Yann Tiersen – La Riviera (Madrid)

Creo que sería extraordinariamente difícil y arriesgado llevar a buen puerto las melodías dulces, tristes y desgarradoras de Yann Tiersen en directo tal y como suenan en los discos, y creo que así lo debe de pensar también el francés, pues la verdad que el concierto que dio ayer en la riviera, (expectante y llena como hacía mucho tiempo que no la veía) fue algo totalmente distinto a sus grabaciones, y posiblemente en ello estuvo el éxito del mismo.

Comenzó la cosa con largas y espeluznantes introducciones que resultaron algo frías al principio con un Tiersen multiplicándose para coordinar las grabaciones con el violín, la mandolina, y los sintetizadores, pero que poco a poco se fue calentando dejando que el sonido, y el ruido se apoderase de los instrumentos y las maquinitas de sus seis acompañantes para cuajar un ensordecedor y abrupto “till the end” que fusiono de manera magistral  con “amy”, el primero, y uno de los mejores temas de su último disco Dust Lane, el cual interpretó por completo a excepción de “chapter nineteen”, que precisamente se echó de menos.

Una vez con el ambiente lo suficientemente caldeado, y con el público consciente de que poco o nada tenía que ver la melancolía y nitidez de las canciones en su  disco con los distorsionados y rasgados temas que estaban escuchando, llegó uno de los momentos más esperados de la noche, ese en que la luz cae, y todo el mundo desaparece del escenario salvo Yann y su violín, que de manera lenta comienza a sonar en clave de “wire” para emocionar a todo el público con el dramatismo de la sonoridad de su arco y sus dedos, ganando velocidad a medida que pasaban los minutos, y rematando con una variación del tema junto con toda la banda, eso sí, después de la correspondiente ovación del público ante semejante demostración de sentimientos.

Fue a partir de entonces cuando finalmente el grupo se liberó de sus contenciones, y la banda sonó en conjunto, potente y generando una sonoridad y un ambiente tremendamente oscuro y a la vez sublime con la unión de tres grandísimos temas de Dust Lane como fueron “ashes” y su cierta sonoridad soviética, la maravillosa “fuck me” que no lo fue tanto en la voz de Yann, y “palestine” que brilló, pero de nuevo en un modo muy distinto a como lo hace cuando suena en el disco.

En la recta final del concierto, y en el primer bis (algo apresurado), los franceses echaron la vista atrás para recuperar temas como “esther” o “le quartier” que si bien tuvieron una buena acepción, por supuesto que nada comparado con la fabulosa deconstrucción que hizo de su famoso tema “Amelie”, el cual comenzó con chirriantes y solitarios sonidos electrónicos, para poco a poco ir de nuevo ganando sonoridad de la mando del resto de la banda, y terminar rasgando el violín con fortísimas bases y haciendo algo casi indistinguible y opuesto a la parisina melodía de acordeón que todo el mundo recuerda de la película.

Por último, y para confirmar la teoría de típico concierto que fue de menos a más, el segundo bis (esta ves sí, tras una gran y larga ovación), tuvo por nombre “secret place”, y por apellidos el estruendo y el volumen de todos sus aparatos sonando a la vez y las caras sonrientes y de satisfacción de un numerosísimo público que si bien no se encontró lo que esperaban, sin duda que tampoco les defraudó lo que escucharon.

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