Fernando Alfaro – El Sol (Madrid)

Desde la publicación de Carnevisión (07) los devotos del universo Fernando Alfaro teníamos mucho mono de material nuevo, o, al menos, de tener noticias sobre él.

De esta forma, el concierto de no hace tanto en la Sala Ramdall de Madrid nos dejó con la boca abierta ante la titánica demostración de intensidad, y las tres canciones anticipo de La vida es extraña y rara (11) sonaron a gloria bendita.

Tiempo después de haber asimilado a conciencia el nuevo trabajo del albaceteño, hay que reconocer que, sin ser para nada un mal trabajo, dista de ser ese mejor disco de su carrera que parece que Fernando se exigió a sí mismo publicar y que en toda entrevista, incluida la nuestra, justificaba como tal.

Y, a ver, eso no es ninguna tragedia, es muy difícil que un artista con la trayectoria y repertorio del ex –Surfin’ Bichos sea capaz de constantemente igualar las cimas de una carrera única en nuestro país, ni mucho menos. Pero sí es verdad que a meses vista el repertorio, lógicamente centrado en su reciente aventura –sonaron todas menos “Sin cobertura”-, mostró alguna grieta. No todos los temas tienen el aroma a clásico instantáneo de los que volvieron a emocionar, muy especialmente “Camisa Hawaiana de fuerza” con ese estribillo explosivo, o la abatida “El dolor del miembro fantasma”, dos de los mejores momentos de la velada.

Tampoco ayudó la llegada algo atropellada y a saco con “Extintor de infiernos” tocada nada más pisar el escenario casi desde bambalinas. Aun así, una de sus letras más estremecedoras. Curiosamente, y sin ser para nada una gran virtud de Fernando, cantó a gran altura y, por el contrario, se mostró algo impreciso con el uso de los pedales y perdiendo la púa de la guitarra en un tema, además de la mala suerte de romper una cuerda; cosa que, por otro lado, nos regaló la posibilidad de escuchar la no anunciada en el set list “Mi refugio” de esa obra maestra inmortal que es Fotógrafo del cielo (91) mientras se la cambiaban.

Sobre la banda que le acompaña, decir que ralla a buen nivel, pero que se la nota algo fría y distante con respecto al material que tocan, vamos, algo mercenaria, muy a su pesar y con escasa química con respecto a los atributos musicales y espirituales de Fernando Alfaro. Eso sí, cumplieron con creces para cambiar la sutilidad que Raül Refree añadió en la grabación de La vida es extraña y Rara por un sonido poseedor de cuerpo y versatilidad.

Y, bueno, todos esperábamos el complemento al cuerpo principal del show en unos bises que rememoraran grandes momentos y recuerdos de nuestra vida adherida a las canciones del genio bastardo. Y hay que decir que, ante todo, sorprendió con el rescate de las inesperadísimas “Padre viento y padre mar” y, el milagro de poder volver a escuchar un tema del injustamente tratado Koniec (04): “Qué condenadamente negra”, lo más grande de la noche sin duda.

Luego la inevitable “Magic” hizo contonear al respetable y una poderosa “Fuerte” puso el broche musculado a un concierto que, ante todo, demuestra que nos queda perruzo para rato con independencia del traje que vista.

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