Una Noche en la Movida (Wizink Center) Madrid 15/05/17

Una Noche en la Movida nace al calor de la sala Rock-Ola, refundada con parte de la plantilla primigenia y ejerciendo de Djs en este evento (Magin & Pepo), con un cartel conformado por bandas que, de una manera u otra, tuvieron peso en aquella época y que en cierta medida sirvieron de inspiración a artistas de la llamada Movida Madrileña, léase: The Stranglers y Echo & The Bunnymen, ya que Immaculate Fools, aunque teniendo todo el derecho del mundo a estar en el concierto, fueron posteriores.

Ejercicio de nostalgia o no, es una buena excusa para volver a ver a artistas que marcaron época y comprobar su estado de forma actual. Desde la organización aseguran que podría ser una cita anual con continuidad, así lo esperamos.

Pistones

A los madrileños les tocaba la ardua tarea de abrir fuego en un Wizink Center aún casi vacío con todo lo que ello conlleva, sonido deficiente, precisamente por rebotar por todas partes en un recinto sin apenas público y lo duro de enfrentarse a una audiencia todavía fría. Con todo y con eso y después de ser presentados por el incombustible Jesús Ordovás, los pistoleros volvieron a la ciudad que les vio nacer con nota muy alta. Para esta resurrección aprovechando su 35 aniversario, los dos ejes sobre los que se sujetan los cimientos de Los Pistones, Ricardo Chirinos (guitarra y voz) y el bajista más “cool” de la Movida; Juan Luis Ambite, se han agenciado a una banda mucho más que solvente y que cumplen con creces las expectativas de cualquier fan de la banda.

Así, fueron tocando temas atemporales e incontestables como: “Persecución”, “Que el Sol te dé”, “Siete menos cuarto” o uno de los mejores y más bonitos temas de aquella época y que consagró a la banda como hacedores de auténtica orfebrería pop; “Lo que quieras oír”. Hasta llegar al final del concierto con una versión un tanto diferente a la del espíritu original, “Los Ramones”, tanto fue así que a un servidor le costó reconocerla al principio. Concierto corto, es lo malo de este tipo de eventos, pero efectivo y conciso. Tendremos más ocasiones de ver a estos grandes presentando su reciente disco, Directo 35 aniversario (Lemuria Music).

Fernando del Río

Costas

El ex Siniestro Total se sumó al cartel casi a última hora con su nueva banda que lleva como nombre su apellido. Miguel Costas fue miembro fundador de uno de los grupos españoles que pasaron por el Rock Ola en los ochenta, la mítica actuación que dieron (hay imágenes en la Red de redes) con German Coppini todavía a las voces es recordada en los anales de la sala como una de las más incendiarias de la época.

Costas no se anduvo con tonterías y fue al grano, dando a la gente lo que querían; viejos éxitos de Siniestro Total, centrándose sobre todo en la época del disco en directo, Ante todo mucha calma (BMG Ariola 1993) e incluso haciendo los “medleys” de canciones que hacían en directo en la época. “Nocilla”, “Assumpta” o “Miña terra galega” entre otras, sonaron en un concierto prácticamente testimonial de unos veinte minutos. Incombustible el gallego.

Fernando del Río

Immaculate Fools

Decir Immaculate Fools es decir Kevin Weatherill, que ha vuelto a estar al frente de la banda desde su resurrección hace dos años, después de su anterior aventura blues con el nombre de Dirty Ray. Immaculate Fools es uno de esos casos que se dan cada mucho por el cual, vaya usted a saber por qué, una banda recala en otro país que no es el de origen y caen en gracia hasta obtener un éxito que en su propia tierra nunca llegan a tener. Immaculate Fools nunca llegaron a subir del puesto 50 en los “charts” británicos, en un lugar que da tanta (o daba) importancia a las listas de éxitos, sin embargo en España fueron el grupo de toda una generación. De acuerdo, fueron posteriores a la Movida, pero a mediados de los ochenta y hasta los noventa no se dejaron un rincón de nuestro país sin pisar con notable éxito y afluencia en sus conciertos.

Kevin ahora vive en Galicia y el grueso de la banda lo componen músicos de la tierra, el toque folk que siempre tuvieron ahora se ve remarcado, sin duda, por los músicos gallegos. Los nuevos Immaculate Fools, sabedores también de que allí el público no había ido a oír experimentos, se decantaron por viejos temas como: “Another Man´s World”, “Sad”, “Come Tomorrow”, “Hearts of Fortune” o la homónima “Immaculate Fools”, rememorando sus exitosos conciertos en España en la segunda mitad de los ochenta. Entrañables.

