Entrevistamos a León Benavente

León Benavente están de vuelta con Vamos a Volvernos Locos (Warner, 2019), su ya tercer disco que en pocos días reseñaremos en Muzikalia. Un título que deja muy claras las intenciones de su contenido que estamos seguros, no defraudará a sus seguidores y tendrá un largo recorrido. Lo nuevo del cuarteto es nueva evolución en su sonido, canciones muy trabajadas que siguen manteniendo ese sello inconfundible que nos descubrieron en su debut hace seis años, pero que además, nos hacen viajar por nuevos caminos nunca antes transitados.

Nos reunimos con Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú en las oficinas de su discográfica, para diseccionar las canciones de su tercer álbum y descubrir cuál es el motivo de la locura de unos León Benavente que lanzan la que pensamos es su mejor entrega hasta la fecha.

«‘Vamos a volvernos locos’ es una reflexión general sobre el mundo que nos rodea. Nos interesa además que sea una frase que tenga varias lecturas, abierta a varias interpretaciones»

No paráis. Prácticamente habéis juntado vuestro papel en el disco de Nacho Vegas y su gira, con la grabación de ‘Vamos a Volvernos Locos’. Ahora empieza la vorágine de la promo y su presentación en directo sin tiempo para el descanso… ¿Cómo lo hacéis?

(risas) Díselo al 90% de los autónomos. Al final tenemos la suerte de poder dedicar todo nuestro tiempo a esto y el año da para poder organizarse y hacer toda la música que podamos, centrándonos en nuestro oficio al máximo. Cuando haces algo que te apasiona es mucho más fácil.

Cuando nace León Benavente ya os conocíais de tocar mucho juntos y decidís grabar un disco. La acogida supongo que os sorprendería y esto se ha terminado convirtiendo en algo muy serio.

Siempre lo fue. El público ha sido el que lo ha hecho factible. Para nosotros desde el primer disco hacer esto no era un divertimento, eran canciones que queríamos sacar y en las que creíamos. Cuando nos pusimos a tocar vimos que había algo importante que había que desarrollar. Es algo que cada vez se ido haciendo más grande, pero que siempre teníamos en la cabeza.

Se ve que este es un disco muy madurado y preparado ¿Cuánto tiempo os ha llevado componer estas canciones? ¿Le habéis dedicado más que a los anteriores?

Sí, con ‘León Benavente‘ tuvimos muy poco tiempo para grabar, estuvimos una semana más o menos entre la grabación y mezcla. El segundo (2) nos pilló saliendo de la gira del anterior y estuvimos otra semana más o menos. En este caso hemos estado como año y medio preparándolo concienzudamente. Componiendo, preproduciendo, grabando y compatibilizándolo con la gira de Nacho Vegas. Organizando el calendario lo hemos podido llevar bien, disfrutando de más tiempo y aprovechándolo más. También ha sido gracias a tener la posibilidad de grabar en el estudio de Edu, que es nuestro centro de operaciones (El Cariño Estudios) donde hemos ido preparando las canciones.

Teníamos allí semanas de convivencia para desarrollar todas las ideas que se nos venían a la cabeza. Nos ha dado margen de hacer los cambios que creíamos convenientes y de recapacitar después de tener las ideas plasmadas probando cosas y demás, algo que en los discos anteriores no tuvimos ocasión de hacer. Solo de grabación fueron 90 días.

Ya quisieran muchos grupos poder disponer de tanto, que es una queja habitual dado el precio de los estudios.

Sí, bueno. Pero también hay que aguantarlo (risas). De este modo te metes mucho en el disco, que es muy positivo y acaba dando sus resultados, aunque son 90 días dándole vueltas a cada sonido, cada detalle y demás y termina por ser algo muy minucioso y trabajoso.

¿Ese “Vamos a volvernos locos” es más un imperativo, una declaración de intenciones o un reflejo del contenido del disco?

Es más una reflexión general sobre el mundo que nos rodea. Nos interesa además que sea una frase que tiene varias lecturas, abierta a varias interpretaciones.

“Como la Piedra que flota” fue la primera canción que escuchamos, mucho antes de que se publicara el disco. En ella aunáis sintetizadores y un ritmo bailable con ese juego de voces con María Arnal. ¿Pretendíais descolocar mostrando ese adelanto?

Sí, siempre buscamos eso, aunque somos bastante malos buscando adelantos. Al final nos metemos tanto en el conjunto del disco, crear unas canciones que tengan un sentido interno y con interconexiones que al terminarlo nos cuesta encontrar la canción a elegir para reflejar todo el contenido. Y más en este caso que el single salió en abril y el disco en septiembre. Elegimos esta para sorprender, porque era un tipo de ritmo que no habíamos trabajado en los otros dos trabajos y queríamos ver la reacción de la gente.

 

Hay como seis o siete en el disco que podrían haber sido un adelanto convincente y eso no lo puede decir cualquiera.

Nosotros intentamos que todas las canciones puedan serlo. No trabajamos en ellas pensando en que funcionen comercialmente como podría hacerlo cualquier single. Nos parecía interesante sacar esta para sorprender, que quizá todo el mundo esperaba algo más cañero.

La producción del disco tiene un salto de calidad. ¿Le habéis puesto mucho mimo?

Esos 90 días (risas).

