Entrevistamos a La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La M.O.D.A.)

Tras dos años de espera, ya tenemos ante nosotros el nuevo trabajo de La M.O.D.A, Ninguna Ola. Un disco reflexivo, directo, crítico y profundo. Este conjunto burgalés nos vuelve a sorprender con un nuevo proyecto capaz de recoger los elementos clásicos de este septeto y darles un giro de 180 grados, gracias al toque tan personal de Raül Refree.

En estos tiempos acelerados en los que vivimos, no hay nada más revolucionario que parar las manecillas del reloj. La velocidad se ha convertido en ideología, corremos hacia ninguna parte como los runners corren por las aceras. Estamos equivocados con esa falsa creencia de llegar a todo el primero, de vivir de forma acelerada, de disfrutar las cosas de puntillas.

Desde Muzikalia, charlamos con David Ruiz (voz y guitarra), Caleb Melguizo (batería y percusiones) y Alvar de Pablo (saxofón, clarinete y coros). Una entrevista larga y reposada en la que tratamos su nuevo disco, discutimos sobre elementos filosóficos e intentamos construir un mundo mejor, aunque sea sobre el papel.

“Nuestro objetivo es trasmitir lo que vivimos a través de la música”

Es un placer hablar con vosotros, lo primero de todo me gustaría preguntaros ¿qué tal estáis? ¿Cómo habéis vivido este año?

David: El placer es nuestro. Siendo sinceros, ha sido un año raro, un año de mierda para mucha gente. Tiempos raros. De forma personal, todos nosotros y nuestros familiares están bien, y en estos momentos que la gente cercana se encuentre más o menos bien es lo más importante. Es para darse con un canto en los dientes, la verdad.

Sí, no habría mejor forma de definirlo que como “tiempos extraños”. Precisamente ese ha sido el nombre que ha utilizado Gorillaz para su nuevo álbum. No me gusta estar hablando continuamente del coronavirus, es más, creo que muchas veces es mejor desconectar un poco, pero resulta complicado. ¿Esta experiencia os ha influenciado a la hora de componer vuestro nuevo disco?

David: Totalmente de acuerdo contigo, creo que es necesario hablar de otras cosas, intentar salir de esta agónica burbuja en la que nos encontramos. Pues para bien o para mal, no nos ha influenciado demasiado a la hora de grabar el disco. Justamente lo acabamos de grabar a principios de marzo en los estudios Atlántico Blue, que se encuentra en un pueblecito costero cerca de Lisboa. Allí estuvimos unos quince días grabando las canciones, y, si no recuerdo mal, nos quedaba un tema nada más para tener el disco terminado, pero empezó la cuarentena y tuvimos que volver interrumpiendo el proceso, dejando algunas cosas a medias.

Aun así, las letras estaban escritas todas “precuarenta”, ¿no?

David: Sí, todas las canciones estaban escritas y compuestas desde noviembre o diciembre del 2019. Este disco ha sido un proceso muy largo, empezamos más o menos en el 2018 hasta bien entrado el 2020. Asique para bien o para mal, estaba hecho antes de la pandemia.

Una de las cosas que más nos ha sorprendido, y lo hemos comentado en alguna entrevista, es que muchas personas nos han dicho que creían que las letras las habíamos escrito en este tiempo, porque reflejan muy bien las sensaciones que muchos hemos vivido. Yo sinceramente no sé cómo tomármelo (risas). No sé si preocuparme, porque realmente creo que la pandemia ha sido un reflejo de muchos de los problemas que teníamos como sociedad, pero es que antes de este parón las cosas estaban muy lejos de ser perfectas.

Este disco ha florecido en un jardín en el que las cosas ya estaban revueltas. En un periodo en el que profesionalmente ha sido el mejor de nuestra vida, pero a nivel personal o político, para muchas personas, no ha sido así. El coronavirus ha hecho estallar esto, pero este disco no estaba escrito desde esta nueva realidad, sino del mundo anterior. Un mundo bastante feo, que ahora con todo esto parece más horrible.

