Vetusta Morla – Mapas (Pequeño salto mortal)

En una tierra donde la envidia y la paja en el ojo ajeno son deporte nacional, por descontado que Vetusta Morla son una blanco fácil y para nada merecen ningún tipo de ensañamiento cultureta: no engañan absolutamente a nadie con su propuesta.

Si esperan que esta crítica sea un ensañamiento con una banda que ha conseguido triunfar dentro del mainstream indie, mejor no sigan leyendo. Con todos sus vicios y virtudes, un mundo en que los grandes medios estuvieran trufados de Vetustas Morla o Russian Reds estaría a años luz de la mediocridad cultural masiva que atenaza este país, por lo tanto, el mero hecho de copar listas o no de éxitos, me resulta del todo indiferente para enjuiciar su nuevo trabajo Mapas (11), un conjunto de canciones que, pese a adolecer de cierta irregularidad, supera con diferencia la media.

Las señas de identidad de Vetusta Morla permanecen inalterables: para empezar las comparaciones con los primeros Radiohead más líricos y menos inquietos seguirán presentes, más aún si cabe.

La voz de Pucho continuará irritando a sus detractores: normal, en la escena independiente patria no tienen cabida prácticamente voces que sepan cantar medianamente, e incluso, es más, cuanto más amateur y más vergonzosas sean tus cualidades, más se elogiarán. Tragedia común esta y auténtico talón de Aquiles para que se considere medianamente seria y profesional dicha escena fuera de nuestras fronteras.

Otra de sus características, su particular universo lírico, equilibradísimo en el eje concreción/ abstracción y lo suficientemente trabajado para huir de las figuras poéticas sobadas o forzadas, sigue también presente afortunadamente.

Les decía que este disco que defiendo no es precisamente un tratado musical deslumbrante, y no lo es por el hecho de contar con una serie de lastres de los que se podrían –si quisieran- zafar los madrileños: Para empezar, el posicionamiento conservador de la obra donde el eje continuista y la carencia de riesgo sobrevuelan todo el recorrido; además, una producción plana evitando las aristas desluce un cancionero que, sin embargo, consigue emocionar de forma más sutil y soterrada que su debut, Un día en el mundo (08), huyendo de la épica recargada que convertía su escucha en empacho puntualmente: ahí están las conmovedoras “Los días raros” y “Boca en tierra” o el inflamado estribillo de “Baldosas amarillas” para atestiguarlo.

No hay tampoco temas con la autonomía  y la prestancia de “La Marea”, “Copenhague”,  “Año Nuevo”, “Al respirar” o “Autocrítica”; lo más rotundo lo encontramos cuando dotan de músculo rock a canciones como “En el río” o “Mapas”. Al probar nuevas formas expresivas como en la ya conocida “Maldita dulzura” no consiguen atinar y cuando abusan por el contrario del reciclaje el resultado tampoco aprueba (“Cenas ajenas”).

Concluyendo, Mapas (11) es un disco que acota el terreno conseguido por Vetusta Morla y se deleita excesivamente en sus conquistas pretéritas, pero al que le faltan dosis de coraje para haber callado las voces que cuestionaban su propuesta. El siguiente envite decantará la balanza, espero.

ESCUCHA en Spotify: Vetusta Morla – Mapas

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