William Patrick Corgan – Ogilala (Reprise)

Desde finales de los noventa, Billy Corgan tiene que competir con el peso de los primeros discos de los Smashing Pumpkins. Adore (Virgin, 1998), que en su momento obtuvo una tibia recepción por parte de los medios y el público, en la actualidad está considerado su última obra maestra. De ser un referente con indiscutibles muestras de genialidad —Siamese Dreams (Virgin, 1993) y Mellon Collie And The Infinite Sadness (Virgin, 1995)—, su carrera no ha cesado de sufrir vaivenes. Aunque ha seguido grabando bajo el nombre de los Pumpkins durante los últimos años, los álbumes sin ninguno de los miembros originales tampoco han hecho justicia al mito.

A diferencia de su primer disco en solitario, The Future Embrace (Reprise, 2005), que bebía de sonidos electrónicos con reminiscencias de los ochenta, Ogilala (Reprise, 2017) resulta un trabajo acústico y sencillo que roza el límite de cantautor. Quizá por ello ha firmado por primera vez con su nombre completo: William Patrick Corgan.

El sencillo “Aeronaut” mostró el camino: piano, arreglos de cuerdas, voz sobria de Corgan. Lejos han quedado trabajos sobreproducidos como el faraónico Zeitgeist (Reprise, 2007) que, aunque significó la vuelta de Jimmy Chamberlin a los platos, no terminó de convencer a nadie. “The Spaniards” (segundo adelanto) también es parca, desnuda y sin artificios. Salvando diferencias, recuerda a los trabajos de Brett Anderson en solitario. “Zowie” (inspirada en el fallecido Duque Blanco) es otra pequeña joya en su simplicidad; no son necesarios infinidad de arreglos para conmover. Corgan se luce en todos y cada uno de los temas con una interpretación madura y elegante. En “Processional” cuenta con James Iha a la guitarra acústica y melotrón. Es la primera vez que trabajan juntos desde el año 2000. ¿Habrán limado todas las viejas rencillas?

El cantante se muestra íntimo, humano y vulnerable. Prescinde de la megalomanía que tantas críticas le costó en el pasado, gracias a un elepé melancólico con aires folk que remiten a Simon & Garfunkel, Leonard Cohen, Nick Drake o Bob Dylan. Corgan se encarga de todos los instrumentos, exceptuando la colaboración de su antiguo compañero y los coros de Sierra Swan. Ogilala es un álbum de madurez con una cuidada producción de Rick Rubin que, aunque se ve limitado por la parquedad de los instrumentos utilizados, suena nítido y cristalino. Una vuelta de tuerca que muestra terrenos inexplorados en su discografía.

Los rumores sobre una reunión de la alineación clásica de los Smashing Pumpkins continúan sonando con fuerza. A estas alturas, no sería de extrañar que volvieran a pisar los escenarios en el futuro. Mientras tanto, lo mejor es apartar cualquier prejuicio y dejarse llevar por la propuesta del de Chicago. Al fin y al cabo, lo único que importan son las canciones.

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