Bowie, polvo de estrellas, pistolas de rayos y fantasías de la era espacial

Cada dos por tres sale algo al mercado literario en torno a la música que nos vuelve cucucus. A veces son libros que hablan sobre artistas, otrora historia de algunos discos míticos, otras ocasiones poemarios, o incluso la intrahistoria de ciertos canciones clásicas. El tó que tó es que de ciertos artistas no nos solemos cansar nunca por penca que sea la cosa que saquen. He llegado a comprar hasta libros de recetas de las comidas preferidas de este o cual artista que admiro. Soy así. La cuestión es que, mirando el otro día el estante de mis libros me di cuenta la tira de cosas que alberga en torno al Dios Bowie y su Universo musical, personal y estético. Bueno, pues resulta que hoy tengo que poner una cosita más en la misma. Resulta que entré en mi tienda de cómics habitual y tras mi paseo por la zona Marvel y DC Cómics, hete aquí que, mirándome fijamente como diciendo: “Payo, llévame, te estaba esperando». Hablo de esa magnífica ilustración de la portada realizada Michael Allred con Bowie está con su círculo dorado en la frente.

Lo que viene por dentro es un deliriums tremens de tócate y no te menees, charipérez. En realidad apenas lo he leído porque es que me da como pena hacerlo para no finalizarlo tan pronto. Es como si pretendiese tenerlo siempre en prelectura para mirarlo una y otra vez y ya, si eso, cuando se tercie, leerlo poquito a poco. Viene a contar la historia del ascenso de Bowie desde sus inicios hasta la fama, así como la caidita de Ziggy Stardust, su famoso alter ego. Pero todo ello con unas ilustraciones, unas páginas y un nivel Maribel que no puedes despegar los ojos del libro.

Claro que el Allred, aparte de un fan absoluto del Duque es todo un artistazo, no te creas tú que es un “ay, mira este lo que pinta”. Escuchad su historial; Premio Eisner, autor de obras como Madman, Estela Plateada, Batman´66 y La Patrulla Condenada. Sí, sí, ¡La Patrulla Condenada! Sinceramente las páginas son todas para enmarcarlas, incluyendo los extras, los descartes y hasta los bocetos. Menudo negociazo para el marquetero del barrio, chacho.

A veces creo que estas cosas me molan porque antepongo mi lado fanático plus-ultra a la de criticar con criterio racional y de muy eruditas maneras, pero es que con esta obra no me sale otra cosa. ¡No me sale! La semana pasada me pillé una cosa de Camarón que también os hablé y me moló mucho, pero desde esta la prota del artículo me va a acompañar en la mesita de noche junto al del de la Isla. Por si me desvelo alguna noche y tenga algo bueno a qué echar mano.

Así que no sé a qué estás esperando para darte un lujete bowieniano y pillártelo. O el de Camarón que os recomendé el otro día. O los dos. Y si sois de bolsillos tiesos, también podéis acudir a cualquier biblioteca pública y leerlos, eso sí, en este caso solo podrás disfrutar del mismo quince días. Otra cosa es que se te antoje sisarlo; yo ya ahí no me meto y cuidadín con el de seguridad, que como te pillen es todo un trampantojo, avisado quedáis.

Bowie, que no daba el visto bueno a casi nada que se relacionase con su vida y obra, estaría más que orgulloso de un proyecto así, porque si un artista quiere cuidar su imagen, lo mejor es controlar también la misma. Eso sí, Funko Pop! De Ziggy Stardust no hay manera que lo autoricen; no lo hizo él en vida y, dicen las malas lenguas, que sus herederos piden una millonada para ceder los derechos. Pero, chicos de Funko, ¿Y el dineral que vais a ganar con ello? Estaremos a la espera. Mientras tanto, aquí tenéis este comicazo para disfrutar, again de los again, de algo sobre el Duque. Y van ya…

Más información en Norma Editorial.

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