Elle Belga

Nos hemos convertido en pequeños artesanos que miman cada silencio y cada nota que se escucha


 
El proyecto conjunto de José Luis García (Ex Manta Ray, Ex Viva Las Vegas) y Fany Álvarez bajo el nombre de Elle Belga alcanzó su tercera entrega, segunda en formato largo, el pasado año con El Refugio (2013).
 
Un trabajo personal y sangrante, de especto etéreo y transfondo inquieto que, dentro de una trayectoria de por sí afilada, desprende una inquietante belleza invernal.
 
Charlamos con el asturiano acerca del álbum y otras cuestiones a lo largo de la siguiente entrevista.
 
¿En tu opinión cuáles son las principales diferencias entre «El Refugio» y las anteriores entregas de Elle Belga?
 
«Refugio» es un disco diferente porque en cada momento vital somos diferentes. Es un disco más oscuro, que cuesta abarcarlo de inicio porque bajo las melodías vocales subyace otro mundo sonoro, que en ocasiones es atonal, en otras arrítmico y en otras casual… pero con la perspectiva del conjunto, finalmente sale reforzado y todos esos elementos lo dotan de una quietud inquietante.
 
Tengo la sensación de que un disco cómo este no puede haber sido grabado en un sitio tradicional… ¿Cómo y dónde fue grabado «El Refugio»?
 
«Refugio» gira entorno a nuestro pequeño universo familiar… y ha sido grabado a lo largo de sesiones y espacios que pertenecen a este entorno. Las bases fueron grabadas en directo en una casa de la familia, en un espacio de piedra y con el frío presente en cada una de las notas que se pueden escuchar en nuestro disco. Las voces y arreglos fueron grabadas en nuestra casa entre siestas, comidas y cansancio después de nuestras jornada laborales. Nos hemos convertido en pequeños artesanos que miman cada silencio y cada nota que se escucha. Es el tipo de trabajo que solamente lo puedes hacer para ti, nunca podría producir algo ajeno a nosotros de la misma forma, porque tenemos la sensación de que es nuestra criatura y hay muchos más matices aparte de la música que están presentes en nuestros discos.
 
¿Cómo se consigue ese contraste entre el aspecto amable de las canciones y la tremenda inquietud que éstas provocan?
 
Estamos acostumbrados a percibir la música como algo matemático y organizado, donde todo tiene que ir a tempo y afinado. A nosotros nos gusta variar algunos de estos elementos en arreglos que no sean fundamentales. Por este motivo puede provocar inquietud o tensión, porque existe un sustrato discordante que a nuestro oído educado dentro de la formalidad le resulta, en cierto modo, un tanto «incómodo». También trabajamos con las frecuencias graves para dar esta capa oscura al conjunto.
 
Otro factor presente en muchos pasajes del disco es la «casualidad». Samplers que funcionan aleatoriamente y que no tratas de gobernar en ningún momento. Por eso nos implicamos tanto en la fase de mezcla, para encontrarle el espacio a cada nota, bien sea intencionada o no.
 

 
¿Qué ha propiciado «El Refugio»? ¿Qué os ha motivado a la hora de escribir estas canciones?
 
Trabajamos en la dirección que nuestra intuición nos marca, no hay una idea predeterminada sino que éstas surgen y a la larga confieren el sonido del disco… como es lógico son muchas las ideas que se desechan y tras este proceso te das cuenta que tienes un puñado de melodías que parecen haber surgido de una misma idea. Esto es fruto de nuestra intuición.
 
¿Cuánto hay de autobiográfico en este disco?
 
Como habíamos dicho anteriormente es un disco surgido al cien por cien de nuestro pequeño entorno familiar. Hay recuerdos, pérdidas irrecuperables, imágenes que nos han hecho reflexionar. Es un disco en el que podemos reconocernos a cada instante, así que podemos afirmar que es un disco muy autobiográfico, aunque no siempre estemos narrando vivencias vividas en primera persona.
 
¿Qué criterio seguís para decir quien cantará cada una de las canciones?
 
La propia melodía nos indica cómo tiene que ser cantada, qué intención necesita para ser eficaz. Cada uno tenemos características distintas en nuestras voces y en función de ellas decidimos quién será el que lleve la mayor parte del peso en la interpretación vocal.
 
Tras seis años de proyecto… ¿Qué ventajas e inconvenientes reales dirías que tiene ser sólo dos personas en el grupo?
 
No he visto muchas diferencias respecto al modo de trabajar que tenía con Manta Ray o Viva las Vegas. La música al final es el resultado de la aportación de cada una de las  personas que forman el proyecto… y  todos nosotros cambiamos a lo largo del tiempo, por lo que siempre habrá diferencias entre los distintos trabajos. 
 
¿Qué tal están funcionando las canciones en directo? ¿Cómo lográis trasladar al escenario las peculiaridades del disco?
 
En directo solamente estamos Fany y yo. Esta circunstancia nos obliga a conocer y dominar cada instante que transcurre a lo largo de todo el concierto, de una forma mucho más intensa. Esto solamente se logra con muchísimo trabajo, para tener un total control sobre cada nota e intención que requiere nuestro repertorio. Una vez lo hemos logrado, entonces ya podemos pasar a interpretarlo.
 
Es muy distinto interpretar que tocar. Esto último se reduce a ejecutar la música sin más, interpretar es asimilarla, que ni siquiera pienses en las notas porque éstas fluyen solas y les das la vida que necesitan para tener sentido. Esto es nuestro directo… para nosotros es agotador, pero no lo entendemos de otra manera. Lo vemos como un acto cargado de solemnidad que independientemente de las circunstancias en las que nos encontremos, no podemos afrontarlo de otra manera que no sea la de una entrega total por nuestra parte.
 
Cambiando de tema voy a aprovechar para preguntarte por la reunión de hace un año y medio de Manta Ray ¿Qué motivo aquello? ¿Qué tal funcionó? ¿Habrá más reuniones en el futuro?
 
El motivo fue sencillo: Nacho festejaba el veinte aniversario de su bar «La Plaza» y al proponernos tocar algunos temas de Manta enseguida aceptamos, porque era una fiesta sin más pretensiones que festejar lo que fueron veinte años de nuestra vida.
 
Una vez que lo decidimos vimos que provocó una gran expectación y como nunca supimos hacerlo de otra manera, nos lo tomamos como si fuese un concierto más, con todo el rigor que eso siempre supuso para nosotros. Nos encerramos a ensayar durante ocho días, más de ocho horas diarias y el resultado fue un concierto de Manta Ray. Para nada fue una reunión de viejos amigos que tocan por tocar sus viejas canciones. No habrá más reuniones…
 
Y al hilo del tema y ya para finalizar… ¿Cómo recuerdas la escena musical de los 90 en España?
 
Imperfecta, con muchas propuestas carentes de sentido más allá de la mera copia… pero por otra parte, también destacaron un gran número de grupos y artistas con gran talento. Se comenzó a crear un circuito de salas, sellos y profesionales que habían crecido con nosotros. El resultado de todo aquello es que la escena se llegó a profesionalizar. Muchas personas lograron vivir de ello e incluso hoy en día lo siguen haciendo. Pero por otra parte, en ocasiones, la profesionalización puede acarrear cierta desidia y cuando esto sucede creo que es el momento de ser honesto y abandonar, aunque no todo el mundo lo hace.
 
Gracias de nuevo.
 
Gracias por vuestro apoyo… un abrazo.
 
 

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