Entrevistamos a The Levitants

Tal vez hastiados de la poca trascendencia de un trabajo que ellos, y quienes lo escucharon, consideraban serio y hecho con suma convicción, The Levitants decidieron echar el resto con un segundo disco en el que suman influencias, experiencia y conciencia. Con Enola los vallisoletanos dan un salto cuantitativo y también cualitativo, y entregan un conjunto de canciones intensas, preciosamente grabadas y con vocación de perdurabilidad. La gira que los está paseando por todo el país y las crecientes críticas positivas hacia el sonido que han conseguido armar y sobre todo hacia su directo hacen que nos interesemos por saber más sobre la banda y en particular por este álbum, desde ya uno de los mejores en lo que llevamos de año. No nos cabe la menor duda de que a partir de ahí solo les cabe superarse.

«Los 80 a nosotros nos pillan bastante lejos y todos los días fans nos descubren grupos a los que les recordamos. Es guay recordar a cosas de las que nunca has oído hablar».

Tras los primeros adelantos de Enola ya se intuía el corte que tendrían las nuevas canciones, especialmente al escuchar “Kolmanskop”. ¿Es un disco de ruptura, de reafirmación o de convicciones?

Enola es la puerta a un universo nuevo al que ya nos asomamos con Coimbra, pero ahora mismo nos hemos  sumergido  totalmente en él.  Por supuesto es un disco de convicciones y nos  ha reafirmado  en nuestra propuesta,  pero también es de alguna manera un disco de ruptura, no con nosotros sino de nosotros  con la escena. Con Enola hemos roto el techo de cristal que parecía imposible romper hace dos años.

Hay que tener en cuenta que ya en ‘Coimbra’ se sentaban las bases de algo que ahora se expande y se hace mucho más grande. ¿Habéis notado dicho crecimiento, no solo en lo que a público se refiere sino a nivel personal, como músicos?

Con Coimbra fuimos un poco a lo loco sin pensar más que en grabar un puñado  de buenos  temas, no teníamos ninguna  expectativa y la acogida nos desbordó en el buen sentido de la palabra. Con Enola hemos crecido en todos los aspectos, sobre todo como grupo; con Coimbra estábamos muy unidos pero ahora nuestra música es el proyecto vital común de los tres.

El salto a nivel de sonido también es evidente. ¿Tuvo algo que ver la tranquilidad y el aislamiento en el que trabajasteis las canciones?

Teníamos muy claro hacía donde queríamos ir y por eso hasta que no estuvimos convencidos de los temas y el sonido no entramos a grabar. Hicimos varios retiros y muchos viajes juntos para inspirar Enola y eso es algo que se nota en el disco.

Javier Nieto no es un nombre que aparezca en los primeros lugares a la hora de hablar de los grandes productores musicales en España, pero lleva ya varios discos de paisanos como Ángel Stanich o Arizona Baby a las espaldas y su labor parece haber sido fundamental para armar el sonido de los temas.

Sin duda alguna Javi Nieto es esa gran joya oculta de la producción española. Es una maravilla tener a alguien como él que te entiende y sabe guiar en todo momento, traduciendo nuestras gilipolleces y locuras en cosas útiles y reales. Enola no hubiese sido lo mismo sin él. ¡Le amamos, joder!

Una de las cosas que más llaman la atención al escuchar algunas canciones es ese toque oscuro, cercano al post-punk y a las melodías de bandas como Interpol, por ejemplo. Además la voz de Sergio está muy próxima a veces a la del propio Paul Banks. ¿Hasta qué punto vuestras influencias básicas se enmarcan en ese sonido?

Siempre hemos sido un grupo oscuro, de eso no hay duda, por eso muchas veces para enmarcarnos la gente habla de Joy Division o Interpol. Los tres somos muy distintos y es muy difícil hablar de influencias comunes y aunque nos sentimos halagados con comparaciones de esta talla. Hacemos música a nuestra manera huyendo siempre de estas etiquetas e intentando reinventarnos en cada canción.

