Slow Dancer – In A Mood (ATO Records)

La música es terapéutica, eso está más que demostrado. A lo mejor no cura el cáncer de una sentada, pero una tarde tonta te la quitas con un buen disco. Notas cómo empiezas a recibir más oxígeno y tus pulsaciones tocan el bombo de forma más organizada desde el momento que empieza a girar un CD como el nuevo del australiano Simon Okely, también conocido como Slow Dancer.

Imaginaos a una versión tímida de Steve McQueen que conjuga su sonido inspirándose en lo mejor de la década de los 70, con algo de R&B actual e incluso… ¡Trap! Un Otis Redding moderno que lanza este año una de las propuestas más jugosas de este 2017 después de que hace tres años probase suerte con su primer LP en solitario, Surrender.

Si no te atrapan las aguas tranquilas del primer tema, “In The Water”, el estribillo de “Bitter” hará que tus orejas se levanten como las de un perro al oír la puerta de su casa. Esta segunda canción es precisamente la encargada de abrir la luz de un disco que vive en un eterno atardecer de colores ocres y vientos céfiros.

Okely forma parte de una liga de R&B blanco de la que pertenecen propuestas como la fusión de los californianos Local Natives. Se ocupa de grabar cada instrumento en un trabajo que sorprende con joyas como el pop-folk setentero de “I Would”, la calma sensual de la casi susurrada “Don’t Believe” y el bucle de guitarras limpias en “I’m Done Waiting”.

Que no os engañe la portada. Este rubio de baile lento no es un chulo de playas de pose hippie a lo Jack Johnson, sino más bien una humilde y carismática aparición de las mejores fantasías musicales de nuestros padres (los que escuchaban a Steely Dan y otras bandas setenteras). Una música que acompaña al hombre solitario y enamora a la mujer melancólica con “It Goes On” como eje principal de un sonido orgánico y sensible, con una presencia delicada y constante de los instrumentos de cuerda.

Un disco que cuenta hasta diez después de una discusión para digerir los sentimientos y ofrecer una parcela de tranquilidad al oyente en tracks como “Heaven Knows”, “In A Mood” y “I Was Often”, tema que se mueve entre la balada de rock sinfónico y el jazz. El toque melancólico de “I’ve Been Thinking” despide un conjunto de canciones que bombea sangre de música añeja con colores vivos y luminosos. El niño de Melbourne que empezó a tocar la guitarra con nueve años se acaba de convertir en una de las propuestas más interesantes de la última década.

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