Astrud y Col•lectiu Brossa + Single – Rock Kitchen (Pop & Dance) (Madrid)

Creo que ni Single ni Astrud son grupos a los que se puede catalogar como convencionales cuando se les escucha enlatados, y mucho menos ya cuando uno tiene la suerte de poder verles en directo, y disfrutar de la meticulosa, original y divertida puesta en escena con la que cada una de las bandas agrada a cada uno de los asistentes.

El pasado viernes, y dentro de los ciclos Pop & Dance que cada vez están consiguiendo más adeptos, comenzaron la doble sesión a eso de las ocho y media, el cuarteto Single, y su pop carnavalesco, cargado de buen rollo, rasgos operísticos, continuidad a lo largo de sus canciones, muchos bailes y una sala llena desde el principio, y que en ocasiones contó con más rumorología de la deseada. “Sr. Invierno”, “miau”, “fotos” repaso amplio a sus dos largos, y caras de sorpresa en mucha parte del público que ovacionaron con ímpetu y de manera creciente los temas de la recta final del concierto, donde brillaron con luz propia “pío, pío”, “posponías” y “Mr. Shoji” acompañado de la alegría que da tener un zoológico dentro de unos teclados.

Llegaba el plato fuerte de la noche, la vuelta a Madrid del formato con el que desde hace ya algún tiempo Astrud, junto al Col•lectiu Brossa dan una vuelta de tuerca a las canciones más míticas de la banda, haciendo de ellas auténticas joyas de música de cámara, que a veces suenan a música tradicional medieval, a veces a melodías renacentista y otras veces, simplemente a las versiones geniales de dos reinventores de la música como son Genís y Manolo.

El concierto, una vez escuchado el disco que recoge todo esto (Lo nuevo, elefant 2011), no podía contar con mejores expectativas, pero la verdad que todas ellas fueron superadas, pues la voz de Manolo, (más limpia, sensible, sentida y matizada incluso de lo que la recordaba) no hizo otra cosa más que crecer y crecer, ganando kilates al verse envuelta por la sonoridad genial del trío de cuerdas de violín, chelo y zanfona, sin olvidarnos por supuesto de los xilófonos, marimbas y vibráfonos multiplicándose y del imprescindible sonido de la acordeón.

Y es que es un verdadero lujo poder escuchar la delicadeza con la que sin prisa pero sin pausa van volando temas como “la ventana” o “esto debería acabarse aquí”  con una sonoridad perfecta, y rodeado de un público entregado y absorto, que sólo podía permanecer silencioso, o arrancarse con tremendas ovaciones como cuando cantaron “Europa”, con la joya minimalista en que convierten “mentalismo”, o sin duda el momento más álgido de la noche, en el que Manolo arropado por los coros, las risas y las palmas de todo el público, hizo de “minusvalía” una obra maestra gracias a la entrega, la  ironía, la expresividad, y la originalidad con la aderezó semejante canción.

Momentos intensos, que en la recta final del concierto se fueron animando, y convirtiéndose en menos trascendentales, cuando la orquesta poco a poco se fue animando, contagiándose del calor del público, y haciendo de “todo nos parece una mierda”, “Noah Chomsky”, “el vertedero de Sao Paulo” o la nueva “lo popular” divertidísimas canciones que tuvieron como colofón “la boda” y como respuesta los bailes de un público todavía emocionado con la escalofriante primera parte.

Para acabar, y dentro de los supuestos bises (pues no hubo ni tiempo para que saliesen y volviesen a entrar), Astrud, sorprendió de nuevo, (y haciendo muy feliz al que aquí escribe) haciendo una versión de “voglio vederti danzare” del italinísimo Franco Battiato, para acabar como no podía ser de otra forma con “hay un hombre en España que lo hace todo”, con toda la orquesta en pie, y el público sin parar de cantar, bailar y ovacionar.
Una noche sin duda para que para el recuerdo, y una nueva obra de arte contemporáneo la que han conseguido crear tanto en el disco, como más aún en directo el dúo Astrud, de la mano del Col•lectiu Brossa.

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