FIZ (Festival Independiente de Zaragoza) 2008 – Sala Multiusos del Auditorio (Zaragoza)

Las fiestas del Pilar traían consigo una nueva celebración del Festival Independiente de Zaragoza, regresando en esta octava edición a su emplazamiento habitual, más céntrico y accesible, así como al formato de único escenario, completado en esta ocasión con un área reservada para DJ´s en la planta superior de la sala.

El quinteto Copiloto, con el oscense Javier Almazán al frente, cumplió con buena nota, inaugurando el festival con temas de su debut Defensa del Artista que no Existe (Grabaciones en el Mar, 2008). Composiciones que remiten a bandas como Deluxe o La Habitación Roja, entregadas con un sonido limpio muy de agradecer, que sirvieron de aperitivo a los escasos asistentes que a esa hora ya habían llegado al recinto.

A continuación le llegó el turno a los locales Tachenko, y lo suyo estaba cantando. El gran número de efectivos éxitos con los que la banda ya cuenta en su haber, la simpatía que siempre desprenden y el hecho preferente de jugar en casa, convirtieron algunos momentos de su actuación -caso de “Amable”, “Hacia el Huracán”, “Protestas Pacíficas” o “El Tiempo en los Urales”- en la primera celebración colectiva de la noche. Y todo a pesar de que muchos no vimos a Vinadé, Sebas y compañía tan animados como en otras ocasiones.

Lo de Micah P. Hinson fue una lástima. Al de Memphis le pasó algo similar a Jason Pierce y sus Spiritualized acústicos el pasado año. Lo intentó, acompañado por teclista y batería, por todos los medios posibles, con su exquisito alt-folk como principal valedor, pero no era ni el lugar ni el momento. Y para colmo, programar su actuación entre las coloridas propuestas de Tachenko y La Casa Azul, fue de lo más desacertado. A pesar de incuestionables canciones como “When We Embraced”, su concierto no terminó de llegarnos del todo ni a los que nos gusta especialmente.

La Casa Azul cosechó otro triunfo más, dentro de su gira presentación de La Revolución Sexual (Elefant, 2008). El público disfrutó y cantó todos y cada uno de los temas –desde la misma “La revolución Sexual” que abrió el concierto, hasta la conocida versión del “Love is in the Air” de John Paul Young– con los que Guille Milkyway, tras dedicar el concierto a los amigos de Tachenko, dio forma a su propuesta robótica y extremadamente pop. Personalmente no termino de entender tanto revuelo por unas canciones que no pasan de resultonas en el mejor de los casos (“Esta Noche Sólo Cantan Para Mí”), pero de cualquier forma resulta meritorio haber encontrado el camino del éxito, tras años siendo fiel a su oferta musical.

Una de nuestras bandas más internacionales, The Pinker Tones, con nuevo trabajo bajo el brazo –Wild Animals (Pinkerland/Outstanding, 2008)- y reconvertidos para el directo a trío convenientemente uniformado, repartieron tras sus mandos un fluido electro pop (más de lo primero que de lo segundo) convenientemente adornando con hipnóticas proyecciones. Sin tregua, introdujeron al público en el baile puro y duro.
Y por ese camino siguió el artista programado como principal cabeza de cartel. Jeff Mills, autor de The Bells y mítico DJ, compositor y productor que, echando mano de su maleta, maravilló a los aficionados al techno épico, alargando la fiesta hasta altas horas de la madrugada.

Con una afluencia de público que apenas llegó a completar medio aforo, tal vez sea el momento indicado para que los organizadores se planteen si la pretendida disparidad estilística del evento no está resultando contraproducente, valorando así la posibilidad de un cambio de orientación hacia un mayor acotamiento de géneros en ediciones venideras…

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