Alela Diane & The Wild Divine – Alela Diane & The Wild Divine (Rough Trade)

Me imagino la cara de los creadores (y seguidores) de tendencias y escenas. De aquellos que, nada más debutar un artista, ya están buscando a su sucesor. Puedo imaginar su alegría al escuchar The Pirate’s Gospel (Holocene Music, 2006), su entusiasmo por haber encontrado a la nueva Joanna Newsom, por haber descubierto en Nevada un filón de cantautoras raritas, una cantera para algunos años más de The New Weird America. Me imagino también su ligero desconcierto al escuchar To be still (Rough Trade, 2009), grabado con banda y más elaborado, optimista y expansivo que su debut. Pero me imagino sobre todo el asombro que en ellos habrá causado ese piano Wurlitzer que suena al inicio de “To begin”, la canción que abre este tercer disco de Alela Diane, y que recuerda por unos segundos a “Dreamer” de Supertramp.

Muchos cambios ha habido en la vida y la carrera de Alela Diane en el último lustro. Si sus inicios estaban marcados por su agitada vida familiar, separación de sus padres incluida, en la actualidad parece más asentada y equilibrada tanto internamente como con su entorno. Se ha casado, su marido está en su banda, y tanto él como el padre de Alela contribuyen a la composición de algunos temas. El resultado es un disco pulcro, familiar, disfrutable, claramente más orientado al mercado americano (no creo irrelevante mencionar su cambio de imagen, lejos queda su exótica apariencia de sus inicios, en la portada del disco se parece más a Neko Case). Queda algún resto del folk inglés que la inspiraba en anteriores trabajos, pero cuesta encontrarlo entre tanto sonido country rock, con sus pedal steel, sus acordeones y su deuda con la California de principios de los 70.

Lo mejor para disfrutar de la nueva Alela Diane es dejar de pensar en la anterior Alela Diane. Canciones como “Long way down”, “Suzanne” o “Of many colors” no necesitan coartadas de ningún otro tipo para ser saboreadas con gusto. Las letras parecen más terrenales y menos enigmáticas, pero resultan igualmente inspiradas. La banda suena conjuntada y profesional, dotando a las canciones de un armazón corpulento pero lo bastante ancho como para no ahogarlas, incluso coqueteando con el jazz en algunos momentos de “Heartless highway”.

En cualquier caso, no se puede negar que lo que se ha ganado en accesibilidad y brillantez se ha perdido en misterio y magia. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

ESCUCHA en Spotify: Alela Diane – Alela Diane & Wild Divine

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