Recordamos a Paco de Lucía: tributo a un artista esencial y universal

Es bastante curioso lo que pasa en este país con sus músicos y figuras más eminentes. Ha fallecido Paco de Lucía, casi con toda probabilidad nuestro músico más internacional de los últimos 50 años, pero en la televisión hablaban de otras cosas.

No hay demasiado morbo en el hecho de que un señor de 66 años muera de un infarto. ¿Para qué cambiar la programación? Ya lo despacharemos en el telediario hablando de «Entre dos aguas» y sacando alguna imagen de algún festival. Es injusto. Es por eso que, sin ser un gran seguidor del flamenco en general ni de Paco de Lucía en particular, me he puesto a escribir este texto.

Es difícil valorar la importancia de Paco de Lucía para la música popular. Lo más sencillo sería decir que en 1973, con su álbumFuente y Caudal, sobre todo con el tema «Entre dos aguas», cambió el rumbo del flamenco. Sería sencillo y además sería cierto, pero sería también quedarse muy corto. La verdad es que Fuente y Caudal es el primer álbum de flamenco que aparece inevitablemente en la gran mayoría de listas de los mejores álbumes nacionales de todos los tiempos.

Y también es verdad que «Entre dos aguas», esa pieza a ritmo de rumbita que aparecía en aquel disco, rompió moldes y fronteras. Pero también es cierto que para entonces Paco de Lucía llevaba ya una década colaborando con Camarón, que en 1973 ya contaba con cinco discos en solitario, y que precisamente «Entre dos aguas» fue una especie de accidente. No diré que fuera un tema de relleno, pero en muchas entrevistas se ha mencionado que el tema entró en el álbum al final, un poco de tapadillo.

El germen, de todas maneras, ya estaba puesto desde tiempo antes. La grabación de Sabicas con Joe Beck, Rock encounter (1966), podía parecer una especie de anécdota, pero en una época donde la fusión del jazz y del blues con otros elementos de la música, popular o culta, estaba a la orden del día, aquel experimento hizo que muchos tomaran nota. Paco de Lucía, que por entonces ya colaboraba con Camarón, fue seguramente uno de los más atentos a ese movimiento del maestro Sabicas. En 1969 grabó «Fantasías Flamencas», un álbum en el que se podían entrever ligeros escarceos con otras músicas, como en «Guajiras de Lucía». Sin embargo, un par de años antes ya había colaborado con Pedro Iturralde en un disco llamado, con gran claridad y simpleza, Flamenco-Jazz.

Los primeros 70 era una época de agitación musical. Nombres como Gonzalo García-Pelayo o Ricardo Pachón andaban ya en diversos proyectos. Uno de ellos era el de Smash, un heterogéneo grupo andaluz que grabó en 1971 «El garrotín», una mezcla de rock y flamenco que, de nuevo, quedó como algo curioso aunque el single vendiera varios miles de copias. Años más tarde, aprovechando la nueva coyuntura propiciada por el éxito de Camarón, nuevas grabaciones de Smash y El Agujetas vieron la luz con el nombre de «Vanguardia y pureza del flamenco».

Todos esos antecedentes, en cualquier caso, quedaron empequeñecidos ante la gesta de Paco de Lucía con «Entre dos aguas» y el álbum que la incluía. No sólo consiguió que todo el mundo, desde Estados Unidos a Rusia, volvieran la mirada hacia el flamenco (que no dejaba de ser música folk española), sino que también logró que los propios amantes del flamenco, al menos los más inquietos, empezaran a abrir los oídos a otras músicas. También logró que el papel del guitarrista del flamenco dejara de ser secundario,  y pasara de aparecer siempre acompañando a la estrella (el cantaor), para convertirse en estrella por sí mismo, creando sus propios temas, estructuras melódicas que funcionaran por sí mismas y no como complemento de canciones ajenas. Gente como Manolo Sanlúcar (que muy poco después triunfó con otra rumba, «Caballo negro») o Tomatito supieron aprovechar bien ese nuevo escenario. Fueron muchas, por tanto, las puertas que abrió o ayudó a abrir Paco de Lucía. Entre ellas, la del Teatro Real de Madrid: fue el primer artista flamenco en actuar en tan preciado escenario.

A mediados de los 70, separados ya sus pasos y los de Camarón, formó su propio grupo con sus hermanos, convirtiéndose en sexteto con la incorporación de otros músicos. En aquella época introdujo el cajón peruano en el flamenco contemporáneo, otro de sus grandes hallazgos. A principios de los 80 empieza a colaborar con gente como Al Di Meola, Chick Corea o John McLaughlin, internacionalizando todavía más su música. No por ello olvidó sus fuentes ni sus orígenes: al mismo tiempo que hacía jazz, salsa o música oriental, homenajeaba a Federico García Lorca, a Joaquín Rodrigo o a Manuel de Falla.

En los años 90 lo más comercial que hizo Paco de Lucía fue su colaboración en la banda sonora de la pelicula Don Juan de Marco, participando en el éxito del tema «Have you ever really loved a woman», con el cantante Bryan Adams. Su nombre volvió a sonar a nivel popular, lo que seguramente propició la aparición de una antología de sus éxitos que vendió más de 50 mil ejemplares, un hecho bastante notable. Con el nuevo siglo Paco de Lucía va espaciando sus apariciones públicas, dejando incluso de tocar por un tiempo. En 2004 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, así como un Grammy Latino.

Hoy ha fallecido un artista español conocido en todo el mundo y respetado y admirado por gente como Eric Clapton, Carlos Santana oRichard Chapman. Un artista al que se le llora hoy en Japón tanto como en España, un músico español cuya entrada en la wikipedia en inglés es mucho más larga y más documentada que su equivalente en castellano, y del que se están subiendo a Youtube homenajes en ruso. Son datos para la reflexión, pero también para sentirse orgullosos en un tiempo en que la cultura española, la musical en particular, parece sufrir un complejo de inferioridad.

Creo que no cabe duda de que se ha ido un grande, al nivel de los más grandes.

 

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