Día de la música: especial artistas olvidados

Hoy 21 de junio estamos de doble celebración. Por un lado, llega el verano y por otro, se conmemora el Día Europeo de la Música. Una celebración que surgió en 1976 aunque empezó a exportarse a partir de 1985.

En Muzikalia queríamos hacer algo especial para celebrar este #DíadelaMúsicaMZK y parte del equipo que formamos la revista hemos decidido rescatar del olvido a algunas bandas que seguramente poco gente recuerda o que por desgracia, se mantienen en el olvido. Con ello no queremos decir que sean grupos totalmente anónimos ni mucho menos, siempre habrá quien beba los vientos por ellos, pero permitidnos la licencia de ahondar en nuestros recuerdos para sacar a la luz a todas esas formaciones que merecieron un mayor reconocimiento y necesitan una pequeña reivindicación en un día como hoy.

Esperemos que les recordéis con nosotros o en su defecto, que descubráis algún que otro tesoro oculto.

FELT
Por Txus Iglesias

No confundir con el combo británico “indie” de los años 80, ni tampoco con un actual dúo de hip hop, ambos del mismo nombre.

Estamos hablando, en realidad, de un grupo de Huntsville (Alabama) formado, hacia 1970, por Myke Jackson (voz, guitarra y principal compositor), Stan Lee (guitarra y nada que ver con Marvel Comics), Tommy Gilstrap (bajo), Allen Dalrymple (teclados) y Mike Neel (batería). No importó, al fundarse, que los cinco tuvieran menos de 20 años de edad porque Felt se mostró como una conjuntada banda de virtuosos, los cuales amalgamaban con soltura blues, jazz, psicodelia, hard-rock progresivo o tintes melódicos de pop “sixtie”.

Lanzaron su primer disco, homónimo éste, en 1971, en la modesta compañía de Nashville (Tennesee), Nasco Records, la cual realizó además una esmerada tarea de producción. Este trabajo, de grotesca cubierta, contiene musculosos temas como “Look at the sun”, “Weeping Mama Blues”, “World”, “Destination”o la larga “The Change”, por ejemplo. Algunas de sus influencias eran Wishbone Ash o los propios Beatles aunque sin embargo, la escena en Estados Unidos en que se hallaron inmersos los propios Felt (tradúzcase como “Sentí”) era un puente desde la psicodelia hacia el progresivo, cuando ya en Inglaterra, por ejemplo Yes (también un referente admitido por nuestros protagonistas) o King Crimson, ya estaban afianzados en su género, en aquellos inicios de los 70.

La juventud les pasó factura en otros aspectos como acusar la presión o dedicarse a otros trabajos fuera de la música así que se separaron, aunque después el guitarrista Stan Lee se unió a la banda punk de L.A., The Dickies, en 1977 y el propio Myke Jackson grabó en solitario hacia 1976. Además éste se cambió el nombre en 1987 a Mychael John Thomas por razones de coincidencia nominativa con el “rey del pop”. Curiosamente, tras el interés continuo de muchos seguidores, resultó que nada menos que 41 años después de su debut, en 2012, Felt editaron una segunda entrega (II) llamada Psychedelic Memoirs, conservando todavía una amplia parte de su penetrante savia setentera, aunque ya sin poder contar con el teclista Allen Dalrymple, ya fallecido hacia finales de los años 70.

Felt: un cofre sónico enterrado en la arena del tiempo.

LEBROCK
Por Raúl del Olmo

Tuve la inmensa suerte de disfrutar mi adolescencia durante la década de los noventa. Esto me supuso asistir a la revolución del rock alternativo -cuando se podía emplear este adjetivo-, más aún, no me tiembla la mano al escribir que me resulta la revolución más explosiva de la historia: Soundgarden, Nirvana, Alice in Chains, The Smashing Pumpkins, Tool, The Afghan Whigs o Pearl Jam son bandas que bebían de un legado innegable, pero que supieron actualizarlo y, en no pocos casos, mejorarlo. Basta decir que estamos ante la cantera de vocalistas más portentosa jamás alumbrada. El caso es que desde entonces resulta poco menos que inverosímil -cuando no ridículo- intentar buscar una banda de rock con la suficiente pegada emocional, pienso que moriré sin encontrarla.

