Yo La Tengo – Stuff Like That There (Matador Records)

En alguna parte leí que Yo La Tengo creaban sus discos de los últimos años (esos que los alejan aún más del fantasma de Sonic Youth) con mecánica disciplina, como si su arte brotara de una gris oficina administrativa. Madrugando de lunes a viernes, atendiendo correos, planeando, estudiando, diseccionando, restructurando y finalmente ejecutando desmenuzadas y elaboradas piezas de música que no dejaban ni un ápice a la improvisación.  Yo no sé hasta qué punto el arte de los de Hoboken se lo deben a una meticulosa y concienzuda fabricación de melodías, pero cierto es que tampoco se me ocurren otras formas de alcanzar tal grado de virtuosismo para la práctica totalidad de los discos que editan.

Acercarse a uno de sus conciertos puede ayudar a hacerte una idea de cómo estos orfebres musicales conjugan teoría y práctica musical con una naturalidad pasmosa. Los actuales Yo La Tengo, se han convertido en un reverenciado estereotipo de típico grupo que todo lo hace bien. Tal vez sea esa programación analítica. El caso es que en su constante estado de gracia han decidido que la celebración de sus treinta años de existencia debía ser celebrado con la publicación de un recopilatorio de versiones propias y extrañas y algún que otro tema nuevo como recompensa a sus fieles. El disco es un disco que debe ser disfrutado a ras de piel, casi acariciando el surco del vinilo.

El álbum es un compendio de sensaciones e imágenes plásticas. Éste que escribe hasta la fecha no ha probado la heroína y por lo tanto no tengo el gusto de conocer los alabados arrumacos que dicen su efecto produce, pero imagino que desde un punto de vista más luminoso debe ser algo parecido a los arrumacos que este disco, con tintes acústicos por doquier, produce casi desde la primera escucha. Cadencias, ritmos, punteos, versiones desnudas, tranquilidad y el mecer de un tiempo que se detiene para que podamos paladear con la debida concentración el resultado de estas ¿frías y calculadas? sesiones de grabación, repletas de pellizcos y pausados rasgueos de guitarra. La voz de Georgia alcanza grados superlativos en esta forma suya de cantar sin estridencia ni acentos. Parece que deja que las palabras se posen en sus labios húmedos, esperando su turno para después deslizarse empujadas por el aliento justo y volar hasta nuestros oídos. Disculpen lo poético del asunto, pero es tal la delicadeza que se adivina en muchas de las canciones que cuesta no ponerse metafísico para describir este trabajo.

Evidentemente las versiones son eso, versiones y por eso no estamos ante una obra maestra, como por ejemplo lo es el disco de canciones propias, con unos arreglos similares a éste,  que acaba de publicar Sufjan Stevens (Carrie & Lowell). En este Stuff Like That There, la mayoría de las canciones no les pertenecen a Yo La Tengo y por mucha alma y ganas que se ponga en su interpretación el alma rara vez abandona al autor para irse con su nuevo intérprete, por muy buen amante que éste resulte. Y digo esto, aún a sabiendas de que existen versiones que tienen tanto o más sentido que las interpretadas por su autores originales, ahora mismo estoy pensando en la versión que hicieron Dinosaur Jr del célebre «Just Like Heaven» de los muy queridos en nuestra revista The Cure.

Y viene muy a colación porque el single de presentación de este nuevo recopilatorio ha sido la célebre «Friday I´m In Love», que se presenta vampirizada, desproveyéndola de toda energía y juventud y convirtiéndola en una maravillosa oda a la soledad. Una canción que ya no invita a bailar los viernes, pero que necesitarás escuchar los domingos por la tarde. Parece que esto de vampirizar y extraer, más que añadir, es la técnica que también han aplicado a las recreaciones de sus propios temas, «All Your Secrets» menos vívida pero casi más disfrutable, a la que le han dotado de una percusión que casi la hace corpórea, o «The Ballad of Red Buckets» pasada por una pátina jazzística que la aleja de esas evocadoras imágenes de carretera que desprendía la versión original. Fantástico el adictivo bajo, progresivo y su envolvente punteo de guitarra.

Papel celofán convertido en música, difícil de desenvolver. La deliciosa versión de «I´m So Lonesome I Could Cry» de Hank Williams abre la veda para el divertido juego de comparar a lo largo de todo el álbum las canciones originales con estas nuevas presentaciones. Tras la tercera escucha de este nuevo álbum de Yo La Tengo se hace harto complicado dictaminar aquello de que siempre primeras partes fueron mejores.

Pero claro, para aquellos que no se hayan venido arriba el anuncio de otro disco de canciones versionadas, algo que ya hicieron también maravillosamente en su álbum Fakebook (1990) o en su versión electrónica Fuckbook (2009), los americanos incluyen dos inéditos, «Rickety» un delicado tema que bien podría tener su origen en las sesiones de su anterior LP Fade (2013) aunque desconozco si esto es así, y «Awhileaway», cantada por Ira Kaplan como contrarréplica a la forma en que interpreta su compañera los temas de este disco. Un auténtico bombón, si bien una vez más falto de tormenta y tronío, algo que muchos de sus seguidores hace tiempo que les pedimos, pero aun así un puñado de buenas canciones perfectas para soñar y adormecer los sentido al son semirrígido y desgarrado de las cuerdas de nylon de una guitarra acústica… ¡vaya! ya lo he vuelto a hacer.

 

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