Two Gallants + Cuzin – Sala Arena (Madrid)

Huraña se presentaba la lluviosa y fría tarde madrileña el sábado para acudir a un concierto. Similar, en cierta medida, al espíritu hosco de nuestra banda protagonista, Two Gallants; pero también poseedor de una belleza bastarda crepuscular, del pundonor de quien brilla desde el plano de fondo de una escena.
No descubro nada al decir que la notable discografía del dúo brilla, aún más si cabe, sobre un escenario. Sus demostraciones habituales de crudeza e intensidad -en ningún caso exentas de sensibilidad- tuvieron en esta ocasión la oportunidad de alcanzar una altura y excelencia, por qué no decirlo, inesperadas.

Cierto es que su último trabajo, We are undone (15), no se encuentra precisamente entre lo más inspirado de su carrera. El intento de aunar su faceta más enérgica con su faceta más intimista no alcanza el equilibrio deseado, dando como resultado un disco descompensado.
Su presencia sobre las tablas, afortunadamente, fue bastante testimonial, destacando sobre todo una musculada y soberbia interpretación de «Some trouble» e «Invitation to a funeral» por su poder desengrasante con Adam Haworth sentado al piano.

Tanto él como su fiel escudero a la batería Tyson Vogel sorprendieron por su temple intenso sin resultar cargante desde el minuto uno de concierto. Es más, si tuviera que quedarme con algo de la velada, lo haría con el arranque encadenado de «Reflections of the marionette» -brutal su creciente desarrollo, inmejorable apertura- y «Despite what you’ve been told», ambas de su disco homónimo publicado en 2007, para algunos como quien les escribe, el más emocionante.
A partir de ahí muchos momentos para el recuerdo destacando, quizá,  las desatadas exhibiciones de «My love won’t wait» y «Halcyon days», las dos incluidas en el áspero The bloom and the blight (12), sin duda el gran triunfador de la noche con la sentidísima interpretación acústica a dos voces de «Broken eyes» en el primer bis, mortal de necesidad junto a una encendida e inevitable «Las Cruces Jail».

Mención especial para el exquisito comportamiento del público: silencioso, respetuoso, entregado y en comunión constante con la banda, sirva como ejemplo la conexión musical al unísono con «Steady rollin'».
Two gallants disfrutaron del show de manera apreciable, sin dejar de agradecer a la audiencia el trato dispensado a los estadounidenses. Tal fue así que, tras una ovación cerrada, regresaron a las tablas para ofrecer el regalo de una de sus primeras joyas con un segundo bis, «Nothing to you», tocada con un énfasis y una entrega capaces de resucitar la ilusión por la vida en estos tiempos muertos, redondeando una noche memorable que tardaremos en olvidar.
Antes, los madrileños Cuzin nos convencieron con su equilibrada dosis entre distorsión y melodía en un cruce entre el sonido Washington DC y nuestros queridos Nueva Vulcano.

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