Entrevistamos a Jordi Bianciotto

El crítico musical y periodista Jordi Bianciotto acaba de sacar al mercado El Libro De Estopa (Espasa, 2020), un notable recorrido vital y artístico en donde hallamos a unos Estopa en su salsa, rememorando sus inicios en su Cornellà natal, sus primeros triunfos en festivales, sus primeras maquetas, su afición por hibridar géneros musicales de lo más diverso, y finalmente, el gran salto a la fama. Una fama que nunca se la han tomado muy en serio, y eso hace que sea un grupo que siempre ha conectado con un variopinto target. Un libro coral para retratar el mayor hito pop contemparáneo

Charlamos con el autor.

«Siempre me ha parecido compatible que te pueda gustar una canción de Estopa y otra de Nick Cave: en el cine, por ejemplo, no existen esas barreras mentales, esas identificaciones excluyentes»

¿Cómo surgió la idea de hacer un libro sobre Estopa?

Fue una propuesta mía que les hice en el 2014. Había seguido a Estopa disco a disco, gira a gira, incluso viajando con ellos en su primer viaje a América (a Ciudad de México, en el 2001) y me parecía que tenían una historia emocionante para contar. Un libro así, elaborado mano a mano con el artista, solo es posible cuando hay un conocimiento y una confianza mutuas, y me pareció que ese podía ser el caso. En aquel momento no veían claro todavía hacer un libro de memorias: no consideraban que tuvieran una trayectoria lo suficientemente larga para afrontar una obra de este tipo, y tenían, y siguen teniendo, ciertas prevenciones con su proyección como celebridades o personajes. Sí que me dijeron que el día en que se decidieran a hacerlo, lo harían conmigo. Quedo la puerta un poco abierta, y cuando comenzó a vislumbrarse su 20º aniversario de carrera me hicieron saber que el momento había llegado. Con 20 años de historia de Estopa detrás ya se veían haciendo un primer balance.

Es un libro en donde se dan cita múltiples voces que han acompañado al grupo a lo largo de su historia. ¿De qué manera se estructura un libro con estas peculiaridades?

El tronco central del relato debía ir de su mano, a través de sus voces, sus recuerdos y sus pensamientos, y me pareció que tenía sentido sumergir el relato en el contexto de nuestros encuentros: en una mesa con cervezas, y en diálogo abierto incluso a personas de su entorno que podían pasar por allí. Porque es así como viven y es ese su mundo. Luego, algunos testimonios selectos podían ser importantes: sus padres, desde luego, que aportaron enfoques distintos y complementarios, y figuras del entorno profesional, como su mánager, Tito Heredia; José María Cámara, que les fichó en BMG Ariola, o Antonio García de Diego, cómplice destacado sus pasos artísticos. Elaboramos el libro en buena parte durante las sesiones de su último disco, ‘Fuego’, y algunos encuentros tuvieron lugar en su estudio de grabación y en el restaurante que hay enfrente, con algunos de sus músicos, y pensé que reflejar esos encuentros, entre cervezas, bravas, libritos de lomo y pinchos (esos son algunos de sus platos habituales), podía dar también un toque de vivacidad a la historia y transmitir cómo son y cómo viven.

¿Cuál es el secreto del “sonido Estopa”? ¿Cómo se consigue que ese sonido cale de forma tan transversal?

El secreto del éxito siempre es un misterio, pero ahora mirando hacia atrás podemos ver varios ingredientes. Por un lado, musicalmente, la mezcla de rumba con antecedentes gitanos, rock urbano hiperrealista y el toque poético de los cantautores, que podía interpelar a sectores de público muy amplios. Luego, su lenguaje de la calle puro y duro, que surgía de una absoluta espontaneidad, de ningún laboratorio, porque ellos crearon sus primeras remesas de canciones sin imaginar siquiera que alguien llegara a escucharlas más allá de su núcleo de gente más cercana. El golpe de efecto simpático de ‘La raja de tu falda’ también fue determinante al principio, así como la épica de su relato de obreros de la cadena de montaje, aunque álbum a álbum irían dejando todo eso atrás. Ahora llegan a dos generaciones, como se pudo ver en los conciertos de presentación de ‘Fuego’, el pasado invierno. Y, desde luego, su conexión total como hermanos, complementándose en todo, es clave. Me decía José María Cámara que muchísimos grupos se rompen por desacuerdos y rivalidades internas en torno a los derechos de autor, y eso ha sido siempre imposible con Estopa.

Existen ciertas reticencias por parte de algún sector de la crítica musical por dar su sitio importante a Estopa dentro del pop hecho aquí. ¿Por qué el éxito en el contexto de las radioformulas, o el llamado éxito comercial, se sigue viendo con recelo por alguna crítica? ¿Esta jerarquización tiene algún sentido -si es que alguna vez lo tuvo- en este paradigma de la globalización?

Siempre ha habido sectores en la crítica que han manifestado prejuicios con el éxito comercial, y por otra parte Estopa seguramente se ha situado a las antípodas de lo que se considera ‘cool’, de la pretensión intelectual, de la modernez y también del postureo. No tienen ninguna necesidad de aparentar lo que no son, y operando de esta manera les ha ido lo suficientemente bien como para no sentirse llamados a reconsiderar su manera de estar en el mundo (si es que eso fuera posible). En otro orden, desde hace un tiempo estamos viendo cómo las líneas fronterizas entre ‘mainstream’ y alternativo se van diluyendo, tanto por una parte como por la otra. A mí siempre me ha parecido compatible que te pueda gustar una canción de Estopa y otra de Nick Cave: en el cine, por ejemplo, no existen esas barreras mentales, esas identificaciones excluyentes. Y ahora eso seguramente es más visible que hace unos años. Al fin y al cabo, estamos hablando de canción popular.