Seguís produciendo vosotros.

Sí, en los tres lo hemos hecho así. En este caso nos ayudó a grabar en el estudio de Edu Cristian Barros, que es nuestro técnico de directo también. Fue el que estuvo haciendo de ingeniero.

¿Y la mezcla?

La hicimos con Jordi Mora. Siempre no gusta estar en todos los procesos de grabación, porque al fin y al cabo todos controlamos de sonido, algunos somos ingenieros y hemos estado produciendo y grabando muchos discos. Con Jordi también estuvimos presentes en la mezcla, no dejamos nunca de estar encima.

«El disco apela a la emoción y así lo queremos plasmar en directo. Menos pogo y más abrazo»

Os pregunto esto porque hay muchas bandas en España que se quejan de que faltan buenos mezcladores. Se produce bien, pero las mezclas o se hacen muy apresuradas o las buenas son muy caras. Aquí se nota que ese trabajo está bien cubierto.

Es que la mezcla en sí es una cuestión técnica de posicionar o hacer los planos de los instrumentos. Pero es fundamental la composición y la producción de esos instrumentos para que luego el mezclador disfrute haciendo la mezcla y no se trate simplemente de salvar el disco.

Elegir los elementos de la canción fue algo a lo que dedicamos mucho tiempo y en realidad lo que queríamos en la mezcla era mantener ese sonido que llevábamos pero que sonara más real. Eso es lo que ha pasado en este disco.

El disco viene arropado por más arreglos electrónicos de lo habitual, sin renunciar a vuestro sonido clásico. Canciones como “No hay miedo” sorprenden, me recuerda a Hidrogenesse.

Gracias, es la primera vez que nos lo dicen. No es intencionado ni mucho menos. Este tipo de cosas son con las que más disfrutamos y más nos gustan. Al final el sonido de León Benavente se ha terminado convirtiendo en un cajón de sastre en el que caben muchas cosas. Va a seguir sonando a León Benavente, ya sea haciendo una canción festiva y bailable o más ruidosa y destructiva, eso es lo que nos gusta de este grupo.

 

“La canción del daño” por su lado es el contrapunto perfecto, tiene aire de himno. De recordarnos que nos gusta agarrarnos a esas canciones jodidas cuando estamos jodidos, porque que al final generan el efecto contrario y nos alivian.

De eso trata la canción. El regocijo en pasarlo mal siempre es algo que hemos disfrutando todos escuchando música. El dolor y el desamor inspiran más. Cuando estás más jodido también se activa tu creatividad.

“Ayer salí” o “Disparando a los caballos” tienen la marca inconfundible de León Buenamente, esa que abristeis con canciones como “Ser Brigada”. Tienen pinta de ser nuevos arrases en directo. ¿Pensáis eso a la hora de componer?

Menos el primer disco, que lo grabamos sin subirnos a un escenario, siempre hemos tenido un grado de conciencia a la hora de componer de saber cómo van a sonar esas canciones en directo. Pero en el disco no creo que pase esto con estas dos, el resto de las canciones están pensadas para generar diferentes sensaciones en los conciertos. Estas son un ejemplo de la fuerza de León Benavente, pero el disco apela más a la emoción. Es algo que intentaremos plasmar en el directo. Más abrazo y menos pogo.

Otro tema que me ha llamado la atención es “Mano de Santo”, en esta ocasión con la colaboración de Miren Iza. Un medio tiempo con un toque sensual muy chulo.

Esta canción cuando la estábamos haciendo veíamos que nos íbamos a un terreno que nunca habíamos abordado, al menos de esa manera. Y al principio nos costaba verla como un tema para León Benavente, pero al tocarla nos dábamos cuenta de que nos gustaba mucho y que en el fondo sí que tiene conexión con el resto del disco, incluso con las canciones más fuertes.

Empezáis ya la gira. Conocemos vuestros conciertos y son toda una experiencia. ¿Tenéis preparado algo especial?

Sí. Nos tocamos cada gira como un espectáculo diferente y va a cambiar todo. A nivel escenográfico, de sonido, instrumentos, sonido… todo. Son conciertos más de artes escénicas, que de rock al uso y es en lo que hemos estado trabajando los últimos días.

Queremos además que convivan las canciones antiguas con todas las nuevas. Ahora además es más fácil hacer un concierto, porque cuando teníamos solo un disco había poco repertorio. En el segundo ya era otra cosa, ahora con el tercero será muy diferente.

Ya habrá hasta quejas de ‘joder, no han tocado esta’

(risas) Eso es inevitable. Pero eso es bueno, no todas tienen cabida y algunas se tendrán que quedar fuera porque no están dentro de ese concepto del espectáculo que queremos representar. Algunas las hemos adaptado con nuevos arreglos para que encajen en el sonido del disco.

Esta gira será larga, año y pico como poco. E irá evolucionando

Ya te digo yo que más. Ponle un par de años. Lo de la evolución siempre pasa, porque ves cómo funcionan las cosas, la reacción de la gente y en algún momento iremos recuperando canciones que no entren en los primeros repertorios. También cambiarlo es necesario, no te puedes tirar dos años haciendo el mismo concierto. Las canciones se van haciendo valer con el rodaje, por sí mismas y por cómo las recibe el público.

Muchas gracias y enhorabuena por el disco.

Gracias a ti.

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