Entrevistamos a Antonio Cardiel por su biografía de Héroes del Silencio

Héroes del Silencio han renacido –en parte– estas últimas semanas. La histórica banda formada por Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu ha vuelto a agitar esa sólida y fiel base de seguidores que permanece latente 25 años después de su separación, con la aparición de un documental, un recopilatorio con sus canciones y una extensa biografía.

Mucho hemos hablado estos días de Héroes: Silencio y Rock & Roll, documental estrenado en Netflix. Una hora y media de testimonios de todos los protagonistas implicados que repasa con multitud de imágenes inéditas, la aparición, el ascenso y la separación de los maños. Un film que quizá, pasa de puntillas por muchos aspectos importantes en la historia de Héroes del Silencio que están mucho más desarrollados en la verdadera joya para fans que ha visto la luz al mismo tiempo: el libro Héroes del Leyenda, de Antonio Cardiel (Plaza y Janés).

Para la elaboración de sus 500 páginas, el autor y hermano del bajista Joaquín Cardiel, tuvo acceso a fuentes documentales inéditas, diarios personales de gira y a fotografías nunca vistas que se complementan con más de 120 horas de entrevistas y un excelente trabajo de documentación en el que no falta un solo detalle. Las charlas tuvieron la ausencia de Enrique Bunbury, cuyo relato fue completado con diversas declaraciones de la época. En su lugar, sus compañeros se explayan más y asumen un protagonismo que da auténtico valor a cada uno de los capítulos.

De todo ello charlamos con Antonio Cardiel, para conocer la intrahistoria de esta biografía definitiva sobre Héroes del Silencio.

«Tras leer otros libros sobre Héroes, me di cuenta que era posible hacer algo diferente y contar la historia desde dentro «

¿Cuánto tiempo te ha llevado preparar este libro?

Más o menos empecé hace tres años. En el verano de 2017 estuve con mi hermano Joaquín en el estudio y repasando los libros que tenía en la biblioteca vi que tenía unos cuantos sobre Héroes del Silencio. Me los llevé, los leí y me di cuenta de que era posible hacer algo diferente a lo que había. Ya se había abordado la biografía de la banda en obras muy interesantes como la de Matías Uribe (Héroes del Silencio, El sueño de un destino, 2007) o Pep Blay (Enrique Bunbury: lo demás es silencio, 2007), pero me parecía que podía hacerse algo más completo y acorde a la trascendencia que había y sigue teniendo la banda.

También pensé que si ellos accedían a hablar conmigo y a darme entrevistas quizá podría enfocarlo de una manera diferente. Como una historia contada desde dentro, que es un poco la gran novedad de este libro. A partir de ahí pasó un tiempo, lo comenté con mi agente para ver cómo lo podíamos mover por el mundo editorial y en 2018 comencé a documentarlo, a hacer diversos esquemas y las entrevistas con ellos. Ha sido un largo proceso y las charlas llevaron su tiempo. Todos tienen sus obligaciones, yo vivo en Barcelona y ellos en Zaragoza y entre hacerlas, transcribirlas y demás, te puedes imaginar. Con todo el bruto, lo que más tiempo me llevó decidir fue la forma de libro, cómo iba a transformar todo ese caudal informativo en algo que no se hiciera pesado. El proceso de escritura en sí y de darle forma coincidió con el confinamiento.

Con lo que al final te vino bien y todo.

Pues sí, aunque no esté muy bien decirlo. Empecé a escribir un 7 de marzo después de ir a un concierto de Anni B Sweet y la semana siguiente nos confinaron. A mi me vino bien porque teletrabajé, pero las horas sobrantes de ocio y fin de semana me vinieron de perlas. Si no puedes hacer gran cosa desde un viernes a las 14 hasta el lunes a las 9. Y las tardes noches… me vino de maravilla poder disponer de tanto tiempo seguido.

Cuando vi el libro anunciado pensaba que se trataba de una historia oral, pero finalmente has optado por el relato apoyado en algunas citas para contextualizar y reforzar el conjunto.

