Steve Earle + Allison Moorer – Joy Eslava (Madrid)

Existía temor en mí por la llegada a estas tierras de Steve Earle. Presentar el flojo Washington Square Serenate y venir acompañado únicamente por su mujer, Allison Moorer, y un DJ en detrimento de su anterior solvente banda en directo –The Dukes-, me hacía fruncir el ceño a priori. Una vez más, respiremos tranquilos; el genio está en un momento dulce: pletórico, comprometido socialmente, excelente de voz y con un repertorio de lujo, el “Hardcore Troubadour” nos brindó un conciertazo.

Para abrir boca, Allison Moorer sola en un entremés desnudo e íntimo. Menos conmovedora que Rosie Thomas, menos cruda que Lucinda Williams y menos dulce que Stacey Earle, ofreció una correcta muestra de rock americano acústico. Pese a las buenas intenciones, no hay un cuerpo de canciones con empaque.

Steve Earle llegó también solo y estructuró su show en dos partes bien diferenciadas: una primera como único protagonista, armado de armónica y una colección maravillosa de guitarras para hacer un generoso repaso a su carrera anterior a Jerusalem. Un sonido magistral y una actitud seria y decidida le acompañó desde el arranque con “Steve’s last ramble” pasando por joyas como “Devil’s right hand”, “My old friend the blues” –inesperada y emocionante-, “Someday”, “Goodbye” y ese cierra helando la sangre con “Billy Austin”, estremecedora. Los mejores minutos en vivo para el que firma.

La segunda parte contó con un enfático DJ que prestó las mejores bases a un set-list centrado en su último trabajo, aportando minimalismo a la velada sin perder, ni nervio, ni entusiasmo. “Tenesse blues”, “Jericho road”, “Oxicontin Blues” o “Sparkle & shine” ganaron gancho en escena y sorprendió la recuperación de “CCKMP” del magno I feel alright por lo demoledor de su base gruesa mántrica que llegó a sonar cercana a Massive Attack (¡!). La inseparable Allison Moorer acompañó a nuestro héroe con la bonita “Down here below”, el dueto de “Days aren’t long enough” y con la cadencia de la excelente “City of immigrants”, con speech sociopolítico previo. De nuevo con guitarra y bases, el de Virginia acometió “Steve’s hammer”, “Satellite radio” y la versión de Tom Waits “Way down in a hole” con scratches incluidos.

Para terminar, saludo puño derecho en ristre tras la guinda de un bis con “Jerusalem”, ese homenaje al maestro Van Zant que es “Ft. worth blues” y un explosivo y celebrado “Copperhead Road”.

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