Algunos de los elementos que más me han sorprendido de este disco son todas las referencias a un término tan metafórico como es la nostalgia, ya sea tu trabajo personal que lo llamaste Nostalgia en los Autobuses, o la canción que ya conocíamos previamente y cierra este álbum, Colectivo Nostalgia. Lo que me sorprende es que no sois los únicos, es algo que cada vez se está haciendo más recurrente tanto a nivel nacional como internacional. Por poner un ejemplo, hay muchísimas canciones ligadas al Lo-Fi que continuamente muestran estas referencias, los chats de comentarios de estos videos se convierten en elementos de ayuda e incluso hay radios por streaming que superan los 50.000 visitas por segundo. Yo sin ir más lejos, siento nostalgia por cosas que ni siquiera he vivido. ¿Tan necesitada y abandonada está esta generación?

David: No lo podría describir mejor. Es cierto y es una realidad, sentimos nostalgia por cosas que ni siquiera han sucedido. De alguna manera, me siento como que estamos de vuelta cuando todavía no hemos ni llegado. No me gusta hacer análisis generacionales, ni tampoco generalizar, pero sí que siento que yo mismo, la gente que me rodea, o a personas que voy conociendo tienen esta extraña sensación de la que estás hablando. A veces pienso como un señor de noventa años, que parece que ha visto todo en la vida, pero es que en realidad yo todavía no sé nada.

No me atrevo hacer un diagnóstico político, social o económico. Muchas de estas canciones son nuestro grito de expresión, sinceras y sin ninguna pretensión más allá de expresarnos e intentar comprendernos a nosotros mismos y a nuestros semejantes. Esa es la esencia de la música y de La M.O.D.A, el arte. Tienes toda la razón, esta generación está tocada y creo que este disco está precisamente en esa onda, de escucharlo tú solo en la habitación, con los cascos puestos y tirado en la cama por la noche. Acordarte de los buenos y los malos momentos.

No quiero ser tremendista ni dramático, porque en el fondo este disco tiene ese poso de optimismo, es un álbum muy personal. Antes hablábamos de un optimismo colectivo, un ejemplo son las canciones como “Héroes del Sábado” o “Himno Nacional”; nos estábamos apoyándonos en la masa, en el colectivo. Hablábamos de las voces de la gente, pero ¿cuál es tu propia voz? ¿Qué es lo que piensas cuando estás solo?… Este álbum se ha despojado del escudo de la sociedad, del grupo (sin abandonarlo), para enfrentarnos a nuestros propios demonios, nuestros propios sentimientos y expresarlo sin el apoyo que significa todas las voces de la gente. Muchas batallas son colectivas, pero otras son individuales, y aquí hay un poco de ambas cosas. Como bien dices, este disco parte de la nostalgia para llegar a un punto de paz con uno mismo, con tus relaciones del pasado y las cosas que has realizado.

 

En Reino Unido, por ejemplo, esta desesperanza está derivando a furiosos riffs de guitarra y profundas letras como las de Fontaines D.C, Idles o incluso Foals. En España, por ejemplo, ocurre lo mismo, pero desde melodías más pop rock, con canciones ligadas al costumbrismo y a la ironía representado por grupos como Camellos, Carolina Durante… entre muchos otros. ¿Cómo estáis viendo las nuevas corrientes musicales que están surgiendo?

David: Sinceramente creo que estamos ante una movida muy interesante. Justo el otro día estuvimos hablando sobre los Idles, porque estuvieron viendo un directo nuestro, y, Fontaines D.C es uno de los grupos que más nos han inspirado en este nuevo disco; y eso que somos un grupo de siete miembros en el que cada uno tiene sus referentes musicales. Pero en ciertas cosas coincidimos mucho (risas).

