George Michael – Palacio de los Deportes (Madrid)

La vida del cantante pop puede ser larga y diversa. Y con el tiempo puede que hasta sea necesaria una conveniente reinvención. Por ello si tu carrera ha sufrido de unos cuantos altibajos espectaculares, reinvéntate. Si tus fans han ido decreciendo porque ya no gustan tantos tus bailables y pegadizos sones, a reinventarse toca. Que tu mismo te aburres de tu día a día y de tus propias canciones, lo dicho, la reinvención es necesaria sin duda. Pero si además esta enésima vuelta de tuerca la haces con una orquesta filarmónica pues mejor que mejor, que tu lo vales.

George Michael debió pensar en todo eso. Su carrera de estrella pop ya no empujaba a nadie, o al menos que en tiempos. Y aprovechando que el Tamesis pasa por Londres y que sus fans de antaño también han madurado (al igual que él mismo… que sí que se ha hecho algo más mayor) pues la reinvención de todos era necesaria. De ahí que haya evolucionado a algo más acorde con los tiempos. Y es que para cierto margen de edad lo que más «pone» es la voz y las formas de crooner. Y en esas está el bueno de George Michael. Pero claro el pasado pesa y para que negarlo, nunca será Sinatra o Dean Martin. Ni Harry Connick Jr. o siquiera el divertido Jamie Cullum. Incluso no llegaría (por suerte) a ser el pesado de Michael Buble. Y ni falta que le hace todo ello. Así es que no pudiendo ser una cosa, o mantenerse en ello, reinventemos para uno mismo el término, adaptémoslo a nuestras cualidades y hagamos un concierto y una gira para nuestro lucimiento. Y esto si que lo consigue.

Primero se atrevió con un cd. Lo llamó Songs from the last century… o sea nada rimbombante. En él y con el tamiz elegantón, moderadamente sensual y sugerente nos iba desgranando una serie de grandes éxitos todos y cada con un sabor, al menos en su particular versión, muy jazzisticos. Y como la cosa funciono, o sea que se sintió cómodo (lo había probado timidamente en algunos de sus anteriores discos), parace que decidió tirar por la calle de en medio y nada de menudencias, nos preparo una gira con una pedazo de orquesta que rondaba la cincuentena de maestros. Y el como jefe del cotarro, perfecto mc y centro de un gran escenario sobrio y muy televisivo (pedazo de espectacular pantalla que sirve de telón de fondo) Y eso es lo que se pudo ver en Madrid con el cartel de no haya billetes en la entrada del Palacio de Deportes. Esta bien, el concepto de este particular concierto era mas para un teatro pero no hay teatro para 10.000 personas y eso es mas o menos los que estábamos allí. Y sorprende que esa reinvención, esa autoreinvención le haya salido tan estupendamente, al menos en lo de volver a estos éxitos (lo mismo nunca lo perdió, ya comienzo a dudarlo…) Pero si este concierto y esta gira de nombre Symphonica ha sido todo un éxito, tanto que lo que fue un homenaje a esas canciones que le gustaban y que saco en un cd, y que llevo a este concierto lo va a convertir a su vez en nuevo cd. Éxito y negocio redondo.

Pero ¿qué nos depararon esas 2 horas y pico, con descanso claro? Pues la sucesión de esos éxitos que ya cantó en Songs from the last century (“Roxanne”, “My baby just cares for you”, “Miss Sarajevo”, “The first time ever I saw your face”, “Secret love”, …) “además” de otras sorprendentes temas de Rihana, Michael Buble, Rufus Wainwright, Terence Trent D´arby o el homenaje a Amy Winehouse.

Pero el resultado aunque bueno al final se iba sucediendo con cierta monotonía pero también muy buen hacer. Es obvio que sobre un escenario es bueno pero el concento de show es pelín escaso y repetitivo, no sorprende, no trasmite como debiera. Solo cuando se atreve a subir intensidad y energía, en concreto con maravillas como “Brother can you spare” a “dime” (reivindicada canción por muchos y todo un clásico de la gran depresión de los 30) es cuando logra trasmitir energia y te hace saltar de la butaca. Cosa que también consiguió al final con una especie de acústico se atrevió con algunos de sus mayores éxitos. Y es ahí cuando el publico se rinde a sus pies, lo que lleva a la pregunta de que sirven los inventos si el publico disfruta mas con lo que mas conoce? Es loable que se arriesgue pero quizá hubiera quedado interesante haber versionado sus propias canciones, o al menos algunas de ellas. Pero claro a recinto lleno la razón la ha ganado sin problema. Así es que habría más. En resumidas cuentas fue una buena noche de buena música pero que quedo algo fría a pesar de los intentos de músicos y cantante de traspasar barreras.

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