Sigur Rós – Kveikur (XL Recording)

Kveikur contará entre los mejores discos de Sigur Rós y seguro que entre los mejores del año. Es fácil percatarse de ello pasados los estruendosos 30 primeros segundos de «Brennisteinn». La banda islandesa, tras la marcha del teclista y multiinstrumentista Kjartan Sveinsson, ha decidido dar un golpe de autoridad con un estilo más agresivo y enérgico, y curiosamente lo hacen después de publicar el pasado año Valtari, su trabajo que más indagaba en las raíces ambientales de su música. Kveikur no es una ruptura con lo que ha sido Sigur Rós en sus seis trabajos anteriores, ya que sus temas se siguen construyendo con una base atmósfera oceánica y ese sonido tan propio y exclusivo del grupo liderado por Jónsi. Es una evolución respetando el alma y la esencia de Sigur Rós. Sin embargo, han ganado peso las guitarras distorsionadas y los ritmos y redobles de batería con tiempos más intensos y rápidos.

Sigur Rós ofreció a principios de año en el Sant Jordi Club de Barcelona un concierto en el que sus seguidores se percataron que algo estaba cambiando más allá de la marcha de Kjartan Sveinsson. Los directos del grupo siempre han sido potentes sobre todo con canciones como «Glósóli», «Hoppípolla» o la explosiva última canción de su segundo álbum, pero Jónsi interpretó algunos temas de su nuevo disco aún por estrenar y ya dio cuenta de que el futuro de la banda pasaba por un sonido más crudo, más marcado y más enérgico.

«Brennisteinn» no es una declaración de intenciones, sino que es el hecho en si. El primer tema con una potente percusión y distorsión se erige en una de las mejores piezas escritas por el grupo. Ya no hay que esperar al final para que Sigur Rós muestren su enfado, ahora las explosiones ya están desde el minuto cero y continúan al final de las canciones como en «Brennisteinn» con el ritmo más contundente de Kveikur. Sigur Rós reduce unas velocidades en Hrafntina, pero siguen manteniendo la tensión con un sublime estribillo recitado por Jónsi e instrumentos de viento.

Los ritmos de la percusión y sobre todo los timbales tocados por Orri Páll Dýrason vuelven a ser protagonistas en «Isjaki» y se ven reforzados con los golpes de platos de batería. Ahora los lamentos de Jónsi no son tristes, sino que tienen una gran luz. De nuevo, un estribillo que atrapa. La banda sorprende con sus subidas y bajadas en la canción «Yfirbord», claramente una de las mejores piezas. Otro de los grandes momentos es el tema «Kveikur» con la voz medio distorsionada de Jónsi y las melodías también distorsionadas. Canción que contiene una gran fuerza y energía. Destacan otra vez esos timbales y ese estribillo con Jónsi alargando las notas del tema. El positivismo distorsionado de los «nuevos» Sigur Rós también se transmite en «Rafstraumur», la melancólica «Stormur» y la potente «Bláprádur».

En Kveikur también hay sitio para la reflexión sobre todo en la sencilla «Var» que cierra el disco. No obstante, ya no vale decir que ahora uno se duerme escuchando Sigur Rós ni que le entristecen sus canciones. Kveikur es muy luminoso, es decir, irradia luz, positivismo, esperanza. Palabras que parecen vacías pero que tras escuchado el disco se llenan de sentido.

Y bueno, ¿qué más decir? Por lo general, rechazo hacer comentarios en primera persona, pero con el permiso de la antológica «GMF» de John Grant o del último disco de David Bowie, hacía tiempo que un disco no me emocionaba tanto ni me llegaba tan hondo.

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