En España está surgiendo algo realmente increíble. Un sonido que tendrá más valor según pasen los años. Por ejemplo, Carolina Durante, es uno de los grupos que más interesantes nos está pareciendo. Y aunque no tengan nada que ver con la música que nosotros hacemos, nos sentimos muy identificados con estos grupos.

La M.O.D.A está en una posición un poco rara, porque somos gente que venimos de otras músicas. Por ejemplo, Joe Talbot venía de un grupo de Hardcore, nosotros no. Es raro, la verdad, creo que hemos tenido más éxito del que nos esperábamos cuando empezamos, y muchas veces del que hubiésemos querido. Yo, como David, seguramente no hubiera escuchado a la M.O.D.A en la vida, seguramente se me hubiese atragantado (risas), siendo sinceros no hubiese sido fan. Y estos grupos de los que estamos hablando, seguramente opinen igual.

Mucha gente tiene una idea equívoca de nosotros. Hay algunos que piensan que somos un grupo de rock calimochero, otros que estamos más ligados a elementos festivos, otros que somos más pop folk noventero. Nosotros, la verdad, es que no sentimos que somos eso (risas). Pero bueno, hay que vivir con el prejuicio y el estigma. A mí, estos grupos me parecen la hostia y creo que recogen muy bien ese sentimiento de apatía o desdén generacional. Es algo interesantísimo, y por algo está sucediendo, porque coetáneamente, grupos de diferentes ciudades y distintos estilos están coincidiendo en el tiempo con una misma temática. Aunque estemos en otro punto, nos sentimos más identificados con ellos de lo que seguramente crean.

En estos momentos lleváis once años en la carretera y centenares de conciertos a ambos lados del Atlántico. ¿En algún momento os planteasteis la posibilidad de tener el alcance que ahora tenéis?

Alvar: Sinceramente, nunca. Nos ha sobrepasado un poco, nunca pensamos que íbamos a llegar hasta donde hemos llegado, para nada la verdad.

Caleb: Justo en estos momentos que no podemos dar conciertos como antes, donde la realidad puede cambiar en cualquier momento, vemos que hemos podido disfrutar de algo que no buscábamos. Queremos seguir haciendo canciones, publicando discos y presentando directos. Lo que tenga que venir, pues bienvenido sea. A nosotros lo que nos gusta es hacer música. Intentamos ser responsables e íntegros. Es difícil ser coherente contigo mismo siempre, pero de verdad que lo intentamos. Nosotros hacemos música, pero también estamos comprometidos con nuestro entorno, vivimos dentro de esta sociedad, y nuestro objetivo es trasmitir lo que vivimos a través de la música.

«Nosotros creemos en la música más allá del oficio, más allá de vivir de ello incluso, y creemos en la cultura como algo fundamental para hacer el día a día de las personas algo mucho más humano»

Coincido completamente con lo que comentáis. Siempre os he visto como unos outsiders dentro de la escena musical, capaz de cosechar éxitos y llenar estadios con un tipo de discurso y un tipo de música totalmente diferente a lo que marcan las listas de éxitos o los cantantes del momento.

David: Gracias por vernos así, porque al menos es como nosotros mismos nos vemos. Siempre hemos estado un poco fuera como tú dices, y sentimos que no pertenecemos a ninguna escena o movimiento. Gran parte del nombre del álbum, Ninguna Ola, viene justamente por eso.

Realmente no hemos cambiado, seguimos siendo los mismos de siempre. Yo creo que la clave es que seguimos viviendo en los mismos sitios, acudiendo a los mismos bares, teniendo las mismas vidas en el entorno en el que hemos crecido. También tiene que ver que vivamos en una ciudad aparte, como es Burgos, también lo autogestionamos todo, y hemos rechazado ofertas discográficas y seguimos trabajamos con las mismas personas que cuando empezamos. Tenemos muy claro que al principio no nos ayudó nadie, como es lógico, como ahora hay miles de bandas emergentes que están tocando en garajes de toda España. A mí lo que más me preocupa es perder el control de decisión. Me encanta que seamos los miembros los que decidimos quien rueda el videoclip, donde se fabrica el vinilo, qué canciones entran, hasta quién mete el vinilo en el sobre para enviárselo a la persona que lo compra. A veces es desesperante hablar todo, debatir todo, analizarlo, ponerlo en común… Pero, aunque nos cuesta el triple, es gratificante.