Fernando del Río

Nacha Pop

Otro de los momentos más esperados era la actuación de Nacha Pop, una de las bandas más queridas de nuestra escena que si bien ya no cuentan con la inmensa figura del recordado Antonio Vega, defendieron con una dignidad aplastante un legado mayúsculo. El pasado febrero regresaron con Efecto Inmediato, un nuevo álbum en el que los madrileños renacen con nueva formación. De hecho, uno de los temas que sonaron en el Wizink Center fue la luminosa “Tu mejor momento” incluida en él.

Faltó poco para cautivar a los allí presentes. Fue soltar los primeros compases las infalibles “Vístete” o “Grité una noche” y aquello se vino arriba. Al igual que sucedió con el esperado recuerdo para Antonio en la frágil “Lucha de gigantes” o en la inmortal y coreada “La chica de ayer”.

Manuel Pinazo

The Stranglers

La histórica formación británica se encuentra inmersa en la gira denominada, “The Classic Collection”, con este nombre estaba claro que el concierto iba a ser un clásico tras otro y vaya que fue así, para gloria de los que estábamos en el Wizink Center. Con un escenario decorado a lo Metrópolis de Fritz Lang y una puesta en escena simple y efectiva, el cuarteto saltó a escena y como si en 1977 se hallaran comenzaron a despachar un tema tras otro, sin apenas paradas y sin concesiones al aburrimiento. Uno ve a grupos de ahora que indudablemente han mamado del legado de The Stranglers (no diré nombres para no crear suspicacias) y ve y escucha a estos señores y no hay nada más que añadir.

Así fueron desgranando un set en el que no pudieron faltar: “Toiler on the Sea” con omnipresente teclado característico de la formación, “Nice ´n´ Sleazy” perteneciente al disco Black & White (1977) y que supuso en su día el cambio definitivo a la experimentación en la banda, “5 minutes” grabada entre el No More Heroes (1977) y el mencionado B&W, hasta llegar a otro de sus grandes éxitos, “Golden Brown” (1981) un tema por el que más de una banda psicodélica hubiera matado por firmar.

“Always the Sun” fue la que abrió la segunda mitad del concierto y siguió otra de sus incontestables, “Peaches”. Para esas alturas ya hubieran podido tocar cualquier cosa que este que firma hubiera hecho el pino igual, pero siguieron con “artillería pesada” como: “Duchess” “Norfolk Coast” y “Hanging Around”. Y sí, como no podía ser de otra manera; terminaron con: “No More Heroes”. Incontestables y memorables.

Fernando del Río

Echo & The Bunnymen

El plato fuerte de la noche llegaba con “la banda más grande de Liverpool después de los Beatles”, tal y cómo les presentó Jesús Ordovás, maestro de ceremonias. Imperturbables al paso del tiempo, Echo & The Bunnymen vineron a demostrar en apenas 50 minutos el por qué de su influencia, a pesar de ofrecer el mismo show que llevan defendiendo casi dos décadas.

La banda de Ian McCulloch y Will Sergeant cautivaron a los presentes con una cuidada selección de temas de su primera época, entre los que coló uno de sus himnos recientes, esa “Nothing Last Forever” a la que a lo tonto, ya contemplan nada menos que 20 años y a la que añadieron estrofas del “Walk On The Wild Side” de Lou Reed y el “In the Midnight Hour” de Wilson Pickett. Pero aún así convencieron, por el torrente de voz de McCulloch, que sigue inalterable, al igual que las cristalinas guitarras de su socio desde hace cuatro décadas.

Abrieron la noche con “Rescue” a la que le siguió otro de los grandes momentos de su debut, una “Villiers Terrace” que intercalaron con el “Roadhouse Blues” de The Doors. Y fueron enlazando los esperados momentos de “Seven Seas”, “Bring On the Dancing Horses” o “Never Stop”, con la oscuridad de “All My Colours” y el afterpunk afilado de “All That Jazz” (grandísima la batería de Nicholas Kilroe).

Al final, ese momento más grande que la vida llamado “The Killing Moon” y una psicodélica versión de “Lips Like Sugar” que nos dejó un poco a medias, ya que hubiéramos seguido horas junto a ellos.

Manuel Pinazo

En definitiva, una loable iniciativa, un interesante encuentro con algunas bandas del ayer que continúan siendo un referente para las nuevas generaciones. Quizá hubiera funcionado mejor en una sala de menores dimensiones, pero desde aquí aplaudimos la valentía de programar un evento de estas características.

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