Pilot to Gunner – Games At High Speeds (Arena Rock Recording Co. / Rykodisc)

Siempre han existido, a lo largo de la historia de la música rock, grupos que no han gozado en su momento de una especial acogida por parte de la crítica ni del público, pero que años después han conseguido el reconocimiento gracias a la fenomenal influencia que han tenido sobre otras bandas. Uno de los casos más claros de este tipo de grupos es, indudablemente, Jawbox.

El grupo de J. Robbins marcó en los años 90 un antes y un después en la historia del rock, (entonces llamado alternativo), y desde hace tiempo están recogiendo la cosecha sembrada con aquellos discos memorables. Para los que no conozcan a Jawbox diremos que su música es rock de alto octanaje, interpretado con rapidez y eficacia, con un maravilloso tratamiento de las guitarras y con unas melodías vocales exquisitas. Sus canciones contaban con unas estructuras que nunca antes se habían construido con tanta agudeza, y ahí, en la forma en que estaban construidas las canciones, es donde reside la singularidad de la banda. Para los que se las apañen bien con las etiquetas y a pesar de pecar de reducionistas, diremos que Jawbox ha sido la banda que ha fundamentado, junto a los no menos influyentes Sunny Day Real Estate y otras pocas bandas, las bases de eso que ahora se llama emo-core.

Pilot to Gunner, el grupo que hoy comentamos, es una de las muchas bandas que se sirve del enorme legado de Jawbox para establecer su discurso musical y sus hallazgos, este “Games at high speeds”, son excelentes y dignos del lugar del que proceden.

Lo primero que debemos decir sobre este lp es que estamos ante un disco de rock al que le van apellidos como emo-core o post-hardcore, aunque no sea más que rock acorde con los tiempos en que vivimos: rápido, sensible, violento y mágico. Está compuesto por once canciones marcadas fundamentalmente por el uso creativo de las guitarras. Las dos guitarras se complementan a la perfección y, a lo largo de todo el lp, mantienen intensos diálogos musicales entre ellas. Y así, cuando una ruge la otra se mantiene en silencio y cuando una se encuentra remarcando algunas notas, la otra está construyendo fenomenales pasajes rítmicos. En otras ocasiones las dos se vuelven ásperas y, en otras, las dos nos envuelven en un mar de tranquilidad. Se nota el trabajo escrupuloso de los guitarristas y el supremo gusto que tienen para elegir lo que interpretan. De esa lucha por encontrar la manera ideal de tocar se benefician las canciones, que se tornan gigantescas.

Las bases rítmicas también están muy bien trabajadas y consiguen que las estructuras de las canciones se asienten sobre unos cimientos fuertes, para que, por último, la voz pueda dibujar unas espléndidas melodías, repletas de fuerza y con una clara predisposición a ser coreadas. Aquí, en la parte vocal, es donde se ve con más claridad la fuente de la que beben, porque muchas de las melodías parecen robadas del cajón donde guardaba las canciones J. Robbins.

Ninguna canción desentona, porque todas animan, por una parte, a dar saltos y cantar y, por otra, a reflexionar sobre qué es el rock ahora mismo. Aunque, sin duda, hay tres canciones que destacan por encima del resto:
“It’s so good to be here in Paris”, con su estribillo adictivo e inolvidable y con su ritmo pausado, que invita al oyente a disfrutar sin pudor de la magia que transmite. “Zero returns” con su frénetica introducción y su prodigiosa melodía sobre el entrecortado y vertiginoso desarrollo de la estrofa. Y, por último, “Actions Item”, la canción definitiva, con unos riffs de guitarra increíbles y una melodía que no podemos sacar de nuestra cabeza por la claridad y la sinceridad con la que está compuesta.

Esta canción no estaba incluida en la primera edición del disco, porque este fenomenal lp fue originalmente editado en el año 2001 por la pequeña (aunque prestigiosa) compañía Gern Blandsten, y se ha vuelto a editar este año por la más potente Arena Rock Recording. Con lo que está contando con una mayor repercusión, más acorde con la calidad de su contenido.

En definitiva, no dudes en conseguir este lp si lo tuyo es el rock contemporáneo con melodías sublimes, porque no te defraudará. Y, por supuesto, si no la tienes, no dudes en conseguir toda la excelsa discografía de Jawbox. De este modo entenderás mejor qué es lo se hace ahora en el mundo del rock.

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