Entrevistamos a Tulsa (Miren Iza)

Tulsa tienen nuevo disco. El proyecto de Miren Iza continúa indagando por los caminos que abrieron en el interesante Centauros (2017). Una evolución que se ha plasmado en Ese Éxtasis, uno de los trabajos más recomendables de 2021, plagado de bonitas, honestas y sentidas composiciones.

Una obra en la que la artista de Hondarribia sigue confirmándose como una de las autoras más personales y necesarias de nuestra escena.

«La vida es mugrienta, pero con canciones y amor podemos transformar la mugre en panes y peces»

Hablamos un año después de Centauros, a finales de 2018, y ya te encontrabas preparando nuevas canciones. Comentabas que tenías la intención de ir grabando canción a canción, en lugar de preparar todo el disco a la vez. ¿Ha sido mejor este proceso para ‘Ese Éxtasis’?

Las canciones son criaturas extrañas, cuando parece que las tienes, que sientes que su existencia tiene sentido porque hay algo que quieres decir, se evaporan, se evapora la voz, lo que pensabas que querías decir y cómo, se evapora el sentido de todo, hasta que vuelve, o no. Por eso, cuando empiezas un disco sabes que tienes un larguíííísimo camino por delante. Sacar una canción de vez en cuando te puede hacer el camino más llevadero, es como estar haciendo el camino de Santiago y llegar a Villafranca del Bierzo, pues te quedas a pasar la noche y te comes un botillo, no sé, no he hecho el camino de Santiago, no camino bien.

Supongo que el continuar trabajando con Ángel Luján te lo habrá facilitado, os conocéis bien.

Tenemos una relación muy particular, intensa para bien y para mal, somos demasiado volcánicos los dos y a veces es muy bonito, pero otras veces se complica la cosa y el disco puede morir antes de tiempo.

Además, es interesante la evolución entre el disco anterior y este, que suena más compacto e hilvanado.

‘Centauros’ nos encantó hacerlo, pero nos había quedado la pena de haberlo complicado sin motivo por momentos. El segundo disco que grabas con alguien es genial porque ya te conoces, hay confianza. Yo soy tímida y me cuesta, y es una fantasía fabulosa poder corregir todos los defectos, por llamarlo de alguna manera, que cada uno percibe en el anterior disco.

Tres Venenos” fue una especie de puente entre disco y disco. ¿Cuando la sacaste ya tenías claro que iba a ser parte de un nuevo disco? Lo digo porque salió en 2019.

No, no tenía ni idea de qué iba a pasar con ella. Solo supe que en sí misma tenía sentido, es una canción muy épica y narrativa, cuenta una historia sin necesidad de que la completen canciones aledañas. No puedes hacer eso con cualquier canción. Otra cosa son los adelantos de un disco que ya está construido, que son parte de algo, son canciones que no resultan desnudas porque avanzan algo mayor, al menos lo prometen. Sin embargo, no todas las canciones sirven para salir solas al mundo, creo que muchos artistas están descuidando esto y sacan canciones que solas no hacen más que generar un ruidillo de fondo más molesto que otra cosa. Lo entiendo, es la presión de generar contenido, pero a veces no es más que ruido, y esas canciones se pierden para siempre.

“Yo no nací así, yo me fui haciendo así, daño a daño”, “Puedo sonreír aunque por dentro me falte algo”… el disco tiene algunas frases demoledoras de esas que te revuelven las entrañas, pero luego terminan amortiguándose con giros o con el propio ritmo que las dulcifican. ¿Es algo intencionado?

Es la amargura. La vida es mugrienta, pero con canciones y amor podemos transformar la mugre en panes y peces. Es tan plano y vacío hablar solo de la fiesta como solo de dolor. Llevamos unos años con mucho miedo a la solemnidad y cayendo en boberías que sonrojan un poco. Pues eso, el péndulo eterno. Volverán los tiempos solemnes y ahí me van a encontrar.

“Autorretrato” es una de las canciones más bellas de tu carrera. Dejó altas las expectativas cuando la sacaste y finalmente las cumplió. ¿Antes de compartirla con el público eres consciente de que una canción va a funcionar? Entendemos su relativo impacto, pero la mayoría de medios la destacamos entre las mejores del pasado año.

Gracias… yo no tengo mucho ojo para saber lo que va a funcionar y lo que no, no sé muy bien lo que es funcionar, tampoco me parece una buena guía, pero tengo que decir que me emocionó mucho la cantidad de mensajes privados que me llegaban porque parecían sinceros. Una pregunta, si es tan buena canción ¿por qué no suena en KissFM o en Cadena Dial?

