Entrevistamos a Clara Peya

Clara Peya es una pianista de largo recorrido cuya música es muy personal, tocando palos como los del jazz, la música clásica, el pop, el hip hop, la electrónica… Una música que define como «punky-romántica», rompiendo con la tradicional visión del amor romántico desde una perspectiva completamente feminista. Mucha de esa actitud se filtra en Estòmac, su último álbum, el octavo ya de una carrera variada y de fondo que ahora parece que empieza a ser más visible. Clara Peya se encuentra presentando el disco en unos directos que tienen fama de ser poderosos y distintos. De todo ello hablamos con la pianista y compositora en esta entrevista.

«Lo que hacen los estilos musicales es encasillar la música»

Aunque parece que ahora se está empezando a hablar más de tu proyecto, en realidad este es tu séptimo disco, tengo entendido. Haznos un pequeño resumen de tu trayectoria anterior.

En realidad no es mi séptimo disco, sino mi octavo. Publiqué el primero en 2009, y estoy preparando ya el noveno. En cuanto a que se hable poco, es normal siendo instrumentista, no vocalista. Es complicado que te vean como líder de un proyecto y hacerte un hueco. Mi fórmula es distinta a lo habitual: hago las letras y las canciones que cantará otra persona. Es complicado, y más siendo chica.

Toda tu música, aunque toque diferentes estilos, bascula siempre alrededor del piano. ¿Buscas los arreglos adecuados en cada caso, según hacia el género que te quieras mover?

Toda mi música gira alrededor del piano porque es mi instrumento, a través del cual me expreso de forma activa, sobre todo en directo. En los arreglos no pienso mucho, la verdad, no tengo mentalidad de arreglista ni de armonicista. Funciono más desde la expresión emotiva, pienso dónde quiero llevar cada canción pero sin catalogarla. Creo que los estilos musicales lo que hacen es encasillar la música.

Tocas el piano a pesar de que, según he leído, tuviste una lesión en un dedo que te impidió seguir con otra de tus pasiones, el tenis. ¿Es así? ¿Puedes tocar con normalidad a pesar de ello?

Lo del tenis fue hace mil años, sí. Tuve suerte de lesionarme, porque así pude decidir dedicarme al piano, una vida que me parece mucho más interesante y apasionante, y no al tenis. Hacer bolos, no llegar a fin de mes… pero al menos tener la capacidad de expresarme, algo que necesito en la vida para poder ser yo. Lo del tenis se quedó en anécdota, toco el piano con completa normalidad.

Tu música es visceral, comprometida. Como has dicho, compones tú las letras. Sin embargo, buscas otras vocalistas para que las canten mientras tú te centras en el piano. ¿Siempre ha sido así? ¿Por qué?

A mí me hubiera encantado cantar, pero cada uno hace lo que sabe hacer. No me manejo bien con el canto, y sobre todo al principio me salían melodías que eran muy difíciles de cantar. Con el tiempo he perdido el miedo al canto, y también la necesidad de que las cosas salgan súper bien ejecutadas. No me interesa tanto la interpretación perfecta, muy técnica, pulida, me interesa más otra cosa, así que ahora me atrevo a cantar un poco más. En realidad a rapear, que es también una forma de cantar.

 

Te declaras rotundamente feminista. ¿Cómo se filtra esto hasta tu música, más allá de las letras?

Más allá de las letras, mi vinculación con el feminismo se expresa de muchas formas. Por ejemplo, pienso que es importante ser una mujer que lidera una banda. Una mujer que además compone, que es creadora. Para mí esto ya es como un manifiesto feminista, creo que visibilizo una feminidad que, además, en mi caso no es muy normativa.

Hace un par de meses publicaste tu último disco hasta la fecha, Estòmac. ¿Qué novedades, si las hay, encontrará en este álbum quien haya seguido tu carrera hasta la fecha?

Estòmac es un disco muy visceral, creo que es bastante más crudo que los anteriores, tanto en sonido como en las letras. Tiene además un sonido que mezcla la electrónica con lo acústico, algo que encuentro interesante.

