The Waterboys – Republicca (Valencia)

Los reencontrados Waterboys han visitado Valencia, en un dia que podría deslucir su actuación por causas ajenas a su música, como son, la celebración del titulo de liga por el Valencia CF o por la tremenda lluvia que caía sobre nuestras cabezas. Pero ninguna de estas cosas impidió que la sala Republicca se llenara de incondicionales entregados a las delicias de la banda de Mike Scott.

Valencia tuvo una época esplendorosa de efervescencia en la cultura musical que coincidió principalmente con los años 80. En esta época podías ver por mil sitios camisetas de Waterboys, de The Cure, de The Mission, de The Cult, de Simple Minds, de Bauhaus, de U2, de Echo and The Bunnymen, etc, etc,… y esos grupos nunca faltaban a nuestra ciudad en sus giras. Los tiempos cambiaron y solo quedaron los nostálgicos de aquella época refugiados en salas del llamado Remember. Pero ya desde hace un tiempo en KU Manises y ahora con mucha fuerza desde la sala Republicca se programan giras de todos estos grandes grupos que siguen teniendo miles de seguidores escondidos ante tanto nuevo joven alternativo.

Este lunes le toco a la gran banda del escocés Mike Scott. La razón de la visita era producida por la presentación del nuevo álbum Too close To heaven , una recopilación de canciones que quedaron fuera en la grabación del álbum Fisherman’s Blues.

Dejaron atrás experimentos como su ultimo álbum de estudio A rock and the weary land , donde entre sampleados y demás perdieron el espíritu de su sonido original.
En esta gira han retomado los elementos que más fuerza dan a su directo, como son el violín del increíble Richard Naiff y los teclados del energético Steve Wickham.
Aparecieron elegantes sobre el escenario, bajista de traje negro riguroso, violinista con casaca verde y dorados bordados y un frontman ataviado con pantalón y camisa negra ambos con finas rayas de color claro, después de dos horas y media de concierto terminaron de manera muy diferente.

El concierto empezó de menos a más, se fueron desgranando temas como Not to be lovers o Glastombury song, mientras la gente aun fría no entraba emocionalmente en contacto con la música de la banda.

El ambiente gélido de la húmeda noche valenciana cambio de pronto con The Whole of the Moon donde la gente, ya cantando, fijó ya definitivamente su atención en el concierto. Y un par de canciones después se produjo definitivamente el punto de inflexión de la noche, con Pan Within’ y en su extensa y genial interpretación los Chicos del Agua demostraron lo excelentes músicos que son y las enormes ganas que tenían esta noche de complacer a su público. Se les veía disfrutar y a nosotros con ellos.

Mención especial para el maravilloso violín de Richard, puesto que las canciones de este “nuevo” álbum y las clásicas de Fisherman’s Blues lo necesitan y las clásicas rockeras de This is the Sea ganan color con esta incorporacion a su sonido.

Los jóvenes valencianos hicieron regalos a la banda con motivo del triunfo de su equipo de fútbol en la liga, Richard recibió una bufanda que encantado enrollo a su cabeza, Mike enseño una bandera, se puso una gorra, e incluso le dieron una camiseta del equipo con su nombre a la espalda, que de manera simpática se puso a la finalización del concierto para interpretar los bises.

El calor de la música ya nos había encendido y de repente llega a nuestros oídos la estupenda Medicine Bow y su energía enciende nuestros motores para no dejarlos para ya hasta finalizar el concierto, le siguieron la apoteosis de un Be My Enemy extensísimo, donde todos ellos realizaron solos instrumentales. Y para finalizar el set principal, como no Fisherman’s Blues, épica y preciosa, la sal del mar, el sonido de los barcos ya se oía hacia tiempo. Y el olor a las tabernas nos tenia hipnotizados.

Se marcharon del escenario ante el delirio del personal y las reclamaciones del publico hicieron inmediata su vuelta. Para empezar de nuevo Don’t bang the drums, y la sala ya se había convertido en como dice la canción “Un lugar especial” , donde no tenia cabida nadie que fuera ajeno al sentimiento de estas canciones, le continuo This is the Sea y una nueva despedida. Todavía sin marcharse él publico prácticamente les obligo a continuar y cual equipo de rugby unidos por los hombros en corro, estos veteranos del rock decidieron tocar una canción mas, y la elegida fue la preciosa A bang on the ear, final bello y perfecto para esta estupenda noche de buena música con una banda atípica que de haber aprovechado sus oportunidades podría haber llegado mucho mas lejos.

Poco importaron las canciones de su nuevo álbum, del que apenas interpretaron tres canciones, pues con la grandísima cantidad de clásicos de sus dos principales álbumes como This is the Sea y Fisherman’s Blues tienen suficiente para dar cuerpo a cualquier concierto.

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