Eso me ha llevado en los últimos años a interesarme por una nueva corriente radicalmente opuesta a ésta, pero que, sin embargo, alberga en su ser las cualidades de calidad, transmisión y pasión que anegaron gloriosamente el sonido alternativo de los 90. Me refiero al synthwave o retrowave, una celebración nostálgica -en parte sólo- del sintetizador y de toda la cultura popular de la década de los 80’s, entendiéndola como fenómeno underground, (no confundir con lo que los medios o plataformas intentan vender como mero revivalismo inane para masas).

 

Pues bien, cerca de veinte o treinta proyectos y artistas del género me resultan imprescindibles y ni un solo medio, salvo los más especializados -blogs y fanzines electrónicos- se hacen eco. Salvo Carpenter Brut, que han copado algunos festivales de calado diverso -han tocado en Primavera Sound y lo harán en Download Festival (a ver quién tiene narices a decirme otro grupo capaz de lograr este estrambótico hito), son muy pocos los artistas que han trascendido.

Es por ello que en este especial de tesoros personales escondidos citaría multitud de synthwavers (invito a todos los lectores a indagar en ello), pero en esta ocasión, elijo a los británicos LeBrock, un dúo que, de momento, sólo les da por publicar EP’S. Pero qué EPS: Maravilloso resultó Action & Romance (16) y vuelve a hacerlo en este ejercicio 2018 Real Thing. Su chispeante traza AOR es lo que termina por hacerlos arrebatadoramente irresistibles. Esto que os presento se llama «Dangerous dreams».

EL INQUILINO COMUNISTA
Por Edu Cornejo

La primera vez que escuché a Pavement me gustaron porque sonaban al Inquilino. Sí, qué distinto era todo cuando no había internet. La recomendación de un compañero de colegio era más importante que un 94 en Pitchfork y la mínima reseña que pillabas en un fanzine despertaba ganas infinitas de escuchar un grupo nuevo. Cada uno tenía su mundo configurado, personal e intransferible y lo compartías en forma de cintas entre colegas y no en perfiles públicos. En mi mundo el Inquilino Comunista eran lo más parecido a Dios. Lo tenían todo: actitud, sonido guarro, canciones punzantes y cierto aire de banda de culto. Eran tan suyos que rechazaron fichar por una multinacional cuando la generación Kronen los puso a tiro de masas. Ellos solo querían divertirse creando pildorazos de noise-pop con deje americano lo-fi, dando directos míticos y rotundos, como el del Festimad 97.

 

Facturaron tres elepés entre 1993 y 1996 –todos imprescindibles-, momento en que dieron carpetazo al asunto. No exagero si digo que cualquiera de estos discos puede mirar a la cara a las cumbre de Sonic Youth o los citados Pavement de esa época, sus referencias básicas. Siempre se les acusó de ser poco originales pero, qué demonios, ¿cuántos grupos han inventado realmente algo?

ASTHMABOY
Por Raquel García

Asthmaboy son un dúo de Seattle formado por Glindon Marten y John Boone. En 2007 se dieron a conocer entre la comunidad digital con Later Days, un precioso disco de folk de guitarra y piano (en la onda de Sufjan Stevens o Bright Eyes) con toques de humor  y bonitas canciones como “Disappearing Trick” o “Down To The Puget Sound”.  En 2013, todavía sin sello, lanzaron un segundo largo, Wanderers, en el que ampliaron su paleta estilística al pop y su paleta sonora a la percusión y, de forma muy sutil, la electrónica.

