The Raveonettes – Oasis Club Teatro (Zaragoza)

In And Out Of Control (2009), último trabajo de The Raveonettes, ha resultado más controvertido de lo esperado. Hay quien lo interpreta como el disco más logrado de la formación a pesar de transitar por despejados caminos vírgenes hasta la fecha, alejándose del habitual estilo trabajado por los daneses. Otros por contra, se decantan por el tradicional sonido deudor de las distorsionadas y omnipresentes guitarras de Jesus & Mary Chain.

La duda residía en cuál de las dos caras mostrarían en la primera visita del grupo a tierras zaragozanas, resultando la selección definitiva una equilibrada combinación de ambas facetas, idónea para satisfacer a ambos bandos. Porque tras la contundente actuación tintada de modernismo garajero del dúo belga The Black Box Revelation, la dupla formada por Sune Rose Wagner y Sharin Foo -acompañados de percusionista y bajista para la ocasión- repartieron repertorio entre su más reciente álbum y antiguos trabajos, con especial fijación en Lust Lust Lust (2007) y el debut Whip It On (2002).

A pesar de momentos destacados como la inicial “Gone Forever”, “Lust” o “Dead Sound”, la primera mitad del evento resultó encorsetada en exceso, enlazándose un tema con otro con inconveniente premura a lo largo de un guión que parecía impedir cualquier muestra de espontaneidad o sentimiento. Fueron “Break Up Girls!” y “Bang!” las que encendieron la chispa definitiva para desperezar a los protagonistas, arrastrando tras ellos a un público que prácticamente llenaba la sala.

A partir de entonces, y con un sonido pretendidamente sucio tronando a generoso volumen como denominador común, el concierto enganchó un ritmo fluido protagonizado por “Little Animal”, “Oh, I Buried You Today” o “Beat Dies”, con momentos reservados para el lucimiento de Wagner y Foo, juntos o por separado. Los estudiados y efectivos juegos de luces realzaron una espléndida “Love In A Trashcan” -única concesión a Pretty in Black (2005)- confirmando la mejoría, mientras que “Boy Who Rape (Should All Be Destroyed)” y una afilada “Aly Walk With Me” arrancaban los aplausos reclamando el regreso de los músicos al escenario.

Tras el habitual parón de cara a la galería, la nota media final aumentaba gracias en buena medida a una esperada y celebradísima “Last Dance” clavada en ejecución. Echando de nuevo la vista atrás con los dos primeros sencillos publicados por los nórdicos, “Attack Of The Ghost Riders” y “That Great Love Sound”, finalizaba algo más de una hora de actuación tan satisfactoria como en el fondo escasamente sorpresiva.

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