcelonina, los dos grupos se dispusieron a transformar un centro de arte en una capilla musical.
Ocellot fueron los primeros en ocupar el claustro del edificio. Una puesta en escena muy acorde con su música, involucrando caras pintadas y ninguna espectacularidad innecesaria, y unas interpretaciones que de nuevo esquivaban lo vertical para acercarse al público de tú a tú, no como performers regalando música sino como gente compartiéndola. Las sombras proyectadas en la pared por los focos i los punteos de «Invitació» atrayeron el mar hasta el edificio a lo Tame Impala o Animal Collective, y así, entre espirales percutivas y ecos tirando a lo místico, interpretaron su aún reducido repertorio -temas de Molsa Molsa acompañados de la anterior «Escola de Colors», todos desbordando esa magia de la tribu, del orígen de la música- en el espacio entre algunos espectadores-pájaro y sus propios gritos de «¡Tolleco!».
Con un público más calmado -no necesariamente menos entregado, viva el disfrute musical de pies anclados- aparecieron para el relevo Súper Gegant, igual de eficaces aunque con una estrategia contraria: más recatados cuanto a todo -las interacciones con el público cambiadas únicamente por miradas, el maquillaje por camisas bien abrochadas, la internacionalidad por Reus- fueron a Ocellot lo que un hermano mayor responsable al lado de un movido pequeño: menos energía palpable en el directo, pero también una mayor madurez y ese algo que a veces hace más bella la tristeza que la alegría. El encanto del lo-fi digno de The Pastels o The Wedding Present sedujo especialmente en la agridulce «Torna» así como en una de las mejores odas al desencanto jamás compuestas, la canción que da nombre a su álbum Camina i oblida. Decían en una entrevista para el citado programa que el impulso creativo les llegaba mayoritariamente en los momentos malos, y sin duda algo de eso traspuaron durante la noche: solo tres personas hicieron retumbar el vacío físico para hacernos darnos cuenta del otro. No sé si algo tendrá que ver la presencia de un meteorólogo en la banda, pero si decíamos que Ocellot había traído el mar al edificio, Súper Gegant hizo llover. De unos o de otros, el caso es que salimos empapados.
 

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