Zoé – Aztlán (Universal)

Zoé parecen incombustibles. Desde que arrancaran a principios del siglo XXI han ido registrando disco sobresaliente tras disco sobresaliente y lo de la marca temporal no es baladí, pues siempre se han mostrado como una banda moderna, atenta a sonar siempre actual para hacer evolucionar el rock and roll. Y ahí siguen, Aztlán es su séptimos disco (sí, contamos como disco su MTV Unplugged) y llama poderosamente la atención que, pese a mantener su alianza con el productor Phil Vinall (Placebo, Pulp, Elastica), hayan conseguido seguir presentando muchas novedades en lo que respecta a sonido, a lo que seguramente también ha contribuido haber contado con el también productor y mezlador Craig Silvey (Arcade Fire, Texas) en algunas canciones.

Es evidente que en esta ocasión se ha buscado un sonido más oxígeno, con más espacio instrumental, sin traicionar el detalle pero tratando de encontrar colores más brillantes que intensos. El primer single, “Azul”, seguro que no se titula así por casualidad. Es además, una canción perfecta para comprender a Zoé, compaginando una melodía clara pero no obvia, y con un entramado musical delicado y recio a la vez. Buen ejemplo de ello es también. “No hay mal que dure”, aumentando las revoluciones con un teclado vintage que pasa por actual, mientras que en otras como “Temor y temblor” directamente deciden sembrar en el futuro en lugar de renovar el pasado. Al haber grabado en sus propios estudios, Zoé se han podido permitir el tiempo necesario para trabajar las canciones sin presión, lo que se deja entrever en la calma con la que ejecutan, con emoción pero a placer.

Uno de los grandes aciertos del grupo desde siempre ha sido que, pese a mostrarse muy interesados en la experimentación, siempre han tenido en cuenta los ganchos pop. Para que se hagan una idea aquellos que nunca les hayan prestado atención, Zoé consiguen combinar a Radiohead y con los Beatles, manteniendo su carácter latino. Quizá habría sido más impactante decir que combinan a Pink Floyd con Abba, pero también más extremo y desarcetado. ¿O no tanto? ¿Qué opinarían ellos? En cualquier caso, Aztlán suma puntos a Zoé, sus canciones vuelven a agitar por dentro, saben tratar las relaciones humanas y tratan de dilucidar los hilos que las mueven, mientras los demás disfrutamos de ellos. Y, por supuesto, siguen siendo una de las bandas del momento, a la altura de homónimos suyos españoles como Dorian y Vetusta Morla.

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