En el disco hay sintetizadores, líneas rítmicas muy marcadas y una tónica general de emoción contenida. ¿Habéis contado todo lo que queríais contar tal y como queríais?

Hemos contado todo lo que queríamos contar tal y como queríamos en el momento en el que lo grabamos. Puede que ahora hubiésemos hecho un disco distinto, pero claro, no seríamos los mismos sin haberlo grabado.

Tal vez un rasgo distintivo de The Levitants es que no usáis el bajo, instrumento normalmente asociado a la base sobre la que se construyen las canciones. Sin embargo, no se echa de menos su ausencia. ¿Fue algo premeditado cuando formasteis la banda?

Un poco antes de grabar Coimbra nos quedamos sin bajo y sin segunda guitarra. En un primer momento buscamos sustitutos pero no nos cuadró nadie y empezamos a ensayar con el nuevo formato de cara a un par de conciertos que teníamos, adaptando los temas antiguos al nuevo sonido. Nos gustó tanto el sonido logrado que empezamos a potenciar esta característica como un rasgo fundamental de la banda y hasta ahora.

Al entrar en una compañía como Subterfuge supongo que el trabajo se habrá facilitado bastante, sobre todo a nivel de promoción y medios.

Nosotros ahora trabajamos más que antes, lo que pasa es que ahora el tipo de trabajo ha cambiado, los conciertos ya no los tenemos que cerrar nosotros, pero sí controlamos todo lo demás, no dejamos de ser un grupo independiente en un sello independiente. El trabajo es mayor porque tu repercusión es mayor.

Hay quien dice que vuestra música tiene un toque ochentero, una especie de toque retro, que os sienta la mar de bien. ¿Forma también parte de vuestra educación musical el bagaje que dejaron bandas básicamente de sintetizadores como las que todos tenemos en mente?

Los 80 a nosotros nos pillan bastante lejos y todos los días fans nos descubren grupos a los que les recordamos, es guay recordar a cosas de las que nunca has oído hablar.

Aunque ya es el segundo trabajo grabado así, ¿fue complicado adaptar el sonido a la nueva formación de trío tras la salida de dos miembros después de la grabación del primer álbum?

En la grabación de Coimbra fue más complicado porque íbamos de nuevas y a lo loco, con Enola lo teníamos mucho más claro.

Ese tema, “Coimbra”, lo habéis vuelto a incluir en este disco. ¿Ha sido regrabado o simplemente remasterizado?

“Coimbra” nos abrió muchas puertas y sentimos que le debíamos algo a esta canción y a los fans de ese tema que nos han apoyado desde entonces, por eso decidimos remasterizarlo con Greg Calbi (Sterling Sound) como el resto de temas nuevos. La verdad es que este hecho le dio una vida nueva y una coherencia brutal con el resto de temas.

«Hemos contado todo lo que queríamos contar tal y como queríamos en el momento en el que lo grabamos. Puede que ahora hubiésemos hecho un disco distinto, pero claro, no seríamos los mismos sin haberlo grabado».

En una época en la que muchas bandas viven mayormente de su presencia en festivales y dadas las características de la música de The Levitants, ¿cómo creéis que encajáis en el circuito?

The Levitants hacemos lo que nos da la gana. Es un placer que nos estén invitando a ir a tantos festivales. Es genial hacer música distinta y no encajar en ninguna escena en concreto, lo que a otros puede parecer un problema a nosotros nos parece una ventaja maravillosa. Hemos venido para quedarnos y no queremos unirnos a ninguna ola sino crear la nuestra propia.

Las crónicas de vuestros conciertos son fantásticas y esperamos comprobarlo bien pronto. ¿Cuál es la clave para que todo suene como realmente debe sonar?

Ensayar y tocar. Tocar y ensayar. O tocar y tocar si todo va bien.

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