Otro tema que siempre nos estamos preguntando y nos da bastante miedo es el de si estamos perdiendo autenticidad, lo que decía Caleb, de perder la esencia. No empezamos por hacernos famosos, ni siquiera por vivir de la música, empezamos para poder expresarnos. Mientras mantengamos esa ilusión del principio, de cuando ensayábamos en el garaje del padre de José, todo estará bien.

En muchos de los artículos que he escrito siempre acabo en esa idea. Creo que cada vez más grupos se preocupan por los algoritmos, los números, las reproducciones o los streeming; y es lógico también. Pero entre eso, entre canciones que se crean con obsolescencia programada y compañías que se aprovechan de los artistas y trabajadores, la música esta tomando unos rumbos un tanto feos. Y eso que el pasado tampoco era una panacea.

Alvar: Totalmente macho, tal cual. Nosotros seguimos con esa actitud, la misma que hace ocho años. Recuerdo que uno de los mejores momentos fue cuando estuvimos de gira con los Dropkick Murphys, pocas cosas me han hecho tanta ilusión. Y siendo sinceros, ni siquiera cobramos. Creo que nuestro salario fueron unos pales de cerveza, lo cual también está feo (risas). Y eso, esas palizas de conducir, varios conciertos en pocos días, recoger y descargar, lo seguiríamos haciendo ahora.

Caleb: Sí… bueno, si pensáramos en los números, igual, incluso, hubiese sido mejor sacar el disco más adelante, porque ahora no podemos ni hacer giras. Pero es que teníamos el disco en las manos y nos estaba quemando, lo queríamos sacar ya.

David: Sí, es una manera de tirar para adelante. Nosotros creemos en la música más allá del oficio, más allá de vivir de ello incluso, y creemos en la cultura como algo fundamental para hacer el día a día de las personas algo mucho más humano. Y es necesario para poder comprendernos en estos tiempos de tanto aislamiento, de tanto algoritmo, de tanto marketing. Ya nos lo dan todo masticado, no te dejan descubrir ni un jodido disco, ni una serie, ya todo te lo recomiendan plataformas digitales. Parece que todo está creado para que pensemos lo mínimo. Nosotros no somos el grupo más revolucionario del mundo, pero sí nos gusta estar ahí tocando los cojones todo lo que se pueda. Seguiremos haciendo esto, aunque no nos venga a ver ni dios. Seguiremos sacando música siempre que tengamos algo que decir.

La mayor metáfora es vuestro uniforme, quitaros las camisetas blancas es como cortaros la coleta. Por cierto, ¿cómo surgió la idea?

Caleb: Molaría que te contásemos una historia de la hostia, que fue algo super pensado y debatido. Pero lejos de la realidad, fue una casualidad. Uno de los miembros la solía usar y nos pareció una buena idea utilizarla como indumentaria, al final unificaba. Además de que es la prenda de ropa más sencilla que existe e incluso antimoda (risas). Pero ahora que echamos la vista atrás, podríamos decir que representa la sencillez y la comunidad, algo con lo que nos sentimos muy identificados.

 

Hace dos años, pudisteis cumplir uno de vuestros sueños al poder grabar vuestro EP 7:47 (Ni un minuto más) en el mítico estudio Electrical Audio de Chicago. ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar con Steve Albini?