Sí, ya existían libros de conversaciones como ese ‘Diván: Conversaciones con Enrique Bunbury’ (Javier Losilla, 2000) y yo quería hacer algo diferente. Soy escritor, tengo mis vicios creativos y me gusta contar las cosas de otra manera, de una forma más completa. En vez de transcribir planifiqué un libro sin dejar a un lado la cronología oficial, porque la evolución es la evolución, pero me permití ciertas licencias con la línea temporal. Por ejemplo, tenía que contar lo que pasó en Inglaterra con ellos que aunque no tuvieron oportunidad de penetración, sí que hubo varios intentos. Para no mencionarlo en tres veces, lo aúno en un solo capítulo. Buscaba tramas que me permitieran progresar en la narración con una cierta gracia, recurriendo de vez en cuando a alguna cita literal. Para suplir a Enrique, busqué citas literales en medios compensando su ausencia.

 

Lo que da valor al libro es tanta presencia de Juan Valdivia, siempre tan esquivo.

Cierto, Juan siempre fue muy esquivo, al principio quizá no tanto. Desde el 88 hasta el 91 sí que participaban todos en las ruedas de prensa o en la promoción que les ponía EMI. Poco a poco Enrique fue el que fue tomando protagonismo, era el más activo, el cantante, el frontman… con lo que terminó siendo el más solicitado. A Juan que es una persona muy creativa, intimista y tímida, no le importó ceder. Y mi hermano y Pedro quedaron en un punto intermedio, participando esporádicamente.

Juan en los últimos años del grupo ya era reacio a hablar con la prensa y cuando se separan, mucho más. Apenas ha concedido entrevistas desde entonces, siempre ha sido muy lacónico, tímido y parco en palabras. Siempre hemos tenido muy buena relación y quizá esa cercanía hizo que al final tuviera la suerte de contar tanto con él. El hecho de que fueran entrevistas largas y bien planificadas creo que le hizo entender que esta era una buena oportunidad de dar su versión de todo lo que había pasado en Héroes del Silencio.

Hay muchas cosas de Juan Valdivia que aquí se desvelan que el público general desconocía, como el problema en su mano que le impide tocar la guitarra.

A mí me confesaba en las entrevistas que bastante gente se preguntaba cómo no había iniciado ningún proyecto después de separarse la banda. Igual que Enrique tiene una carrera muy fértil y completa en la que no deja de sacar novedades y hacer giras, él no. Tiene un problema en su mano que mucha gente no conocía y creo que ese fue otro de los motivos por los que terminó animándose a participar. Que sus fans sepan por qué ha estado en silencio tanto tiempo y que está mermado para tocar como antaño.

Cuando le detectaron el problema decidió hacer una carrera de piano de doce años, un grado medio, que no es poca cosa. Él mantiene la pulsión creativa y confiesa que sigue haciendo cosas. Se ha retirado del mundo de la música casi definitivamente y le apetecía contárselo a sus seguidores.

¿Ha sido premeditado hacer coincidir el documental con la salida del libro?

Tanto el documental como el libro han llevado vidas paralelas, porque empezaron casi a la vez y sin saber unos de los otros. Yo no tenía ni idea de que había un productor como Miguel Ángel Lamata y un director como Alexis Morante preparando un documental; la coincidencia se descubre cuando empezamos a entrevistar a la banda y al cabo de un tiempo me dicen “Oye, que nos van a entrevistar también para un documental”. Al poco tiempo hablé alguna vez con Miguel Ángel y vimos enseguida que eran proyectos totalmente complementarios. Son productos muy diferentes. Al final también fuimos cerrando ambos en paralelo. Al final con el tema de la pandemia y demás, hubo contactos entre la productora y la editorial para buscar no un calendario común, pero sí una cierta coincidencia temporal como al final ha ocurrido.

«Juan Valdivia se ha retirado del mundo de la música casi definitivamente y le apetecía contárselo a sus seguidores»

Enrique Bunbury no se llegó a implicar con el libro, pero por el contrario sí participa en el documental.

Eso debería contestarlo Enrique, pero yo tengo mis hipótesis. En primer lugar él ha trabajado más veces con Alexis Morante en otro documental y algún videoclip. Las entrevistas para el documental según me han comentado los músicos fueron de un día de rodaje en casa, algo bastante más asumible que los días y días que ocuparon las del libro, que oscilan entre las cuarenta o cincuenta horas. Hay una diferencia sustancial de tiempo y de implicación.

