Sonorama Ribera 2014 (Jornada del sábado) – Recinto Ferial (Aranda de Duero (Burgos) )

Nacho Vegas, defendiendo en esta ocasión las canciones de su último disco Resituación (2014), inauguraba la obligada hoja de ruta seleccionada en la última jornada de la edición más multitudinaria celebrada hasta la fecha por el Sonorama Ribera. El músico saqueó a León Benavente para completar una solvente banda con la que interpretó, con tanta corrección como inercia, nuevas canciones como «Polvorado», «Adolfo Suicide», «La Vida Manca», «Actores Poco Memorables» y clásicos como «El Hombre Que Casi Conoció a Michi Panero». Un concierto especialmente reivindicativo, tanto por el explícito discurso del músico como por el perfil de las nuevas canciones, que evidenció que el marco de un festival sigue sin ser el mejor escenario posible para asimilar en esencia la obra del asturiano.
Tachenko cambiaron diametralmente el estado anímico de los presentes, tras ofrecer una nueva demostración de poderío y seguridad sobre las tablas. El pop desenfrenado, sólido y elaborado del ahora quinteto (el ex Muy Poca Gente Rafa Domínguez ejerce como teclista), junto con su actitud positivista, deriva siempre en una férrea conexión con el público y su consiguiente celebración. Además los zaragozanos pueden presumir de repertorio y composiciones tan funcionales y vistosas como «Rayos y Centellas», «Escapatoria», «Hacia el Huracán» o «Amable», que jamás fallan en directo.
La controvertida presencia de Duncan Dhu en el festival generó multitud de comentarios previos en uno u otro sentido, pero lo cierto es que la importancia del grupo vasco dentro de la historia de la música pop de este país resulta incuestionable. Sin embargo, en la práctica el concierto resultó una caricatura de mal gusto con respecto al tradicional legado del combo, con Mikel Erentxun rodeado de una numerosa banda de músicos acompañantes y sin rastro de Diego Vasallo. La formación seleccionada adoleció de solidez como banda, con el vocalista evidenciando a su vez encontrarse lejos de su mejor momento interpretativo. A esto hay que añadir las excesivas licencias de un repertorio que, en esta ocasión en concreto, reclamaba una indiscutible e ininterrumpida retahíla de clásicos. A la postre, una decepción insalvable que versiones menores de «Cien Gaviotas», «Una Calle de París», «Jardín de Rosas» o «Entre Salitre y Sudor» -con la inesperada (y confusa) aparición de Nacho Vegas como invitado- fueron incapaces de salvar.
En el extremo opuesto se situaron Grises. El quinteto venía con el reciente Animal (2014) bajo el brazo y, aunque su cancionero resulte mejorable, probaron que son capaces de compensar carencias con arrojo y energía. Y fue, precisamente, en base a actitud y propio convencimiento como lograron conquistar a un público que terminó rendido ante su actuación y temas como «El Hombre Bolígrafo» o la propia «Animal» que da título al álbum.
Otros que no estuvieron a la altura de las expectativas fueron Cut Copy, a priori el nombre internacional más atractivo de la velada. Los australianos presentaban su último álbum hasta la fecha, Free Your Mind (2013), y durante el tiempo asignado evidenciaron que han sido un grupo sobrevalorado al menos durante buena parte de su trayectoria. La limitada efectividad de su repertorio, así como la pasividad de su presencia escénica, motivaron lo anodino de una actuación floja en términos generales, que tuvo como momentos álgidos los singles «Lights And Music» y «Hearts On Fire» de su mejor entrega, In Ghost Colours (2008).
Los que son ya habituales en nuestra geografía, y cada vez con un mayor número de seguidores, son los franceses Exsonvales. El quinteto tiene en la precisión ejecutiva y el buen gusto sus principales cualidades, con el cantante Simon Beaudoux brillando como solvente director de orquesta. Nada que reprochar a una actuación centrada en su última entrega hasta la fecha, Lights (2013), si bien es cierto que comienza a añorarse un punto adicional de riesgo y espontaneidad que diferencie entre sí sus intachables actuaciones.
Por su parte, El Columpio Asesino continúan evolucionando mientras mantienen los principales bastiones de su personalidad y, tras la publicación este mismo año de Ballenas Muertas en San Sebastián (2014), ceden definitivamente el protagonismo principal a la vocalista y guitarrista Cristina Martínez. Una decisión acentuada en directo y que deja como consecuencia palpable una interpretación menos visceral y sensiblemente más elaborada, pero en cualquier caso igual de oscura e inquietante que siempre. De hecho, los navarros completaron uno de los mejores conciertos de la jornada, recreándose con acierto en esos habituales pasajes desoladores y violentos que tan bien manejan. Su paso por el festival dejó además una celebrada sorpresa, tras invitar (de nuevo) a Nacho Vegas a unirse al inevitable éxtasis que supuso la esperadísima «Toro».
Ya con la fría temperatura mermando poderosamente los ánimos, el franco-chileno Adanowsky consiguió caldear el ambiente como en él es habitual. Con el reciente elepé Ada (2014) como excusa, el desvergonzado artista mostró una vez más su teatralidad, presencia y capacidad para entremezclar artes, echando así el cierre a un escenario que se despedía hasta el año que viene.

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