Roger Mas – A la casa d´enlloc (Satélite K)

«En este nuevo disco, incluso en su diseño de carpeta, reverberan ecos de todos mis otros discos, detalles pensados también para mi público que conoce todos los otros trabajos. Quería hacer el disco definitivo, el que dejara bien claro quien soy artísticamente». Roger Mas no necesitaba A la casa d´enlloc para mostrar su valía. Su anterior álbum, el intimista Les cançons tel·lúriques, puso de manifiesto el increíble potencial musical de Mas. Es difícil sobrevivir a un disco como Les cançons tel·lúriques sin caer en las redundancias y en lo que en catalán se llama «l´anar fent» (ir tirando). Mas, en parte, lo ha conseguido.

El cantante ha vuelto con un disco fácil de escuchar y ha limitado los temas oscuros. A la casa d´enlloc es un periplo hacia las tradiciones más arraigadas y a una naturaleza que se muestra viva. Es un canto sincero y acústico, que recuerda, en algunos temas, a las historias contadas alrededor de un fuego por un triste trovador. Sin embargo, es algo más, ya que reviste el canto tradicional con ritmos más modernos y desenfadados, y mezcla el folk de cantautor con algo de rumba y rock. Aquí radica la grandeza y la desgracia de este disco, más allá de la broma que significa la primera canción, «A despertar», con el «tuturuturu». El álbum no mantiene una misma tónica y esto en principio no tiene porque ser negativo, pero descoloca al escucharlo al ser tan desigual. 

Nada tienen que ver las magníficas «Lletania» o «Les tres germanes» con la más rockera «Tanco els ulls / obro els ulls». Ni musical ni temáticamente. Mientras en la segunda canta sobre tres hermanas que estaban como una cabra y te hacían perder la cabeza; en la tercera, Mas se muestra cansado de los «gafapastas», de las mentiras de los progres, de los rancios del otro lado y de los gurús orientales. El disco sigue y el cantante catalán vuelve a la parte más acústica con «El món per un forat». En ésta, Roger Mas nos lleva hasta inhóspitos paisajes y recuerda que todo cambia y todo sigue igual: «Tot està canviant, res no s´està quiet, tot va amunt i avall i tot segueix igual».

A pesar de estos altibajos, su séptimo álbum es agradable e implacable en sus melodías, instrumentación y los juegos de voces de un Mas espléndido, que gana con las canciones más acústicas e incluso se atreve con ritmos sardanísticos con «El dolor de la bellesa».

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