Audioslave – Sala Razzmatazz (Barcelona)

Esto es la crónica de lo que pudo haber sido pero no fue. La crónica de un concierto que perdió la condición de histórico por que el técnico de sonido decidió que la voz de Chris Cornell no debía sonar a un volumen superior al de la banda para que se le pudiera escuchar en condiciones. Desde aquí aconsejamos, humildemente, al manager de la banda que se deje de exigencias absurdas con los fotógrafos, que simplemente van a los conciertos a hacer su trabajo, y se preocupe porque la banda suene como los que estaban allí merecían. Gracias.

Audioslave llegaban a Barcelona por primera vez con su segundo álbum “Out of Exile” recién estrenado, para actuar ante un público que les esperó ansioso los veinte minutos que sobrepasaban las diez de la noche cuando Cornell, Morello, Commerford y Wilk subieron al escenario.

Audioslave por Demis VazquezAudioslave por Demis Vazquez

“Your time has come” sirvió para calentar un show que, problemas de sonido a parte, Cornell empezó a medio gas, por muy fan que uno sea hay que reconocer que el de Seattle es sobre el escenario más diva que la mismísima Madonna, mientras que por otro lado Tom Morello, mucho más cercano, saltaba y contagiaba al público desde el primer guitarrazo.

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Cuando se proviene de dos bandas míticas, las miradas al pasado son casi inevitables, por lo que en el cuarto tema pudimos escuchar la mítica Spoonman que Soundgarden compuso allá por el 1994, que el público agradeció efusivamente, aunque realmente enloqueció cuando Cornell nos dejó a solas con lo que definió como la mejor banda del rock del mundo para que Morello y los suyos interpretaran “Bulls on parade”. Con la sala y la banda entregadas, el de Seattle volvió para interpretar una rabiosa “Sleep now in the fire”. Impresionante.

Audioslave por Demis VazquezAudioslave por Demis Vazquez

Audioslave nos presentó también algunos temas de “Out of exile” como “Be yourself” o “Doesn’t remind me” que, como la mayoría de sus canciones, ganan mucho en directo. Un concierto contundente en el que sonaron primordialmente temas de su primer y homónimo trabajo como “Gasoline” o “Shadow in the Sun” haciendo sudar a las primeras filas como hacía tiempo que no se veía.

Cuando todo el mundo esperaba la interpretación de “Black hole sun” en acústico y solitario por parte de Chris Cornell, el regalo fue todavía mayor, “Call me dog” la mítica canción de Temple of the dog que fue coreada por toda la sala. Después “I am the highway” a la que se incorporó el resto de la banda.

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Realmente parecía estar ya todo el pescado vendido cuando llegó el momento álgido de la noche. Morello miró al respetable y tras una pequeña sonrisa, que parecía decir agarraos que vienen curvas, nos sacudió con el primer acorde de “Killing in the name”. La sala entera se vino abajo con la intensidad y potencia del tema. Nosotros alucinamos, pero estoy seguro que ellos también. Tras esa comunión total entre público y banda “Cochise”, que cerró el concierto tras una insuficiente hora y cuarto de actuación, pasó casi desapercibido. Mágico.

Audioslave no tiene la creatividad musical de Soundgarden, ni la tensión política de Rage Against The Machine pero su directo satisface tanto a nostálgicos como a nuevos fans y eso no es poco. El rock es para vivirlo y sudarlo y el concierto de Audioslave se vivió y se sudó como pocos. Rock n’ roll.

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