A pesar de hacer cierto ruido en Myspace  y en foros musicales (¡qué tiempos aquellos, en los albores de las redes sociales!), no llegaron a firmar con ninguna discográfica, así que su música sigue siendo una de esas perlas escondidas que solo unos pocos conocen y que desde aquí nos gusta reivindicar. Sus discos están disponibles solamente a través de su Bandcamp

 

CAPITAIN SOUL
Por Fidel Oltra

Adam Howorth era a finales del siglo XX un periodista y crítico musical que decidió dar un paso adelante y dejar de ser un músico frustrado (ya sabéis lo que dicen de los críticos). Montó una banda llamada Hooverdam con la que llegó a fichar por Sire Records, pero apenas grabaron un par de singles. Tras cambiar de nombre y formación, los ahora denominados Captain Soul – por la canción de The Byrds – fueron contratados por Alan McGee para su sello Poptones en el año 2000. Unos meses después lanzaron un maravilla de disco llamado Beat Your Crazy Head Against The Sky, un álbum repleto de melodías y armonías sixties típicas de la Costa Oeste norteamericana, la California del Summer of Love, los Beach Boys

El álbum vino precedido por un brillante single llamado «T-Shirt 69» que no he sido capaz de encontrar en ninguna plataforma de streaming, aunque aquí lo podéis escuchar en la versión de Paddy McAloon, de Prefab Sprout. Los vídeos de este primer álbum de Captain Soul están bloqueados en España salvo este de «Fragile as a butterfly» que podéis escuchar más abajo. No es la mejor canción del disco pero sirve para que os hagáis una idea de como sonaba el grupo. Unos años después Captain Soul publicaron un segundo trabajo titulado Jetstream Lovers, en el que endurecieron algo su sonido con más presencia de guitarras, y posteriormente desaparecieron.

SIMPLY SOUCER
Por Luis Moner

Los hermanos Bob y Daniel Lanois (este último se labró una reputada carrera como productor oficial del rock tirando a mainstream, y bajo sus mesas de mezclas se grabaron discos tan sobrevalorados como el “The Joshua Tree”, o maravillas como el “Oh Mercy” de Bob Dylan) decidieron, en un verano de mediados de los 70, confinar a los integrantes de Simply Saucer en el garaje de sus padres, en Hamilton, un pueblo de su natal Ontario. Así que los cuatro integrantes de la banda se pusieron a hacer ruido, que era lo que más ganas tenían. Recuerda el líder de la banda, Edgar Breau, que lo único que querían era parecerse al “White Light/White Heat” de sus idolatrados The Velvet Underground, aunque si todo ese caudal de sonido musculoso y febril se recubría con una pátina psicodelica a lo Syd Barrett, pues ya la ecuación no podía salir más redonda.

Se pusieron manos a la obra y dejaron para la posteridad algunos temas desperdigados, de sonido amateur, sucio, urgente, de angulosa primitividad, que acreditaban la solvencia de unos músicos que se lo debían pasar muy bien cuando se subían a un escenario.

 

El genial Cyborgs Revisited se editó por primera vez, casi una década después del nacimientos de estos temas, bajo el sello Mole Sound, y desde entonces se ha ido prensando con aportes de material extra en forma de aparatosas tomas en directo. Ahora en este año le toca el turno al sello In the Red, y lo reedita con los siete temas que grabaron en estudio, más irresistibles cápsulas grabadas en un concierto en Ontario con versiones incluidas. Un derroche de rock vitamínico con guiños a Lou Reed, en “Dance The Mutation”, anticiclones punkarras herencia Ramones (con unas bases electrónicas que te vuelven majara) se llevan todo a su paso en “Instant Preasure”, los sucios instintos de MC5 o The Stooges asoman en “Electron Rock” o “Nazi Apocalypse”, una “Mole Machine” (se la decidan a sus superheroes de la Marvel) que es asfixiante e hipnótica como las distopías de J.G. Ballard, mientras que en “Bullet Proof Nothing” las formas se relajan (no el fondo, que es lava) y suena a la mejor VU. Una obra maestra.

