The Thermals – Now we can see (Kill Rockstars)

Con una identidad y un sonido ya bien establecidos,  e incluso algún buen éxito a sus espaldas (como “A pillar of salt”, cuyo videoclip alcanzó cierta notoriedad), The Thermals vuelven a publicar un muy buen disco que afianza su posición y su trayectoria como rockeros de garantías y con, posiblemente, un buen futuro por delante. Now we can see nos ofrece otros once temas marca de la casa: ninguna canción mala, algún que otro temazo, cortes breves y contundentes, letras elaboradas y con compromiso político-social.

The Thermals se desenvuelven nuevamente en ese estilo de punk intelectual que es tan, pero que tan difícil de ejecutar sin caer en el ridículo – especialmente dado que no son un grupo que destaque por su buen humor ni su divertida sátira. Al contrario, se toman a sí mismos y a su mensaje tan en serio como siempre. Los males del planeta, la inmundicia de la condición humana, la lucha de clases, todas esas cosas con las que es tan fácil caer en la bobaliconería o en el sabelotodismo, son los temas que el trío de Oregon transforma en canciones potentes, muy bien trenzadas, y, por encima de todo, pegadizas como las que más. Desde el principio de “When I died” se ve bien que siguen en su línea y están a tope: los riffs de siempre, las excelentes voces de siempre, y la pasmosa facilidad para generar fraseos legendarios. Los coros del estribillo inicial de la excelente “Now we can see”, por ejemplo, son de los que uno silba durante días después de haberlos escuchado medio minuto.

Puestos a destacar canciones, “Now we can see” y “At the bottom of the sea” forman un excelente combo; ésta última, en particular, es sin duda la mejor del álbum. Con las limitaciones del formato Thermals, que después de todo es un trío puramente analógico que evita cualquier tipo de artificio o arreglo adicional, la verdad es que uno no puede pedir canciones mucho mejores. Y la limitación de su estilo es, la verdad, una prisión que se imponen a sí mismos a lo largo de todo el disco. El de trío punk de guitarra, bajo y batería no puede dar mucho más de sí, al menos no en su caso. La manera particular de hacer música de este grupo no tiene la flexibilidad o el instinto rítmico que permite a formaciones incluso más limitadas instrumentalmente, como The Black Keys o los mismos White Stripes, crear música con más registros, más profunda, y, en suma, mejor (esto, claro, va a gustos). Pero, aún con tanta limitación en arreglos, en estilos, en temáticas, Now we can see sigue siendo un disco francamente bueno que en ningún momento es un paso atrás para The Thermals.

El conjunto del disco es muy sólido, gracias a la constante energía que imprimen en todos y cada uno de los temas y sobre todo (que la caña no lo es todo en esta vida, por muy punkie que se sea) gracias a que en ningún momento hay el menor bajón de calidad. Algún tema puede chirriar un pelín al entrar, como “When we were alive”, que además de no ser la mejor canción del disco cae justo detrás de la brillante y tranquila “At the bottom of the sea”; aún así, en seguida coge ímpetu y nos devuelve al vigor del resto del disco. En general, Now we can see ofrece potencia y ritmo sin sonar atronadoramente distorsionado ni estar acelerado: simplemente mediante riffs bien ideados, voces y coros bien puestos, y una serie de ideas sencillas pero muy claras.

Siempre aguantando en esa cuerda floja entre repetirse, tomarse a sí mismos demasiado en serio y quedarse sin energía, resultan ser unos excelentes funambulistas que siguen manteniéndose ahí arriba con una energía incuestionable. Y si bien no han superado el excelente The body, the blood, the machine (2007), tampoco se han quedado demasiado cortos. Así pues, un muy buen disco y nos vamos a quedar con la curiosidad de si en su próxima publicación lograrán volver a sacar otra buena receta con los mismos ingredientes. En todo caso, esperemos que sean conscientes de que cada vez va a ser más difícil.

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