Roísín Murphy – Hairless Toys (Play It Again Sam)

Roísín Murphy, es una de las voces con más clase del dance. Para quien aún no lo sepa a estas alturas, hablamos de la antigua vocalista de Moloko, que por fin saca disco. No creo que necesite muchas presentaciones porque ¿quién no ha bailado alguna vez el famoso «Sing It Back» a finales de los 90? La vocalista irlandesa ya nos presentó en el Sónar sus nuevos temas, como el track de adelanto «Gone Fishing» (inspirado por el documental sobre l´escena queer house «Paris is Burning»), junto a varios de los hits que han hecho de ella una de las cantantes más admiradas de los 2000s.

Lo hizo con una banda formada para la ocasión, un espectáculo lleno de glamour y, por supuesto, su incuestionable carisma escénico. Murphy y su productor Eddie Stevens se han superado con su nuevo disco, Hairless Toys, obra que se desarrolla pausadamente y con un enfoque muy claro en la experimentación y en la creación de ambientes y paisajes electrónicos sutiles y evocadores.

Reconozco que cuando le das la primera escucha añoras un poco el bailable Owerpowered, pero pronto agradeces que la artista irlandesa muestre su lado más versátil para crear algo que finalmente resulta fascinante. Te das cuenta cuando suena «Exploitation», para mí de lo mejorcito del disco, llena de sintetizadores, pinceladas de guitarra funk, y complejos detalles de percusión que te envuelven con sus exquisitas improvisaciones. Justo antes, un cóctel de sonidos funk se unen en «Evil Eyes» con sublime elegancia para darnos un giro inesperado del house más excitante. 

Con «Exile» nos muestra su lado más dramático haciendo una balada que emociona, dejando un final abierto con una letra impecable. Lo mismo sucede con «Hairless Toys (Gotta Hurt)», otra balada llena de pena con arreglos instrumentales que parecen querer quitarle tristeza y desolación al tema.»Uninvited Guest» nos regala silbidos existencialistas acompañados de originales coros y toques jazzísticos, para acabar cantando con gran pasión. De nuevo el house más extravagante lo inunda todo en «House of glass» y su voz cobra gran protagonismo creando un atmósfera fría y dulce a la vez. El disco termina con una gran guinda que es «Unputdownable» abriendo el apetito a mucho más, pero tras ocho años de relativo silencio solo diré gracias por dejar de hacer sencillos, y entregarnos una más que digna continuación de aquel discazo que fue Overpowered. Un auténtico regalo sonoro para los oyentes.

 

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