THE SEA URCHINS
Por Manuel Pinazo

Grupos olvidados hay miles, por no hablar de bandas que tenían ciento encanto y se quedaron en las puertas del reconocimiento. Recuerdo siendo un adolescente la buena prensa que tenía el seminal sello Sarah Records y la curiosidad que me despertaba. De allí entre otros sitios, salió buena parte del indie pop británico post The Smiths. Fue en uno de sus recopilatorios comenzando la década de los 90 cuando conocí a esta banda, quienes compartían espacio con otras como Heavenly, The Field Mice, East River Pipe, Another Sunny Day o The Orchids y me sorprendieron con una propuesta de guitarras cristalinas y bonitas melodías muy acorde a los sonidos de la época que tanto me gustaban.

 

La carrera de The Sea Urchins por desgracia fue muy efímera. Se se formaron en 1986 y atesoran el honor de ser la primera banda publicada por Sarah Records. Editaron varios singles (a destacar canciones como «Pristine Christine”, ”Please Rain Fall”, «A Morning Odyssey”, “Solace” y un solo disco, Stardust, que se lanzó en 1992 y que cada cierto está bien desempolvar para una nostálgica escucha.

BUENAS NOCHES ROSE
Por Juanjo Ordás

Reconocidos en vida y muerte únicamente en el underground español, Buenas Noches Rose fue una banda que habría merecido llenar salas hasta arriba a lo largo y ancho del país.

Para el recuerdo dejaron dos discos deslumbrantes de rock setentero en castellano -Buenas Noches Rose (1995) y La danza de la araña (1997)- y uno final bastante acertado -La estación seca (1999)-.

OX POW
Por Fernando del Río

OX Pow fueron una potente banda madrileña que entre 1982 y 1987 fueron practicantes de una música muy rabiosa, emparentados con el punk y precursores incluso, del hardcore. Vivieron los tiempos de la tan afamada “Movida”, aunque no suelan salir en los escritos ni especiales de aquella época. Tampoco suelen estar muy presentes en la literatura acerca del punk patrio, cuando a mi humilde juicio, deberían tener un lugar privilegiado. Después de sus dos estupendos primeros trabajos: un flexi disco (formato muy en boga en la época) compartido con Derribos Arias y su primer sencillo en solitario –reeditado por Munster Records en el 2000– la banda graba dos minis LPs bastante erráticos y se disuelve, como un terrón de azúcar, sin avisar y en silencio.

Escucha el tema “Esperando en la calle” y dime si no se adelantaron catorce años a los Hellacopters del “Payin´ the Dues”.

 

THE MANTLES
Por J.J. Caballero

Arrimado al legado y las derivaciones familiares de The Velvet Underground di casi por casualidad con sus sobrinos lejanos. Los bauticé así porque parecen ser los que más cerca están de perpetuar su empuje y casi las mismas intenciones de no prosperar en el intento. Lou Reed y John Cale también hicieron sus primeros conciertos bajo una atmósfera demasiado obvia y contaminada de falsa trascendencia. A base de patear escenarios, The Mantles –que así se llaman estos herederos ya no tan bisoños- han aprendido a afinar sus tiros y sin hacer casi ruido ni dar ningún golpe de efecto mediático se convirtieron en la gran esperanza de la establecida base de bandas dedicadas al nuevo garage en la bahía de San Francisco. Proceden de Oakland, para ser exactos, y se atreven a reunir su base clásica con nuevos y afilados sonidos. Tras una serie de logrados EPs en los que fueron desfogando sus composiciones domésticas, empezaron a cautivarme en Long Enough To Leave, publicado allá por junio de 2013, la primera grabación realmente importante en la que aclaraban definitivamente el horizonte y, sin hacer demasiadas concesiones, siguieron abrillantando una propuesta tremendamente atractiva en el recopilatorio Extended Dorkout: Singles and Leftovers (2015), en el que aunaban singles oficiales con tomas alternativas y temas dejados de lado en su momento (algo que resulta altamente elocuente sobre una banda con una discografía oficial tan corta); y por fin en All Odds End, un postrer disco largo que editaron unos meses después y tras el que su rastro parece haberse perdido por redes y casas discográficas. Para no desesperar en la espera, escucho de nuevo temas que cada día me gustan más: “Hello”, “Doorframe” o el delicioso “Memory”, en el que incluso se aproximan al power pop de mis mejores sueños.