Pienso que cuando salieron Estopa fueron un revulsivo para la música pop hecha en España. Me pregunto, ¿cómo encajó su propuesta en dichos programas de radiofórmula? En el libro se cuenta que un famoso locutor de los 40 Principales, vecino de Cornellà, aportó por ellos…

Bueno, por lo que me contaron, Los 40 les comenzó a programar y Tony Aguilar se dio cuenta entonces de que Estopa eran de Cornellà, como ellos. Pero no se puede decir que comenzaran a despegar por eso; ellos ni se conocían al principio y no jugaron esa carta. Aquel primer álbum era, en efecto, un revulsivo y un cambio de patrón en la radiofórmula de la época, sobre todo porque colocó la rumba en primera línea, refrescándola con nuevas influencias y acercándola al público joven.

¿Qué concesiones hicieron Estopa para crear su espacio en las multinacionales? Como dices en la introducción, y ellos a lo largo del libro, el éxito para Estopa es algo que les llegó bastante por sorpresa, así que siempre se han mostrado bastante descreídos de la fama y lo que la rodea.

No veo concesiones en sus discos; siempre han hecho lo que les ha apetecido. Al principio, por ejemplo, los cambios de ritmo y las aceleraciones de muchas de sus canciones hacían fruncir el ceño a los productores, pero Sergio Castillo vio ahí un signo de identidad y lo potenció. Ellos creían en sus canciones y al mismo tiempo se sabían advenedizos totales y eran muy humildes, y con Sergio, Juan Maya, etc, aprendieron las bases de lo que saben ahora respecto a la grabación en un estudio y a tocar con una banda. Más recientemente, en ‘Fuego’, su discográfica les planteó muy seriamente que debían incorporar reguetón y sonidos electrónicos urbanos en su música, para adaptarse al signo de los tiempos, y ellos se mantuvieron firmes, argumentando que si lo hicieran dejarían de ser ellos, aunque al mismo tiempo advirtiendo que son libres y que no pueden asegurar qué van a hacer en el futuro.

¿El triunfo qué ha significado para ellos?

Entiendo que para ellos el triunfo es poder vivir de la música, tal como ellos la conciben, 100% suya, que sus canciones gusten a mucha gente y haber establecido un vínculo fuerte y estable con quienes les siguen (siempre evitan la palabra ‘fan’). Se consideran tipos afortunados, creen que en su éxito hay un ingrediente de suerte, y no les gusta que les pongan como ejemplo del triunfo como fruto de la cultura del esfuerzo. El éxito es también para ellos haber podido retirar a sus padres del trabajo en el bar y poder llevar una vida holgada con los suyos, sin buscar especialmente el glamour, ni el exhibicionismo en el carril vip de la vida, ni el famoseo.

David y Jose siempre han formado una férrea alianza desde hace 20 años. ¿Nunca han pensado emprender carreras en solitario?

No, eso no se ha planteado, porque una clave de su éxito es su absoluta compenetración, tanto en el aspecto creativo (hacen las canciones entre los dos) como en sus caracteres: David, expansivo y peliculero, más centrado en los textos de las canciones; Jose, más retraído, pero con la última palabra muchas veces, y más orientado hacia las cuestiones musicales (aunque esa división del trabajo no es férrea). Yo veo a Estopa como una alianza indestructible. ‘Aleación’, más que alianza, me dijo una vez Jose.

Las letras del grupo se caracterizan por aunar fugas escapistas y oníricas y el retrato de la calle. ¿Cuáles son las fuentes de inspiración de Estopa a nivel literario?

David sobre todo es un gran lector de literatura, incluida la clásica. Recuerdo que un día comentó que Tolstoi no le gustaba, y vi que no hablaba por hablar. En seguida añadió que Dostoyevski, en cambio, le entusiasmaba y que se lo había leído todo: ‘El jugador’, ‘Crimen y castigo’, ‘Los hermanos Karamazov’… Caja de sorpresas.

Tener la mente abierta siempre les ha caracterizado: de Junco a Sabina, de Rammstein a Luis Pastor. Esta heterodoxia se aprecia en su evolución y en los riesgos que han ido tomando, ¿qué opinas?

Sí, de todo ello hay rasgos en sus canciones: rumba y flamenqueo de gasolinera, y punk y metal, y rap español de la primera hornada, y cantautores… Es una mezcla de estilos, estéticas musicales y universos narrativos que no ha dado lugar a un Frankenstein incomible sino a una manera de hacer única. Por otra parte, a ellos les encanta experimentar en el estudio y probar cosas, e introducir arreglos y sonidos inéditos… Es sorprendente cuando alguien dice que todas las canciones de Estopa suenan igual; revela que no los ha escuchado demasiado. El disco en el que más lejos llegaron fue Estopa 2.0. Después, han ido volviendo a la esencia, pero eso no descarta que en el futuro vuelvan a hacer experimentos.

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