Ebrovisión – Miranda de Ebro (Burgos)

Es indudable que el primer atractivo de grandes festivales como Benicassim, Primavera Sound o Summercase es un cartel repleto de nombres indiscutibles. Sin embargo, hay otras citas musicales de menor formato que, sin pretender competir en cuanto al número o la relevancia de los artistas que pasan por su escenario, ofrecen sobradas razones para hacerse un hueco importante en cualquier agenda musical con inquietudes.

Buen ejemplo de ello es el Ebrovisión (también lo serían Contempopránea o Lemon Pop), un festival que a pesar de lo reducido de sus dimensiones, consigue desprender más calor y mejor ambiente que muchos de los grandes eventos que antes comentábamos. El pasado fin de semana, el festival de Miranda de Ebro organizado de forma impecable por la asociación sin ánimo de lucro Rafael Izquierdo, celebraba su sexta edición ofreciéndonos tres grandes noches de música en directo.

Los conciertos comenzaban por primera vez el jueves con Speaklow y The Rockin’ Pneumonias calentando motores para el fin de semana en la Sala Maquiavel ante un público netamente local.

El vienes, los primeros en salir a escena eran unos ilusionadísimos Half Foot Outside para estrenar su flamante quinto disco Perfect from the distance una obra que en directo suena con espeluznante lucidez.

A continuación hacía su aparición un verdadero ciclón llegado directamente desde las costas del sur de California, Los Coronas. El que posiblemente sea el mejor grupo de música surf de nuestro país ofreció una auténtica explosión instrumental que auguraba las buenas vibraciones que pronto iba a deparar la noche.

Ocean Color Scene, unos de los grandes nombres del pop británico de los últimos tiempos y cabeza de cartel del día, hacían su aparición sobre las 23:30. Prescindiendo de su último disco North Atlantic Drift, los de Birmingham ofrecieron en Miranda un repaso a lo mejor de sus doce impecables años de carrera y grandes singles como «Better Day», «The riverboat song», o «Travellers tune» llenaron la Fábrica de Tornillos de melodías, estribillos y nostalgia brit-pop. A pesar de que Simon Fowler había comenzado la tarde enfadándose de forma incomprensible con los periodistas tras la rueda de prensa (menudo demostración de divismo), el grupo estuvo ciertamente inspiradísimo y el público lo agradeció disfrutando al máximo del concierto desde la primera canción.

Infadels llegaban a Miranda inmensos en la gran gira europea con la que están presentado su primer álbum We are not The Infadels. Londinenses de origen, su música es una auténtica demostración de energía electro-punk-funk de consumo inmediato. Apabullantes en la ejecución y con una estética plagada de histrionismo de tintes góticos aterraron a la mitad del público y convencieron a la otra mitad con con singles como “Girl tha Speaks no words” o “Love like Semtex”.

Standard, que repetían por segundo año consecutivo en el festival fueron los encargados de cerrar la noche sin que nadie pudiera parar de bailar. Acaban publicar su debut, 3.000v 40.000w, un cuidado trabajo repleto de rock, punk, y funk, absolutamente dirigido a la pista de baile (“On the floor”, “The Happy song”), en el cual recorren la distancia que separa a Joy Division de The Rapture. En directo, han ganando mucha potencia y tablas, lo que unido a lo anterior les consolida como uno de los mejores grupos de inspiración new wave de nuestro país. Quizás les falten aún canciones y a su vocalista Deu le sobre algo de mesianismo (“no os veo bailar hijos de puta, nos os veo follar” x35), pero es indudable que son una de las grandes noticias que nos ha dado el pop nacional en los últimos tiempos y en Miranda así lo demostraron.

Después del auténtico huracán que supusieron los conciertos del viernes, el sábado se presentaba más tranquilo. Nada más lejos de la realidad.

El sábado comenzó potentísimo con El Columpio Asesino y su segundo álbum, De mi sangre a tus cuchillas sobre el escenario. El sonido del combo navarro demostró su efectividad envolviendo en el oscuro recinto de la Fábrica de tornillos en una auténtica tormenta de guitarras y metales.

Para Sexy Sadie el Ebrovisión fue su último festival ya que los mallorquines han decidido poner fin a lo que ha sido una de las carreras más fructíferas dentro de la escena pop nacional. Su directo fue un perfecto resumen de los que ha siempre han sido y serán, un grupo de perfectas melodías pop. Comenzaron con «Great Minds», versionearon a Sonic Youth en Sugar Cane y terminaron a lo grande con «Days of love», «Take from me» y «Someone». Hasta siempre Sexy Sadie.

Lori Meyers defendía por enésima vez esta año su segundo trabajo Hostal Pimodán. Noni y los suyos no han parado de tocar durante el verano y han exprimido al máximo lo que puede dar de sí el álbum. Afortunadamente, siempre pueden recurrir a su Viaje de Estudios lo que suelen hacer para cerrar con un final (aprovechando las tres guitarras que en directo ya despliegan sin tapujos), mucho más animado que el comienzo.

A continuación llegó el turno de la otra cabeza de cartel del Festival, The Posies. Pioneros del power pop y referencia fundamental para bandas como Weezer o Nada Surf la banda comandada por Ken Stringfellow y Jon Auer. A pesar de los años que ya tienen a sus espaldas, protagonizaron un directo generoso y poderoso en cuanto a sonido y puesta en escena, culminado con las magníficas «Somehow Everything» y «Somehow Everything».

Para cerrar el festival, la organización reservó otras grata sorpresa, Mendetz. Son una especie de Daft Punk de Barcelona aficionados a las guitarras y los teclados antiguos que se autodefinen como Casio punk. Irónicamente reivindican a Chimo Bayo y el bacalao para ofrecer ritmos frenéticos con un inconfundible toque ochentero. Versionearon sin rubor a los Beatles y a Eiffel 65 y terminaron frenéticamente al grito de Hu-Ha.

Un cierre a todo gas para lo que ha sido quizás el Ebrovisión más contundente de la historia.

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