 

BIG CITY
Por Raúl Julián

A lo largo de una década, los zaragozanos Big City supieron moverse con exquisito gusto y un perfeccionismo casi obsesivo a través de todos esos parajes situados en algún lugar entre el pop, la americana y el indie-folk. La banda bebía de algunas de las «B’s» más importantes del género, con Beatles, Byrds y Big Star luciendo en su solapa. Un listado al que cabría añadir otros nombres como los de Teenage Fanclub, Tom Petty y, sobre todo, Wilco, tanto que la propia formación terminó un poco cansada de las comparaciones reiteradas con el grupo de Jeff Tweedy. Javi Vicente, Miguel Yrureta, los hermanos Borja y Hugo Lasala, y Francho Pérez publicaron un total de cuatro discos de estudio infalibles: “A Spring Of Summer” (Grabaciones en el Mar, 03), “Call An Ambulance” (King Of Patio, 06), “Celebrate It All” (I+D, 09) y ese canto del cisne que supuso “The Way The Trees Are” (Gran Derby/Gran Sol, 13). El combo mostró resplandecientes virtudes desde el mismo debut de 2003, y nunca dejó de evolucionar, depurar e incidir en preferencias personales. Lo suyo fue, en definitiva, una eterna búsqueda de territorios con los que enriquecer y engalanar cada nueva entrega. De este modo, los aragoneses resultaban igual de solventes firmando gemas pop absolutamente inmediatas y atemporales que haciendo canciones de ocho minutos con trabajados desarrollos, entre los que perderse gozosa e insistentemente.

 

Los conciertos de la banda funcionaban como demostración de poderío apabullante en precisión y complicidad, con un sonido cristalino, detallado y cuidadísimo que, llegado el momento, tampoco escatimaba en distorsiones (muy comentado era el despliegue de pedales que, durante sus directos, copaba el suelo de los escenarios). Tremendamente respetado en Zaragoza y siempre alabado por prensa especializada y compañeros de profesión, el quinteto nunca llegó a anunciar una separación oficial, pero su último concierto data del año 2014. En la actualidad todos sus miembros continúan ligados de algún modo al mundo de la música, inmersos en otros proyectos o grupos, gestionando estudios de grabación o, en el caso de su vocalista, ejerciendo de productor rebautizado como Carasueño. Algún día la persona correcta recuperará su discografía, y entonces ésta será celebrada con merecida pasión y efusividad. Con el paso del tiempo se reivindicará su obra, y Big City derivarán a posteriori en uno de esos grupos de culto que en su momento no alcanzaron la repercusión que por calidad merecían. Sólo hay que esperar lo suficiente.

4 comentarios en «Día de la música: especial artistas olvidados»

    • el 21 junio, 2018 a las 12:12 pm
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      ¡Me alegro de que no los des por olvidados! No editan nada desde el 96 pero siguen haciendo conciertos esporádicamente. No hace muchos años actuaron en el Primavera Sound, BBK Live o Ebrovisión (que yo les haya visto) pero de manera muy puntual. Continúan ensayando regularmente, al parecer, como mero hobbie.

      Si a alguien le pica la curiosidad por verlos ahora, actuarán a finales de septiembre en el Getxo Sound (http://www.stereosonik.com/getxosound/). Un saludo.

  • el 26 junio, 2018 a las 11:12 pm
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    Enhorabuena por reivindicarnos a estos grupos «ocultos», muchos de los cuales, en efecto, no saborearon las mieles del reconocimiento más allá de sus fieles seguidores, que como se ve, no los han olvidado, y nos hacen partícipes de sus hitos más significativos. Gracias a todos los articulistas por el trabajo de desarchivar y actualizar datos.

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