David: Fue la bomba, tío. Antes de tocar o publicar discos, somos fans de la música, compramos discos, vamos a conciertos o leemos prensa musical. Steve es un jodido referente para nosotros, ha grabado discos que llevamos escuchando desde que éramos unos adolescentes. La verdad es que fue una casualidad, teníamos una minigira por los EEUU, y nuestro promotor nos consiguió una actuación en un festival de Chicago llamado Ruido Fest. Y cuando estuvimos allí, dijimos: vamos a intentarlo. Sabíamos que diferentes grupos españoles como La Habitación Roja o Berri Txarrak pudieron grabar allí. Mandamos un email al estudio y rápidamente nos contestó, nos pidió escuchar la música que producíamos y nos comentó el precio de las bobinas de cintas, de el local, la sesión vale tanto… En resumen, quedamos el 16 de junio en la puerta del estudio y nos dijo que en dos o tres días sería suficiente, y ahí nos presentamos.

Caleb: Luego cuando le conocimos fue increíble. Nos recibió con un mono de trabajo de obrero de la construcción, y fue muy agradable. Además, terminamos la grabación un día antes de lo que acordamos y nos devolvió un día de estudio. Ha sido uno de los tíos más interesantes que hemos conocido.

Volviendo a vuestro nuevo disco, Ninguna Ola, he podido ver que es uno de los discos más colaborativos que habéis presentado. Además, la producción ha corrido por parte de Raül Refree. Es curioso, pero habéis conseguido un trabajo intimo y reposado fusionando la parte minimalista tan presente en Raül y el fuerte sonido instrumental de La M.O.D.A.

Alvar: También fue una casualidad. Benditas casualidades. Le conocimos en el avión de camino a un festival en Colombia, y ahí empezamos a hacer migas. Fue justamente después del concierto, cuando todos los artistas nos reuníamos en un hotel, y ahí empezamos ha hablar más seriamente y contarle nuestras pretensiones. Ahí empezó todo.

Ha sido un placer trabajar con él. Como bien dices, en muchas cosas ha sido un tira y afloja. Nosotros decíamos una cosa y Raül es de vamos a probar otra. Hemos aprendido un montón, yo al menos, en mi caso, he comprendido la música de otra manera distinta a la que tenía.

David: Raúl hablaba constantemente de eso que dices, de fusionar diferentes elementos sonoros. De conseguir emocionar, pero utilizando otras vías. Como dice Álvaro, hemos ido a lo esencial, y Raül nos ha cambiado el cristal por el que veíamos la música, y eso es muy bueno.

A nivel general, a la hora de escuchar el disco, he podido ver grandes diferencias con vuestro anterior trabajo: Salvavida (de las balas perdidas). Sí, el primero representaba el campo, la despoblación, la zona rural… este nuevo trabajo nos lleva a la agonía y el ruido de las grandes ciudades. Un ejemplo perfecto es “Conduciendo y llorando”, donde exponéis una frase que dice: Las bocas de metro mastican piernas y pies cansados. En el vagón muchos van buscando un Macdo abierto cerca. Es la respuesta de la sociedad moderna.

David: Nosotros también, al menos esa era la idea. Muy de acuerdo con el análisis. Por ejemplo, en Conduciendo y Llorando todas las estrofas intentan describir un día cualquiera en un semáforo cualquiera de una gran ciudad devastadora. Tenemos dos miembros del grupo que viven en Madrid, y continuamente les estamos diciendo que dejen de hacer el primo y se vengan a vivir a Burgos (risas).

 

Otro ejemplo sería la canción “Banderas sin color”, en la que empezáis con un ritmo frenético que según van pasando los segundos va suavizándose. ¿Qué queríais expresar con este tema?

David: La canción es un puente entre la vieja M.O.D.A y la nueva. La intro de la canción la realizó Nacho con los pedales y sus movidas, le flipa el ruido. Y a nosotros también. No nos gusta ponérselo fácil a nuestros oyentes.