Enrique me dijo sí en un principio, porque teníamos una relación muy buena desde hace años, pero le pillé terminando su gira. Yo fui avanzando con sus compañeros y cuando llegó el momento de ponerme con él y plantearle las horas que necesitaba, creo que le entró un poco el tembleque de ver que requería muchísimo tiempo del que quizá no disponía. A lo mejor metí yo la pata por no haberle dicho: “Venga, hacemos un Skype a ver qué tal va”, haber empezado despacio y que viera que hubiéramos necesitado más tiempo. No lo sé.

En ese momento ya tenía grabadas unas 30 horas con cada uno de los otros y no podía solventar su parte con tres horas en una tarde, se hubiera quedado cojo. Entendí su postura, quedamos tan amigos y decidí tirar para adelante con el resto del grupo.

 

Lo has solventado muy bien. Aparte también es de agradecer que en vez de ser una obra de ensalzamiento, haya mucha autocrítica.

Esa parte es muy valiosa. Al asumir el proyecto a mi me surgía una duda seria. El ser hermano de Joaquín quizá haría que la gente lo percibiera como un producto demasiado “de la casa”, con la información muy filtrada. Al final ellos mismos me lo han facilitado mucho porque han sido muy autocríticos. Han pasado muchos años y son personas sensatas que han sabido asumir algunos de los errores de cuando eran jóvenes: “En esta canción metimos la pata”. “En este álbum hay estos errores” o “nuestra relación hubo una incomunicación de la que al final los culpables fuimos nosotros mismos”. Que te lo cuenten así da mucho valor al libro.

Hay una cosa curiosa con Héroes del Silencio, porque han pasado 25 años desde que se separaron y no ha habido ninguna banda en España capaz de coger el testigo.

No lo creo. Grandes bandas siempre ha habido y cuando ellos estaban en activo coincidieron con Radio Futura, El Último de la Fila o Loquillo, por ejemplo. Ellos tenían algo especial, una mezcla de talento, imagen, actitud y capacidad compositiva, capaces de armar un rock & roll diferente con un lenguaje complejo tanto en lo musical, como en lo lírico. Enrique escribe unas letras muy complejas llenas de “palabros” poco habituales en una banda de ese estilo. Luego su presencia escénica, que tampoco se ha repetido en España, incluso te diría en el mundo. Cuando ellos triunfaban en Alemania, la prensa local afirmaba que Bunbury era uno de los frontman más importantes de Europa en su momento. Verle con la melena, el torso desnudo, arrastrándose por el escenario o lanzándose al público, era todo un espectáculo.

Ellos no escatimaron un duro nunca, se gastaron una gran cantidad de dinero en sus montajes escénicos y en los equipos. Cogieron a los mejores técnicos, como Miguel González a a las luces, a quien se cita varias veces en el libro. Era todo un creador que venía del mundo del teatro e hizo un trabajo muy singular. Su mesa de luces le hacía prácticamente ser un instrumentista más.

Ya no solo era eso, el fenómeno de fan devoto que tenían solo es comparable a lo que pasa con artistas en activo como podrían ser Depeche Mode.

Con el libro estoy teniendo contacto estrecho con muchos seguidores y todos me dicen lo mismo. Para ellos Héroes del Silencio fue mucho más que un grupo, una manera de vivir casi. La sintonía entre ellos y sus seguidores era muy intensa y se ha mantenido viva hasta nuestros días. Por eso es un fenómeno bastante singular y atípico en la escena nacional.

 

Otro de sus méritos es que según pasaban los años e iban aumentando su popularidad y sus audiencias, su sonido era cada vez más personal y menos comercial.

Fue una evolución musical muy compleja. En el libro están todas las canciones del grupo desmenuzadas junto con mi hermano, una a una. Desde “Olvidado” que fue la primera hasta “La espuma de Venus”, que fue la última. Hablamos de la composición, la intención, los instrumentos, los cambios, los arreglos… te das cuenta cómo van progresando, haciéndose cada vez más rockeros. Eso no se solía hacer aquí y los grupos se encasillaban más en un estilo concreto.

