Plants and Animals – Barden’s Boudoir (Londres)

Habiendo tenido la oportunidad de alucinar con los exquisitos Plants and Animals durante la pasada edición del Primavera Sound, la noticia de que volvían a actuar de este lado del Atlántico resulta una agradable sorpresa. El trío canadiense, compuesto por el inefable vocalista y guitarrista Warren Spicer, el fabuloso batería Matthew Woodley y el polifónico y encantador Nicolas Basque a la guitarra, teclados e instrumentos indefinibles, nos regaló en 2008 uno de los mejores discos del año: Parc Avenue (Secretly Canadian, 2008) – y lo apoyó en el Primavera Sound con un concierto majestuoso. El lugar escogido era el Barden’s Boudoir, un sótano exquisitamente decadente con aspecto de haber visto noches bien gloriosas, y que le permite a uno acercarse a la banda lo suficiente como para que le salpiquen a uno de sudor: que más se puede pedir!

Como teloneros tuvimos la oportunidad de disfrutar de Dry the River, un cuarteto que ejecutó su repertorio de pop-rock cuasi-sinfónico y bastante trágico (véase The Arcade Fire) con pasión y maestría. De hecho su propia actuación ya mereció haber salido a pelarse de frío para llegar hasta la sala, y queda pendiente seguirlos más de cerca.

Los propios Plants and Animals saltaron a escena y entraron directamente al tajo ofreciéndonos uno de los temas que se incluirán en su nuevo disco, aún sin título, y que saldrá a la luz en la primavera de 2010. El tema, “Sparks”, parece algo más contundente que los de su primer álbum, pero la verdad es que es un poco difícil de apreciar y seguramente no sabremos como será ese nuevo trabajo hasta que no haya pasado por el estudio de grabación… esta parece una característica de Plants and Animals en vivo: los arreglos orquestales y la exquisita coordinación y técnica tan predominantes en sus discos reciben, sobre el escenario, un extra de fuerza, pasión y sudor – aunque sin perder un ápice de calidad instrumental, coordinación ni precisión.

EL concierto repasó prácticamente la totalidad de Parc Avenue y nos permitió disfrutar como enanos escuchando a una banda cuyo instinto musical es sencillamente sorprendente. En temas como “Faerie dance”, con constantes quiebros rítmicos y líricos, o en la espectacular “New kind of love”, el trío de Montreal demostró su capacidad para transformar piezas prácticamente orquestales en temas vivos, vibrantes y capaces de levantar al más pintado de su asiento. La verdad es que es un singular placer poder escuchar a tres palmos de los propios músicos canciones tan buenas (y ejecutadas con tanta calidad y entrega) como “Bye bye bye”, sin duda su tema estrella a juzgar por la reacción del público. Y también es un gusto comprobar como los dos o tres nuevos temas que tocaron parecen ser exactamente igual de buenos, como mínimo, que el repertorio con el que ya nos impresionaron el año pasado. Nos quedamos, pues, muertitos de ganas de escuchar su próximo álbum.

Para acabar, un bis en el que prácticamente teatralizaron la instrumental “Guru”, incluyendo un espectáculo de distorsiones y acoples entre guitarras, amplificadores y micrófonos que quedó poco apañado dado que el equipo de sonido del local no acababa de sonar demasiado fuerte (o debido a que Warren Spicer no se atrevió a hacer más ruido, o vaya usted a saber), pero que pareció un broche final adecuado para una banda que tampoco tenía mucho más repertorio del que tirar.

Nuevamente, Plants and Animals impresionaron por la tremenda calidad y variedad de su repertorio (la verdad es que escuchar Parc Avenue es, cada vez, una revelación), y por la portentosa manera en que llevan sus temas al escenario, demostrando que son tres excelentes músicos con ideas realmente interesantes en la cabeza. Este es un grupo que pide a gritos un estadio lleno, y cuya calidad tendría que llevarles muy, pero que muy lejos.

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