 

En tu caso, ¿el confinamiento te ayudó a avanzar en las canciones? (desconozco si lo hiciste y seguiste trabajando por tu profesión).

No demasiado, no me podía concentrar en nada que no fuera enfermedad, yo seguí trabajando, sí, al principio pensaba que íbamos a morir todos. Fue curiosa la mezcla de pánico, humor, aburrimiento, los conciertos y el yoga en streaming, en ese contexto tan terrorífico de muerte. Fuimos todos la orquesta del Titanic.

“Os Oigo Follar” es todo un ejercicio poético de transmutación. ¿Te gusta usar figuras poéticas en tus textos?

No busco hacer una figura poética determinada nunca, hay una especie de sumisión de todo al contenido, a lo que quiero decir, si después una figura poética lo mejora, genial, pero no es mi objetivo primordial. En “Os Oigo follar” quería hablar de querer ser otros, incluyendo ser una misma en el pasado, que también es otra, claro.

En “La boda” cambias el agüero habitual de los cuervos por búhos. ¿Por alguna razón?

Los búhos y las lechuzas también son aves de mal agüero, ¿no?

Otra cosa que me ha sorprendido es la base de electrónica oscura de “Los Volcanes Avisan” que funciona muy bien. He leído que no te sentías del todo cómoda con ella…

Es una canción que se me atravesó durante un tiempo, tuvo una letra diferente y la letra actual estaba en otra base musical, era un callejón sin salida, hasta que vi clara la solución, los volcanes necesitaban esa base ardiente que en principio era para otra letra. Cuando la vi terminada me gustó como canción y como experimento, pero tuve tentaciones de no incluirla porque no la veía en armonía con las demás, pero eso no tiene por qué ser malo, ese miedo puede ser buena señal, además me dejé asesorar por Ángel, que para algo es el productor.

«Llevamos unos años con mucho miedo a la solemnidad y cayendo en boberías que sonrojan un poco»

“Yo no soy Penélope” es un curioso contrapunto, todo un himno al empoderamiento inspirado en al Odisea que podría funcionar incluso a capela.

La espera está muy romantizada en la literatura y en la vida, y está bien, puede servir como coartada para vivir en la ausencia más que en la presencia, tan cansina a veces, pero hay un límite, los veinte años de espera de Penélope no tienen un pase, eso estaba pidiendo una corrección a gritos. El “qué te creías, imbécil” es mi homenaje particular a Paquita la del barrio.

Creo haberte leído en Twitter poco después de salir el disco queriendo reclutar una banda de chicas para tocar. O quejándote de la dificultad para encontrar mujeres para acompañarte… ¿Es tan complicado?

Es más difícil. Primero porque se sienten más inseguras, se atreven menos a decir “yo soy guitarrista, teclista, batería, dame el repertorio que me lo aprendo” y cuando una mujer da un paso al frente suele ser con su propio proyecto. Y también, y esto es muy importante, porque sus compañeros no les pasan trabajos, cuando alguno necesita un sustituto tiran de una red de músicos, que no suele incluir a las mujeres, y eso, amigos, es incomprensible. Ahora voy con dos mujeres geniales y talentosas, Mariana Mott y Clara Collantes. Y con Betacam.

 

El machismo sigue ahí, pero parece que en los últimos tiempos se va avanzando sin llegar a cuotas en festivales, pero es evidente que hay un cambio. ¿No crees?

No sé, a veces pienso que nos están tomando el pelo, que hacen contrataciones puramente cosméticas dentro de la misma estructura machirula de siempre. Veremos dentro de 10 años cómo está la cosa. Lo de las cuotas, en fin, solo ver la rabia que despiertan, da medida de la importancia de su consideración y aplicación. La mayoría no quiere ceder ese espacio de primera línea que ha sido territorio exclusivo de hombres, lo entiendo, pero que acepten que se trata de eso, que no sermoneen con el razonamiento simplón y perverso del mérito, que ya no lo aguanto más. Todavía tienen que aparecer programadoras y directoras de festivales mujeres, técnicos de sonido mujeres y productoras.

Espero que pronto estés del todo recuperada y que podamos disfrutar del disco en directo.

Gracias al ibuprofeno y a la piscina municipal podré hacerlo en breve.

Escucha ‘Ese Éxtasis’ de Tulsa

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