Has definido tu música en alguna ocasión como «romántico-contemporánea». Al mismo tiempo en la promoción de Estòmac se afirma que buscas deconstruir la tradicional visión del amor romántico. ¿Cómo combinas esos dos aspectos de tu arte? ¿Se puede ser romántica de otra forma que no sea la que nos han inculcado desde la tradicional visión decimonónica?

Sí, digo que es punky-romántica, pero es un romanticismo mucho más musical que lo que asociamos habitualmente a un romanticismo más modélico, intenso. El hecho de que quiera deconstruir el amor romántico en este disco nace de darte cuenta de que solo sabes escribir canciones de amor y hacer la reflexión de lo que esto supone. ¿Qué significa que solo sepa hacer canciones de amor? Que soy una víctima absoluta de la idea del amor romántico y de todas las estructuras capitalistas y patriarcales que se lucran de dicha idea y que todas hemos vivido: Disney, Hollywood, merchandising de corazones, etc.

En tus fotos promocionales, así como en la portada del disco, sueles mostrar una imagen sexualmente ambigua. ¿Forma parte del mensaje que buscas transmitir con tu obra, o al menos con este recientemente lanzado Estòmac?

El hecho de mostrarme sin pezones tiene más que ver con el hecho de anular la sexualidad. El disco empieza diciendo «ja no sé si sóc dona o robot» (ya no sé si soy mujer o robot). También tiene que ver que la expresión de género que yo muestro es necesaria porque es desubicante. Yo me siento mujer, pero tengo una expresión de género muy masculina, lo que mucha gente no entiende y les desubica. Yo creo que el género es algo fluido, que no tiene que ser tan determinante y que cada persona puede ser lo que quiera.

Tus directos tienen también fama de ser diferentes a lo que se puede esperar de una intérprete sentada ante su piano. ¿Qué nos puedes contar de ellos sin destriparlos del todo?

Yo siempre digo que antes de escuchar cualquier disco mío hay que venir a verme en directo. El disco está muy bien, estoy muy contenta, pero creo que soy una artista de directo y que la experiencia se completa al verme en vivo. Mis directos son muchísimo más intensos e interesantes, además te hacen entender mejor el disco. El disco es muy intenso, tiene mucha energía, y esa intensidad se capta mejor en vivo. Mucha gente me dice que, después de verme en directo, entienden el disco de otra manera, sienten que tiene más coherencia.

Por cierto, sigues presentando tu último álbum, Estòmac. En las próxima semanas estarás por diversas ciudades catalanas, y también en Murcia. ¿Qué puedes decir para animar a la gente a que se acerque a verte?

Como he dicho, animo a la gente a que venga a verme en directo porque es una experiencia diferente. Tenemos un directo muy potente, distinto a lo que la gente está acostumbrada. Tenemos voz, elementos electrónicos, contrabajo, sintetizadores, yo con piano acústico y también con algún sintetizador. Mezclamos la crudeza de los sonidos acústicos y electrónicos. Todo es muy envolvente y potente. Espero que la gente se anime a venir.

Creo que el género es algo fluido, que no tiene que ser tan determinante y que cada persona puede ser lo que quiera

Supongo que actúas acompañada. Creo que ahora mismo tienes una banda de acompañamiento más o menos fija, ¿es así?

Sí, tenemos dos formatos, en trío o banda al completo. Solemos ser Víctor Moliner (bajista y producción), Magali Sare (voz) y yo misma (piano). Cuando actuamos como quinteto se suman dos baterías, una acústica y otra electrónica.

Clara Peya estará en los próximos días presentando su disco en Cornellà (15/03), Sant Andreu de la Barca (16/03), Olot (17/03) y Barcelona (20/03). En abril repetirá en Barcelona (04/03) y actuará en Palafolls (27/04). En mayo estará en Mataró (02/05), Xàtiva (03/05), La Garriga (18/05), Murcia (22/05) y Atenas (29/05). Más información en su página web  http://clarapeya.com/es/

Escucha Estòmac, lo último de Clara Peya, en Spotify.

 

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