The New Pornographers – Whiteout conditions (Collected/Concord)

Muchas cosas han cambiado para la banda canadiense The New Pornographers desde que en 2014 lanzaran el excelente Brill Bruisers (Popstock!). Para empezar, Dan Béjar no participa en este nuevo álbum por primera vez en la historia del grupo, aunque sus colegas afirman que es una salida provisional mientras prepara un nuevo disco de Destroyer. Sí que parece definitiva la marcha del batería fundador Kurt Dahle, sustituido aquí por Joe Seiders, habitual en sus directos desde 2015. Además han creado su propio sello, Collected Works Records, con el que publican este nuevo disco en colaboración con Concord. Muchos cambios, tantos que parece que cualquier grupo se podría resentir…pero The New Pornographers no son cualquier grupo.

Algo no ha cambiado con tanta ida y venida: los canadienses siguen demostrando su maestría en todas las suertes del POP, con mayúsculas y sin otros calificativos. Algunos de los mejores temas pop de lo que va de siglo se encuentra desperdigado entre los siete álbumes de estudio que han grabado hasta la fecha. En este último, además, AC Newman demuestra encontrarse en un estado de forma compositivo excelente, rubricando los once temas que incluye el disco y escribiendo letras inspiradas y juguetonas. Destaca también el protagonismo ascendente de Neko Case, como si el espléndido álbum que grabó con Laura Veirs y K.D.Lang el año pasado le hubiese servido no ya para ganar galones, que ya los tenía, sino para trasladar aquí la presencia de las armonías vocales que tan bien le funcionaron allí y aprovechar al máximo lo bien que se complementa su voz con Newman, pero principalmente con Kathryn Calder.

Apuesta valiente por las armonías que se deja ver sobre todo en la parte central del disco tras arrancar con tres bazas ganadoras: “Play money”, donde Neko está espectacular; “Whiteout conditions”, en la que destaca el nuevo golpe de batería de Seiders y la apuesta por el sintetizador y la producción grandilocuente, tanto que hay momentos que parece que estemos escuchando uno de los éxitos de A Flock of Seagulls o mejor una producción de Jeff Lynne para B-52’s, igual que en “High ticket attractions”. Los coros a lo Fleetwood Mac de “This is the world of the theater” son, todavía, reconocibles y familiares. Es a partir de “Darling shade” donde el botón del riesgo comienza a girar hacia la derecha, y vemos como las melodías contagiosas van dando paso a las armonías imposibles, a experimentos vocales como los de “Second sleep” o “Juke”, y a canciones casi completamente sintéticas como “We’ve been here before”. En una primera escucha parece que las ideas se estén agotando, pero no, bullen alocadamente y han mutado en algo distinto, epatante, excitante. “Clockwise” y “Avalanche Alley” cierran el disco volviendo a terreno conocido. Dejas de contener la respiración pero no puedes evitar preguntarte a dónde demonios te han llevado en esos tres o cuatro cortes centrales, y por qué tienes esa extraña sensación de querer volver allí.

En las redes sociales circulan habitualmente preguntas sobre qué nuevos grupos de este inicio de siglo XXI podrán ser considerados clásicos dentro de 50 años y recibir la atención que hoy despierta cada nuevo movimiento de gente como U2, Radiohead, los Stones, Paul McCartney, The Cure, Depeche Mode… Personalmente creo que las condiciones de producción y consumo han cambiado demasiado como para que surjan figuras con ese calado a nivel global, pero si solo hubiese diez grupos (aunque fueran solo cinco) que pasen a la historia de entre todos los surgidos en los últimos 20 años, The New Pornographers deberían ser uno de ellos.

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