Redd Kross – Researching the blues (Merge)

Desde la reaparición de Redd Kross a mediados de la pasada década (incluso desde antes, puesto que la banda en realidad nunca se separó oficialmente) se venía hablando de la posibilidad de un nuevo álbum de los hermanos McDonald. El esperado sucesor de aquel gran disco de power pop que fue Show World (1997) llevaba camino de convertirse en un nuevo caso «Chinese Democracy«. Siempre con esa indisciplina indolente, con esa actitud de no saber si se toman las cosas en serio o de cachondeo, llevaban desde el verano de 2008 (en sendas entrevistas para Ruta66 y el Popu) anunciando a bombo y platillo que tenían un nuevo disco casi acabado. Pero todo se iba alargando: que si fulanito tiene compromisos como productor, que si menganito está girando con tal o cual banda, que si falta grabar unas voces, que si faltan las canciones de nosequién… El caso es que las expectativas se inflaban cada vez que Redd Kross aparecían por España para dar uno de sus (casi siempre) memorables conciertos, y se desinflaban casi al mismo ritmo. Entretanto aprovecharon para lanzar su primer DVD en directo, reeditar algunos de sus discos, recuperar demos perdidas y…sí, también para presentar alguna de sus nuevas canciones («Uglier»).

Finalmente. este mes de agosto ha llegado hasta nuestras orejas el esperadísimo Researching the blues. Las primeras reacciones de los fans, al escuchar el disco, están oscilando entre el escepticismo por los 15 años transcurridos, la desilusión de algunos por su poca duración (10 canciones, treinta y pocos minutos), el disgusto de otros que lo encuentran demasiado rockero (habría que recordarles que la banda que lo firma es la de Neurotica y no la de Phaseshifter) y el entusiasmo de muchos al descubrir que Redd Kross no sólo mantienen el nivel sino que han firmado un disco capaz de competir con sus mágicos trabajos de los 90. Personalmente me alineo con estos últimos. Su contundente y ya mítica mezcla de garaje y pop melódico (o de KISS y Beatles, como nos hemos hartado de leer todos estos años) se mantiene intacta y a una altura excelente. Siguen dominando los registros más garajeros («Researching the blues», «Uglier», «The Nu Temptations»), el power pop 70s («Dracula’s Daughter» suena a Big Star tanto como «Choose to play» recuerda a los grandísimos Cheap Trick) ó 90s («Meet Frankestein», «Hazel eyes» sigue enhebrando el hilo que une a los Byrds con Teenage Fanclub) y el pop rabioso y guitarrero de raíces Beatles («Stay away from downtown», el tema más brillante del álbum).

Efectivamente, el disco se hace corto. Vale, acepto que tras 15 años de silencio discográfico podrían haber tenido más y mejores canciones en la recámara, aunque esto último es discutible en un grupo con la actitud vital de los californianos. Por mi parte, emulando la actitud sabia y sin rencor de Fray Luis de León (o Unamuno), entono un sonoro «decíamos ayer», finjo que la última década no ha existido y me dispongo a darle la enésima escucha (enésimo disfrute) al mejor disco de power pop de lo que va de siglo (con permiso del Welcome Interstate Managers de Fountains of Wayne). 

 

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