Especial: Adiós a John Wicks de The Records

El cantante y guitarrista John Wicks falleció el pasado domingo en el pequeño hospital de cuidados paliativos del barrio/ciudad de Burbank (Los Ángeles). Como decía el medio L.A Weekly: “Una estrella acaba de dejar el firmamento”. California había sido su residencia desde mediados de los noventa, y fue un el lugar donde las diferentes formaciones de The Records, conocidas en la mayoría de las ocasiones como: John Wicks & The Records, tuvieron una más que aceptable acogida. De todos es sabido la gran aceptación que hay en U.S.A para clásicos del Rock en directo, frente a un mercado británico siempre ávido de novedades.

Aunque “Starry Eyes” ya es suficiente para elevar a John Wicks y a sus The Records al Olimpo del Rock & Roll, y no un olimpo del Rock & Roll cualquiera; me refiero a ese lugar donde deben habitar las melodías de dos o tres minutos, de las que se corean con el corazón dentro de un puño, mientras este último se eleva sobre nuestras cabezas al tiempo que agitamos nuestros flequillos… Como decía (que me lío): aunque solo “Starry Eyes” vale por la vida entera de muchos artistas insustanciales, la escasa discografía de The Records está plagadas de gemas de genuino PowerPop.

Su carrera oficial va desde 1978, un año después de que John y el batería Will Birch coincidieran en una audición para la banda de pop; The Kursaal Flyers, hasta 1982. Esos cuatro años fueron suficientes para la banda diera a luz los tres icónicos álbumes: Shades in Bed (titulado únicamente The Records en U.S.A) (1979 Virgin) que contenía, entre otros, los clásicos inmortales: “Starry Eyes”, “Teenarama” y “All Messed Up and Ready to Go”.

Crashes (1980 Virgin) que no consiguió alcanzar ningún puesto reseñable en el Reino Unido, aunque sí en U.S.A, junto con una acogida bastante más generosa por parte de la prensa del otro lado del Atlántico, que la de su propio país, y por último: Music on Both Sides (1982 Virgin) un disco a ratos aquejado por una producción algo “ochentera”, con algunos arreglos aquí y allá de los de no encontrarles sentido, inherente en muchos casos a la comentada época. Obviando esos detalles, el disco contiene canciones de Pop con mayúsculas tales como: «Not So Much the Time,» «Imitation Jewellery,», «Heather and Hell», o “Selfish Love”.

En España, la nutrida legión de los devocionarios del PowerPop elevó a la formación a grupo de culto, buena prueba de ello es el disco tributo que se editó en 1996, con el título de: I Remember Your Name, que contenía versiones tocadas por: Mr. Snoid, Los Potros, Ross, Malconsejo, Sunday Crime, Happy Losers, Matamala, Crocodiles, The Heartbeats, Huespedes Felices y Pop Machine. Otra prueba irrefutable del legado de Mr. Wicks para con los correligionarios del Pop de alto voltaje fue la presencia de la banda en el Purple Weekend del año 2006, en un concierto lleno de altibajos, que todo hay que decirlo. El responsable de llevarlos a la capital leonesa fue el activista del Rock & Roll; Juancho Lopez, que también se trajo al bueno de John Wicks en el año 2006 para la gira llamada PowerPop Kings, junto a: Paul Collins y Eric Blackey, en una serie de conciertos únicos y memorables.

Una de sus últimas apariciones en directo fue en la zona donde ha pasado sus últimos años, Burbank. Por las crónicas de la ciudad de las palmeras, parece que dio un concierto de los de no olvidar. Hay algunos vídeos en la red.

Y se encontraban hasta el pasado mes de septiembre inmerso en la producción de lo que iba a ser un nuevo disco, pero parece que el cáncer de páncreas, con el que ya había luchado y ganado un par de batallas, no le dejó seguir.

Nos quedan las canciones, esas que nunca se irán. Recordaremos a John Wicks entonando sus temas como al él le hubiera gustado, con una sonrisa en la boca y puño en alto.

Descanse en paz.

 

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