Esta canción representa también ese aspecto que comentábamos de las ciudades. La canción habla sobre el desarraigo de las grandes ciudades y de la importancia de la ciudad en la configuración de nuestra vida. Como decías, el disco anterior hacía más hincapié en lo rural, y este en lo urbano, pero no desde un punto de vista amable. Creo que las ciudades son uno de los principales actores de esta obra tragicómica que es el capitalismo. Hay mucha gente que tiene que dejar su hogar de origen para acudir a una gran ciudad en la que le anula, en la que apenas conoce gente, en la que cuesta reconocer un rostro familiar, en la que tienes que pagar un alquiler exagerado, en la que vives al final para trabajar. Sé que es un poco tremendista, un poco dramático, pero es que somos unos dramas (risas).

Uno de los temas que más me ha gustado de este nuevo álbum es “Barcos Hundiéndose”. Una canción con una contundente crítica política. ¿Cuál fue su origen?

David: Como todas nuestras canciones es una mezcla caótica de sentimientos. Al final creo que eso es lo que representa nuestra música. Letras que describen sentimientos y que tienen que ver con lo que nos rodea, ya sea la política, la amistad, o, incluso, el amor. Me niego a pensar que se deben separar las cosas.

Es que me parece increíble que en pleno siglo XXI haya personas que no tengan dos dedos de frente; es solo sentido común. Es incomprensible el racismo o el odio hacia una persona que viene de otro país, hasta un niño lo desmontaría en treinta segundos. Precisamente en esa canción hay una frase que dice: Yo nací aquí como pude nacer en cualquier lugar. Hay personas que niegan a otras poder tener un hogar. Políticamente quería comentar que no tienen ningún valor nacer en España, Nicaragua, Francia o Panamá. Es algo totalmente casual. La verdad es que flipo con la irrupción de un partido en España como Vox, o con el auge de los nacionalismos en Europa, o el rollo de Trump con el muro. No entiendo el miedo a una persona que viste diferente, que tiene uno u otro color de piel, que procesa diferentes religiones… Es que te paras a pensar y es lamentable.

Aún así, esa canción también habla de la vida, de la censura que muchas veces nos autoimponemos. Yo no soy, ni quiero serlo, un referente moral, y por supuesto que no soy perfecto. Pero debemos tener un mínimo de conciencia. Lo último que queremos es que la M.O.D.A se convierta en un grupo de moralina, de decirte lo que tienes que hacer o pensar. Pero sí que creo que es necesario desahogarse con las cosas que vemos injustas, y esta canción nace de ese tono personal. Es que, a cualquiera con un mínimo de humanidad, se le rompería el corazón si viéramos desde fuera muchas de las cosas que permitimos como Primer Mundo. Joder, es necesario no solo pensar en nosotros mismos, en lo mío. Hay que poner el foco en lo que le ocurre a los demás.

 

Y, por último, y esta es la pregunta más difícil de toda la entrevista, ¿qué significa para vosotros la música?

Alvar: Llevamos más de una década con este grupo, es gran parte de nuestra vida, y ya antes teníamos diferentes grupos. Para mí, una vida sin música, una vida sin poder tocar, sin quedar en el local de ensayo, no es vida. No entendería mi existencia si no estuviera haciendo lo que hago.

Caleb: Para mí, la música es algo intrínseco a la persona. Algo que nos ayuda a comunicarnos de una manera donde las palabras no pueden llegar. La música es una especie de lenguaje inclusivo capaz de superar las barreras temporales y las fronteras entre los países; capaz de conectar a las personas. Expresa sentimientos, vivencias o frustraciones de una manera distinta.

David: No podría expresarlo mejor que mis compañeros. Para mí, es una mezcla entre ambas definiciones. Como dice Alvar, la música es parte de mi vida, y apoyo completamente el romanticismo y la esperanza con la que habla Caleb. No tenemos que caer en el odio, y la música nos puede ayudar a llegar a conseguirlo.

 

 

 

4 comentarios en «Entrevistamos a La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La M.O.D.A.)»

Deja una respuesta

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien