Sonic Youth – The Eternal (Matador/PopStock)

La trayectoria artística de Sonic Youth podría compararse a la de su paisano Woody Allen. Pasan los años y ellos vuelven a la actualidad con inalterable regularidad. Se suceden los directos, los proyectos paralelos, las nuevas referencias,… y ellos continúan con su imperturbable forma de entender el rock. Así, el decimosexto trabajo de su carrera no deja espacio para sorpresas. Nos encontramos ante una nueva ración de riffs y distorsiones memorables, de melodías para el recuerdo y de canciones tan directas como brillantes.

The Eternal, primera entrega de los neoyorquinos para Matador tras abandonar Geffen es, posiblemente, su mejor trabajo desde la gloriosa trilogía: Daydream Nation (1988), Goo (1990) y Dirty (1992), con permiso de A Thousand Leaves (1998). Un disco donde las guitarras de Thurston Moore y Lee Ranaldo sirven de soporte a una Kim Gordon inconmensurable que combina las seis cuerdas con las voces, para abandonar el bajo en favor del ex Pavement Mark Ibold, nueva incorporación al grupo.

Un álbum vigoroso, dotado de una energía incontestable, que tira por tierra cualquier especulación sobre una banda con casi treinta años a sus espaldas y hace que hinquemos la rodilla ante la rabia primitiva de “Sacred Trickster”, “Calming the Snake”o “Thunderclap for Bobby Pyn”, las melodías pegadizas de “Antenna”, “What We Know”, las contundencia de “Poison Arrow” y “No Way” o los desarrollos mágicos de “Anti-Orgasm” y ese “Massage the History” de diez minutos que lo cierra.

Sonic Youth son eternos, larga vida a Sonic Youth.

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