The Chameleons Vox – Sala Bikini (Barcelona)

Desde que se conoció la intención de Mark Burgess y John Lever de recuperar en directo las canciones de su antiguo grupo sin contar con los guitarristas Dave Fielding y Reg Smithies, surgió la polémica entre la no muy nutrida pero sí absolutamente fanática parroquia de seguidores de una de las mejores –y sin duda una de las menos valoradas- bandas británicas de los 80. El hecho de no contar, por las razones que sean, con los artífices del característico sonido de la banda de Manchester para una gira en la que se intentaría dar vida a este sonido, parecía al menos arriesgado e incluso fuera de lugar.

Tal vez todos los seguidores de la banda llevemos algo de razón a la hora de expresar nuestra opinión sobre Chameleons Vox. Desde los que no consideran a este proyecto más que una reunión de amigos, hasta los que han aplaudido la iniciativa, pasando por los que, aún con nuestras reservas, no podíamos perdernos el volver a ver (o ver por vez primera, como en mi caso) sobre un escenario a Mark Burgess interpretando aquellos himnos épicos que nos hicieron y nos siguen haciendo soñar.

El caso es que tras las pertinentes investigaciones (ojear setlists, ver vídeos en Youtube) nos decidimos a poner rumbo a Barcelona para, tras sufrir el tremendo susto del adelanto del inicio del concierto con respecto al anunciado en la entrada (esto sí que no es de recibo, además de que nos hizo perdernos a los teloneros), comprobar in situ si el invento se sostenía. Y bueno, por la reacción del público y lo que el que aquí escribe percibió sobre el escenario está claro que sí.

En una sala llena, con un ambiente oscuro, rodeados de camisetas de Joy Division, The Cure,  Depeche Mode y con el personal ataviado de negro como en aquellos tiempos que debieron de ser mágicos,  es fácil sentirse confortable. Un pequeño pero efectivo juego de luces, el humo reglamentario con este tipo de grupos y un buen sonido preparan el terrero a los primeros acordes de una hermosa «A Person Isn’t Safe this Days», con la que cualquier duda se disipa. A Mark se le ve feliz, agradecido y bromista (habla, como muchas de sus canciones, acerca del paso del tiempo y recuerda con cariño una actuación en Barcelona de hace mil años) mientras escenifica las melancólicas letras de «Paper Tigers», «Pleasure and Pain» y «Thursday Child», todas rescatadas de ese monumento en forma de disco de vinilo que es Script of the Bridge (1983).

Nostalgia supone el primer momento “himno” de la noche, una canción diseñada para ser gritada puño en alto en un estadio lleno hasta la bandera, que en una sala de 600 personas no pierde su maravilloso encanto. La densa Soul in Isolation da paso al repaso a varios temas del último disco de la banda en los 80, Strange Times (1986). La sentida «Tears», que precisamente casi consigue arrancar una lágrima a un servidor mientras el público canta junto a Mark esta oda al amigo que se va para no volver. «Seriocity» e «In Answer», tal vez el material más pop que facturó el grupo, suponen una agradable sorpresa y dan paso a «Singing Rule Britannia» (única referencia a What Does Anything Mean, Basically (1985), ya que en Barcelona también se olvidaron de «Perfume Garden»), cuyo final arranca una ovación general.
Señores, ¡estas guitarras son una clase magistral de Dream Pop!. La parte programada del concierto termina con un tremendo «Second Skin» que se alarga al infinito y que nos deja extasiados. Como curiosidad, Mark termina el tema incluyendo versos del «Please Please Me» de los Beatles, al igual que antes ha intercalado entre canciones el «Transmision» de Joy Division y el «White Riot» de los Clash.

Con los deberes hechos el grupo abandona el escenario pero el griterío y la ovación en ese momento ya es importante. Por lo que reaparecen para interpretar, ya con la participación de todo un rendido público, la intensísima «Monekeyland». A esta sigue el hit que debió ser y no fue, «Up the Down Escalator», llenando nuestra mente de recuerdos mientras sonreímos al grito de “There must be something wrong, boys!”. El disfrute aumenta aún más si cabe con el primerizo single «In Shreds», uno de los mejores ejemplos de eso que tanto nos gusta y que llamamos post-punk.

Y ese es el final perfecto a una noche mágica, o lo sería si no supiésemos que aún queda algo en el tintero. El público exige y recibe su premio con un segundo bis, el cual se abre con el tema tal vez más famoso de la banda, la descomunal «Swamp Thing». Sería difícil describir que sentimos allí en ese momento, que hemos sentido durante años en nuestras habitaciones cuando suena esta canción al máximo volumen del reproductor de cd, de vinilo, de mp3… La eterna pregunta: ¿qué sucedió para que esto no fuera un hit descomunal en 1986?. Tras esto, y ahora sí, el final. «Don’t Fall», el rabioso tema que abre Script of the Bridge deja al público satisfecho y nos confirma que ha merecido la pena el esfuerzo por venir y el precio de la entrada.

Querido Mark, vuelve cuando quieras, si es con Dave y con Reg mejor, pero si no es así, no dejaremos de ir a verte de nuevo. Y si no vuelves, no dudes que siempre tendremos presentes estas magníficas canciones.

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