Reincidentes – Sala Industrial Copera (Granada)

La sala granadina La Copera sirvió de escenario inmejorable para uno de los grupos de mayor calado del panorama rock estatal.

Presentaban su último -y casi recién salido del horno- trabajo “Cosas de este mundo” (2002) que, al igual que ocurriera con “La otra orilla” (2001), es de carácter benéfico. Las ventas íntegras del disco se destinan a ONG. Se el primer disco con Locomotive de los andaluces. Este hecho constituye una prueba más que evidente del grado de compromiso del grupo con determinadas labores sociales demostrando, así, que letras reivindicativas van íntimamente cogidas de la mano con actuaciones y hechos concretos. Todo ello hace que las letras sean más que creíbles para su público.

Precisamente por las letras, así como por el sonido, siempre contundente, del que hacen gala, la sala registró un lleno casi absoluto, con unas 1.500 personas. Un público que, si bien abarcaba múltiples generaciones, era mayoritariamente “joven”, algunos casi rozando la adolescencia.

El concierto comenzó con algo de retraso, hecho que impacientó –no demasiado- a un sector del mencionado público, ávido de Reincidentes, y que pronto comenzaría a vibrar con el sonido sin fisuras del que dieron muestras a lo largo de la hora y cuarenta y cinco minutos que duró la actuación.

Canciones antiguas se entremezclaron con canciones del nuevo doble, si bien, llegaron a tocar gran parte de las que conforman dicho último trabajo. Punk, rock del pueblo (mejor que rock urbano), ska…, todo eso y más se mezcla en el evolucionado sonido de Reincidentes. La presentación de los nuevos temas la notó la mayor parte de los allí presentes que, a pesar de que el concierto no decayó en ningún instante, se mostraron un poco más expectantes con los temas recientemente salidos al mercado.

El perfecto acoplamiento y ejecución de los instrumentos con las voces, tanto de Barea –guitarra- como de Finito de Badajoz -guitarra- como de, por supuesto, Fernando -bajo y voz principal-, proporcionó un sonido cargado de fuerza, de rabia contenida, y de, por qué no decirlo, sentimiento.

Los momentos de mayor exaltación se pudieron vivir cuando comenzaron a sonar los casi ya míticos acordes de “Vicio” –una de las canciones más aclamadas-, así como con “Cartas desde el asilo” –que cuenta una historia desgarradora y que da, como mínimo, mucho que pensar- y “Jartos daguantá” –quizás una de las canciones más conocidas para el público en general-. También hicieron sonar “El cuento del alfajor”, canción en la que, como no podía ser de otra manera, Finito de Badajoz se sintió protagonista demostrando, una vez más, su capacidad más que sobrada para llevar el peso de la voz en determinados momentos. “Cucaracha blanca”, “Camela 3”, que hicieron recordar viejos tiempos, así como “Latinoamérica”, “Mi generación” (single del nuevo disco), “Este largo caminar”, etc…que hicieron presagiar un futuro, más que esperanzador, para esta banda andaluza, y nunca mejor dicho andaluza, porque son andalucistas convencidos y en cuyos conciertos ponen la guinda con los acordes y la letra –eso sí, ligeramente modificada- del “Himno de
Andalucía”.

La anécdota del concierto se produjo después de la actuación, cuando gran parte del público había abandonado el recinto, con la aparición de Fernando en el escenario, con la intención de satisfacer –firmando autógrafos- a la multitud de incondicionales que todavía allí se encontraban, dando muestras, una vez más, de la cercanía existente entre los diferentes miembros del grupo y el público que los apoya. El personal de La Copera debió de insistir a Fernando varias veces para que se fuera de allí y se despejara el personal, puesto que la Sala pasa a partir de esa hora a pinchar tecno y cambiar de ambiente radicalmente.

El concierto reunió toda la esencia de Reincidentes, que ofreció todo lo que sus seguidores granadinos esperaban, entrega (casi todos los temas los tocan unidos, casi sin paradas), compromiso, mensaje, y caña para mover el esqueleto.

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