Cada uno tendrá su disco preferido, a mi Avalancha (1995) me parece una barbaridad. Es el que más trabajo lleva, estuvieron componiéndolo desde septiembre del 94 a marzo del 95. Casi tres meses encerrados en Benasque, otros dos meses en Inglaterra y antes de empezar la grabación en Los Angeles, otros quince días encerrados ensayando. El productor Bob Ezrin fue muy exigente con ellos y fue un trabajo duro. El sonido es espectacular.

«La sintonía entre el grupo y sus seguidores era muy intensa y se ha mantenido viva hasta nuestros días. Por eso es un fenómeno bastante singular y atípico en la escena nacional»

Ha envejecido muy bien y suena como los mejores discos de rock internacional de la época.

Aparte los himnos que tiene, “La chispa adecuada”, «Iberia Sumergida», “Morir todavía”, “Avalancha”… muchas canciones que han quedado en la memoria de mucha gente. La producción fue muy potente, creo que Bob Ezrin fue el productor que más intervino de todas sus grabaciones, orientándolos y consiguiendo ese sonido tan demoledor y tan americano.

El detonante de su separación fue una carta que Enrique escribe a sus compañeros con una serie de normas que se niegan a acatar, como dejar el rock a un lado. De no haberse separado, ¿cómo crees que sonarían Héroes del Silencio a día de hoy?

Es difícil de decir. A Enrique la deriva rockera no le convencía del todo. Sí que podía sentirse cómodo cantando rock & roll, pero no pensaba en esos términos para el futuro del grupo. Si no se hubiesen separado no sé donde hubieran ido. A mi me han confesado que quizá cometieron algún error en ese sentido. Juan Valdivia piensa que quizá debería haberse quedado con su Fender en vez de cambiar a la Gibson y haber conservado un poco el espíritu de la música de Senderos de Traición (1991). Con unos punteos más limpios, menos elaborados y melodías más claras.

Independientemente de que hubiera sido una dirección u otra, a la banda de hubiera quedado un futuro espectacular porque estaban abriendo mercado en EEUU. Se separan en plena gira americana y existía la posibilidad de girar por Japón. Podrían haber explorado Japón y Oceanía como muchas bandas anglosajonas, haber consolidado el mercado norteamericano… Seguro que hubieran creado dos o tres discos más de los que ahora tendríamos ocho o diez canciones memorables en el recuerdo, que les hubieran hecho crecer en popularidad. ¿Hasta dónde? Eso ya no lo sé.

 

Lo más parecido que nos queda es lo que ha entregado Bunbury desde entonces. Algunas cosas no encajan con el estilo de la banda, pero otras quizá sí.

A mí me gusta mucho su carrera en solitario. Quizá Radical Sonora (1997) fue una sorpresa que no cuajó mucho, pero Pequeño (1999) me parece un tesoro. Un giro a su discurso que fue un gran acierto. A partir de ahí fue ligando una serie de álbumes muy interesantes. También se ha acercado al rock de antaño tanto en sus discos como en directo. Es muy camaleónico, es su principal virtud.

Tu hermano y Pedro sí que han hecho cosas después de Héroes.

Pedro ha tenido una vida muy activa pero no le han apoyado lo suficiente. Tuvo una banda, Puravida luego otras llamadas DAb o La ReD, con quienes acaba de grabar.

Mi hermano Joaquín por fin se ha animado a lanzar algo en solitario. Lleva muchos años componiendo una serie de canciones que yo creo os van a sorprender cuando salgan a la luz. Están muy bien y recuerdan un poco a Héroes del Silencio, donde él también participaba en la composición.

Ficha Libro Héroes del Silencio

Título: Héroes de leyenda.
La historia de una banda de rock mítica: Héroes del Silencio
Autor: Antonio Cardiel
Editorial: Plaza y Janés
Nº de pág.: 512
Precio: 21,90 €
Publicación: Disponible desde 15 de abril de 2021

 

3 comentarios en «Entrevistamos a Antonio Cardiel por su biografía de Héroes del Silencio»

Deja una respuesta

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien